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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DOMINGO DKBPUFS DK LA ASCENSION. ÍW<br />

J.\cnATOui\s.—AfiaculiiiC!, Sofior, á vos por vuestra<br />

gnldflh, y corifró ¡\ vos sin dilación, (('.ant. 1.)<br />

Como un ciervo sedienlo busca la ftuenlÉ en que [inoile<br />

saisfacer s« sed; así mi alma, disgnslada <strong>de</strong> osla<br />

región <strong>de</strong> lágrimas, suspira por vos, ó mi divino Salvador<br />

, que tan grociosaiuentc me invitáis á seguiros.<br />

(Tsalm. 41.)<br />

PROl'ÓSITOS.<br />

1 El misterio <strong>de</strong> la Ascensión es para nosotros un misterio<br />

<strong>de</strong> esperanza y <strong>de</strong> conlianza. Si Jesucrislo lia subido<br />

al cielo, es para trazarnos el camino, y abrirnos la enírada<br />

en él. «Yo voy,» dice, «á preparar vuestros sitios, y<br />

<strong>de</strong>seo t]ue don<strong>de</strong> yo be <strong>de</strong> eslar, ostei?; l;onb¡en vosotros<br />

conmigo.» Kl Salvador ba subido al cielo, nos ba preparado<br />

allí un lugar, <strong>de</strong>sea ciertamente que le llenemos, y<br />

que estemos allí non 61 eternamente, i Qué <strong>de</strong>sgracia para<br />

nosotros; pero al mismo tiempo qué malicia mas criminal,<br />

ni bfaé locura mas insigne quo el rebusar este lugar y esta<br />

mansión dichosa! lié aquí el senlimienlo nioríal y <strong>de</strong>sesperante<br />

quo tendríamos por toda la elernidad, si luviésemos<br />

la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> no seguirle. Tomad , pues, boy la<br />

resolución eficaz do seguir á Jesucristo sin apartaros jamás<br />

<strong>de</strong> él. No miréis ya la lierra sino como un lugar <strong>de</strong> vuestro<br />

<strong>de</strong>stierro. Suspirad sin cesar por el cielo, y pti todoí<br />

los acontecimientos molestos <strong>de</strong> esta vida dirigid frecuentes<br />

miradas bácia aquella patria celestial, y consolaos<br />

pensando que nada tendréis qnc sufrir ni quo lemer en el<br />

cielo en don<strong>de</strong> so os espera.<br />

2 Nada omitáis en este dia para contribuir, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, cuanto pudiereis al triunfo <strong>de</strong> Jesucristo, no solo<br />

con la alegría espiritual que <strong>de</strong>béis tener <strong>de</strong> verle entrar<br />

en triunfo en la mansión <strong>de</strong> su gloria, sino también<br />

Con losados <strong>de</strong> virlml y <strong>de</strong> misericordia que <strong>de</strong>béis ejercilar<br />

en este dia y durante la octava. Dad limosna para<br />

bonrar el triunfo <strong>de</strong>l Salvador. Pero imitad á los apóstoles<br />

y á los discípulos, tratando <strong>de</strong> prepararos como<br />

olios con el retiro para recibir el FNpirilu Santo. Tratad<br />

<strong>de</strong> hacerle en este tiempo. Si se da algún retiro público no<br />

falléis á él, y hacedle con cuidado; si no, hacedle vosotros<br />

mismos cada uno en parlicular. No hay tiempo alguno<br />

on el ano que pida mas retiro ni mas recogimiento que<br />

este, ninguno que sea mas á propósito para ello. Redoblad<br />

vuesiras adoraciones, y haced cuanto os sea posible para<br />

poneros en oslado <strong>de</strong> recibir el Espíritu Santo quo el Salvador<br />

ha promcíido enviaros.<br />

DOMINGO DESPUES DE LA ASCENSION.<br />

El domingo comprendido <strong>de</strong>nlro <strong>de</strong> la octava <strong>de</strong> la Ascensión<br />

es una confinnacion <strong>de</strong> tk solemnidad y <strong>de</strong> la celebridad<br />

<strong>de</strong> este glorioso misterio; lodo loque se dice en<br />

el oficio y on la misa tiene relación con él.<br />

« Escuchad, ó Dios mió, los clamores que os dirijo »'<br />

en este lugar fio <strong>de</strong>stierro, en don<strong>de</strong> no puedo bacer olí a<br />

cosa que gemir <strong>de</strong>spués queos babeis ausentado. Perdiéndoos<br />

<strong>de</strong> vista, be. perdido todo mi consuelo; pero sabiendo<br />

que estáis en el cielo, siento que se aumenta mi confianza.<br />

Vos sabéis la ternura <strong>de</strong> mi corazón para con un<br />

esposo tal como vos; los suspiros <strong>de</strong> una esposa tal como<br />

yo, no pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> moveros-y do enterneceros. En<br />

medio <strong>de</strong> una tierra eslranjera, espuesla á todos los tiros<br />

Jo mis enemigos, agitada sin cesar por mil borrascas,<br />

hocha presa <strong>de</strong> las mas violentas tempesta<strong>de</strong>s, entre el<br />

fuego <strong>de</strong> las mas furiosas persecuciones, nada temo<br />

porque vos sois lodo mi auxilio, mi apoyo y mi fortaleza;<br />

vos no abandonareis jamás á vuestra amada esposa, y<br />

nunca os liareis sordo á sus ruegos y á sus votos, üli corazón<br />

en <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> mi voz os ha espnesto muchos veces mis<br />

peticiones : mis ojos que os buscan, como naturalmenle,<br />

en mis necesida<strong>de</strong>s., se lian fijado en vos; yo no cesaré,<br />

Señor, <strong>de</strong> implorar vuestra asistencia. Yo no puedo contemplaros,<br />

divino Esposo mió, sino en el cielo: allí también<br />

es adon<strong>de</strong> se dirigen lodos mis <strong>de</strong>seos; allí es don<strong>de</strong><br />

se dirigen todas mis miradas; no apartéis <strong>de</strong> mí vuestros<br />

ojos, ni rechacéis mi corazón.<br />

Kslc salmo lo compuso David en medio <strong>de</strong>l mayor fuego<br />

<strong>de</strong> la persecución. Perseguido aquel religioso principo<br />

acórrimamente por Saúl, se mantuvo siempre intrépido en<br />

medio <strong>de</strong> los mayores peligros, apoyado en su confianza<br />

on Dios y en la seguridad que tenia <strong>de</strong> que el Señor no<br />

podia faltar ásus promesas. El Señor me instruyo con sus<br />

consejos, dice, él vela en mi conservación, ¿qué es lo que<br />

yo tengo quo lemer? ¿ qué os lo que. puedo dañarme?<br />

Ninguna cosa conviene mejor á la Iglesia, que eslamlo todavía,<br />

inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la ascensión <strong>de</strong>l Salvador,<br />

como en la cuna, parecía lenerlo iodo que temer <strong>de</strong> la<br />

nube <strong>de</strong> enemigos que la ro<strong>de</strong>aban, y (pío comootras tanlas<br />

beslias feroces parecia que la <strong>de</strong>bian tragar en su nacimiento<br />

; pero habiéndole prometido el Señor que en todos<br />

tiempos velaria por su conservación, nada tiene que<br />

temer.<br />

La Epístola (le la misa <strong>de</strong> osle dia está tomada <strong>de</strong> la<br />

primera <strong>de</strong> san Pedro, en la que este santo apóstol baco<br />

un admirable compendio <strong>de</strong> las principales virtu<strong>de</strong>s cristianas.<br />

Es esta una lección práctica á lodos los fieles en<br />

que les da reglas <strong>de</strong> conducta, enseñándoles á vivir segim<br />

el espíritu <strong>de</strong> Jesucristo y las máximas <strong>de</strong>l Kvangelio. Esta<br />

instrucción es muy á propósilo para la circunstancia <strong>de</strong>l<br />

lieiupo. No lenicndo ya visiblemente consigo los fieles á<br />

su buen Maestro, y no habiendo <strong>de</strong>scendido todavía sobre<br />

ellos el Espírilu Santo, la Iglesia suplía /> los dos con<br />

los avisos espiriluales que les da por medio <strong>de</strong> esla Epístola,<br />

en la cual el apóstol san Pedro exlioi la á los fieles á<br />

que usen <strong>de</strong> precaución, <strong>de</strong> sabiduría y mo<strong>de</strong>ración en todas<br />

las cosas; á que inslen en la oración ; que se amen entre<br />

sí; que mulnamcnle se correspondan con lodo género<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> caridad y <strong>de</strong> atención ; en fin, á que cuanto<br />

les sea posible, no hablen ni obren sino por el espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

Conducios pru<strong>de</strong>nlemento en todo, dice el santo Apóstol,<br />

y no os contentéis con orar durante el dia, pasad<br />

también en oración una parte do la noche.-Acababa san<br />

Pedi-o <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirles que la muerte, que es el fin <strong>de</strong> todas<br />

las cosas con respecto á cada uno en particular, estaba<br />

próxima. Que siendo la vida tan corta y tan incierta como<br />

es, <strong>de</strong>bíamos consi<strong>de</strong>rar cada uno <strong>de</strong> nuestros dias como<br />

el último, y vivir en cada uno como querríamos haber vivido<br />

en aquella última bora; observad, pues, les dice , una<br />

eonducta pru<strong>de</strong>nte y verda<strong>de</strong>ramente cristiana; sed sobrios,<br />

templados, irrepiensibles y mollificados. No os<br />

adormezcáis jamás en el negocio <strong>de</strong> vuestra salvación, es<br />

<strong>de</strong>masiado importante y <strong>de</strong> muy gran<strong>de</strong> consecuencia para<br />

<strong>de</strong>scuidarlo, y pues quo no sabéis qué dia ni á quó<br />

hora <strong>de</strong>be venir el Señor, velad sin ccear á fin <strong>de</strong> que os-

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