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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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tanlo era que se supiese con qué soveiiJnd cnsligará la<br />

jnsücia divina á los que traían con <strong>de</strong>spreciólas cosas santas.<br />

Junio algunos cor<strong>de</strong>les, (pie halló por tierra, é hizo<br />

do ellos un azote, que puesto en aquella mano capaz <strong>de</strong><br />

hacer temblar el cielo y la lieira, pareció tan terrible que<br />

llenó <strong>de</strong> espaulo á los que profanaban la casa <strong>de</strong> Dios. Arrojó<br />

<strong>de</strong> aquel lugar sagrado en primer lugar los merca<strong>de</strong>res<br />

<strong>de</strong> bueyes y <strong>de</strong> carneros, y <strong>de</strong>spués los que cambiaban,<br />

echando por lien a el dinero y <strong>de</strong>rribándoles los escritorios.<br />

A los que vendian las palomas les trató con mas<br />

dulzura. No los echó á latigazos; solo empleó la palabra<br />

para obligarles á que se retirasen, contentándose con <strong>de</strong>cirles:<br />

Quitad esto <strong>de</strong> aquí, y no hagáis <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> mi<br />

Padre una casa <strong>de</strong> tráfico. El profeta Zacarías habia predicho<br />

mucho t:empo antes, que en los dias <strong>de</strong>! Mesías no<br />

habría merca<strong>de</strong>r en la casa <strong>de</strong>l Sefior. (Zach. 14.) Sus<br />

discípulos que conociaa su eslrema dulzura, quedaron<br />

sorprendidos al ver una severidad tan gran<strong>de</strong>, la atribuyeron<br />

al fervor <strong>de</strong> su zelo, y se acordaron <strong>de</strong> las palabras<br />

do David que <strong>de</strong>cia liablnndo eu persona <strong>de</strong>l Mesías: El<br />

zelo que tengo por el honor <strong>de</strong> vuestra cr a, es como un<br />

fuego <strong>de</strong>vorante que me consume. ¿Qué hubiera hecho el<br />

Sefior que arrojó á los que compraban lo necesario para<br />

los sacrificios, dice el venerable Beda sobre i'ste pasaje,<br />

si hubiese visto conten<strong>de</strong>ren el templo, abandonarse en él<br />

á risas <strong>de</strong>scompasadas, mantener en él discursos frivolos?<br />

¿Y qué hubiera hecho, si húbose visto lo que nosotros vemos<br />

el dia <strong>de</strong> hoy en nuestras iglesias, mucho mas santas<br />

que lo era el templo <strong>de</strong> Jerusalen; esas inmo<strong>de</strong>slins<br />

escandalosas, esas citas criminales, esos aires tan distraídos,<br />

esas posimas tan in<strong>de</strong>centes ? Jesucristo ve todas<br />

esas sacrilegas profanaciones hasta el pié <strong>de</strong> los altares<br />

don<strong>de</strong> reposa, las ve en el tiempo mismo que so inmola <strong>de</strong><br />

nuevo por nosotros, y las disimula , pero su paciencia es<br />

mas temible que lo sería su azote.<br />

Sin embargo, los judíos que no le habian visto aun hacor<br />

algún milagro, le preguntaron por qué obraba con<br />

tanta autoridad en la casa <strong>de</strong> Dios y con qué milagro les<br />

probaba que era el enviado <strong>de</strong> Dios en cuaüdad-<strong>de</strong> profeta.<br />

El Sa'vador, que no hacia milagros para satisfacer la curiosidad<br />

délos quedmlaban <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> su misión,<br />

no quiso hacer otro á la presencin <strong>de</strong> aquellos espíritus<br />

curiosos y malignos que el que acababan <strong>de</strong> ver; porque,<br />

como dice san Gerónimo, era un milagro ba^lan'e consi<strong>de</strong>-<br />

'"able el que un hombre solo, que no aparecía reveslido<br />

<strong>de</strong> autoridad alguna, hubiese hecho sin la menor resisloncia<br />

lo que Jesucristo acababa <strong>de</strong> hacer. Es necesario,<br />

^Hia<strong>de</strong> este l'adre, que un fuego celestial hubiese eníonces<br />

uPilfettó en sus ojos, y que la Majestad divina se la liuliiese<br />

visto resplan<strong>de</strong>cer en su rostro. No obstante, se dignó<br />

•"espon<strong>de</strong>r á su pregunta tan poro respetuosa con una predicción<br />

que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>moslrarsu divinidad, y que ella sola<br />

valia por todos los milagros mas portentosos. Destruid<br />

este templo, les dijo (esto es, luego que lo huhiercis <strong>de</strong>struido<br />

; porque es un modo <strong>de</strong> hahlar conum en la Eserilura<br />

el servirse <strong>de</strong>l imperativo para espresar lo que <strong>de</strong>be<br />

suce<strong>de</strong>r), vosotros le <strong>de</strong>struiréis, y yo lo reedílicaré en<br />

lrea días. Hablaba Jesús <strong>de</strong>l templo <strong>de</strong> su cuerpo, <strong>de</strong> aquel<br />

lenizo tan ¿agrado que <strong>de</strong>bían arruinar los judíos, quitando<br />

la vida al Mesías, y que el Mesías, resucitando tres<br />

días dc.spiKs por su propia virlniK <strong>de</strong>bía volver á levahtar.<br />

A este milagro <strong>de</strong> su resu.TCccion, que era el único<br />

TOMO IV.<br />

DE CÜARFSMA. 209<br />

que masque todos los otros <strong>de</strong>mostraba el soberano po<strong>de</strong>r<br />

y la divinidad <strong>de</strong> Jesucristo, era al que ordinariamente<br />

remilia á todos los que le pedian milagros. Ninguno do<br />

los que allí estaban comprendió entonces este misiei io;<br />

los mismos discípulos no lo entendieron hasta que ya estuvo<br />

cumplido. <strong>Los</strong> judíos creyeron que hablaba <strong>de</strong>l templo<br />

<strong>de</strong> Jerusalen, reedificado por Zorobabel, y que lardó<br />

en cumplirse hasta su última perfección cuarenta y seis<br />

años, y esto es lo que les hizo <strong>de</strong>cir: Cuarenta y seis años<br />

se han empleado en edificar este templo, ¿y entres dias lo<br />

reedificarás?<br />

Habiendo permanecido el Salvador en Jerusalen to;la la<br />

octava <strong>de</strong> Pascua hizo muchos milagros, los cuales fueron<br />

causa <strong>de</strong> que muchos creyesen en el; entre otros Nico<strong>de</strong>inus,<br />

que era un senador <strong>de</strong> la ciudad, y uno <strong>de</strong> ios quo<br />

componían el gran Sanhedrin, esto es, el gran consejo <strong>de</strong><br />

losjudíos. Se asegura que era sobrino <strong>de</strong> Gamaliel con<br />

quien san Pablo, ánles <strong>de</strong> su conversión, habia hecho sus<br />

primeros estudios. Las instrucciones <strong>de</strong>l Dijo <strong>de</strong> Dios y sus<br />

milagros le hicieron muy célebre en Jerusalen, no se hablaba<br />

<strong>de</strong> él sino con admiración, lodos lo miraban como<br />

un gran profeta, este era el parecer <strong>de</strong>l público; pero el<br />

Salvador, que conocia á fondo el corazón <strong>de</strong> los hombres y<br />

su inconstancia, hacia poco caso <strong>de</strong> lodos estos testimonios<br />

<strong>de</strong> estima y <strong>de</strong> veneración, sabiendo bien que la mayor<br />

parle <strong>de</strong> los que entonces le miraban y exallabe.n mas, pedirían<br />

su muerte <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> pocos aflos. Tal es todavía el<br />

carácter <strong>de</strong> aquellos cristianos viles é ingratos, que <strong>de</strong>spués<br />

d;- h ber sido <strong>de</strong>votos, se bucen liberlinos é impíos.<br />

¿Cuál será su suerle?<br />

La oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> esle dia es como sigue:<br />

Conce<strong>de</strong>dnos , os roga-<br />

I'rwsla, qumunnis, omrtipolens<br />

Deus: ul observattones<br />

sacras anmia <strong>de</strong>votinne<br />

recolenlcs, el corpore ibi píaceamus<br />

el mente. Per Dominum...<br />

mos. Dios omnipcl. nle, que<br />

celebrando religiosamente<br />

las observancias sagradas,<br />

que anualmente son el objeto<br />

<strong>de</strong> nuestra <strong>de</strong>voción, os<br />

rgra<strong>de</strong>mos por la pureza <strong>de</strong><br />

nueslra alma y <strong>de</strong> nuestro<br />

cuerpo. Por nuestro Señor,<br />

etc.<br />

La Epístola es lomada <strong>de</strong>l libro 3 <strong>de</strong> los Rnjes, cap. 3.<br />

In dielms illis: Veacrunl<br />

ém nntlieres merelrires ad<br />

regem Salomonem, steleruntque<br />

corara eo, quamm una<br />

ail: Obsecro , mi domine:<br />

ego él mulier hoec habitabamus<br />

in domo una , el peperi<br />

apud eam in cuhicuh: Tenia<br />

auiem die postquam ego peperi,<br />

peperit et hoec: el eramus<br />

simul, nullusque alius<br />

nobisam in domo, exceptis<br />

nobis duubus. Mortum est<br />

autem filias mulieris hijas<br />

nocle: dormiens quippe oppmsil<br />

eum. El consurgeus<br />

iulempesKe noc.tis silcnlio,<br />

lulil lilhun mam <strong>de</strong> lalere<br />

En aquellos dii;s se presentaron<br />

dos mujeres do<br />

mala vida al rey Salomen,<br />

y estando <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él,<br />

dijo una <strong>de</strong> ellas: Os suplico,<br />

señor, que os dignéis<br />

oírme. Habitábamos isla<br />

mujer y yo en una misma<br />

casa, y yo he parido en el<br />

mismo aposento don<strong>de</strong> ella<br />

estaba. Tres dias <strong>de</strong>spués<br />

que yo, ha paridj también<br />

ella. Eslábarnos, pues, juntas<br />

en la casa, y nadie liabia<br />

en ella mas que no.-otras<br />

dos. El hijo <strong>de</strong> esta<br />

oinjer ha muerto dnrante<br />

la noche , porque estando<br />

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