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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DESPUES DE L\ ASCENSION. 415<br />

qnefios dtífoclos; inlerpi útansc en mala parle las mejores<br />

acciones; so nos acusa do orgullo y <strong>de</strong> singularidad, inmedialamente<br />

que se advierte que somos mas regulares,<br />

mas reservados, mas virtuosos que los <strong>de</strong>más. ¿ Ks uno<br />

observador fervoroso <strong>de</strong> la ley, tiene un fondo sólido <strong>de</strong><br />

piedad, es verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong>clarado siervo <strong>de</strong> Dios?<br />

Todos ic huyen, mírasele como un censor incómodo <strong>de</strong><br />

las irregularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otro. Por mas aislado que eslé;-por<br />

mas caritativo, mo<strong>de</strong>sto, humil<strong>de</strong> y piadoso que aparezca;<br />

ia misma virtud qne se reconoce en él, enar<strong>de</strong>ce á los<br />

mas tímidos para que digan mal <strong>de</strong>él. Cada cual conspira<br />

á moiiUicarle ; imagínase que se hace un servicio á Dios,<br />

hartándole <strong>de</strong> sinsabores. ¿Murmurase <strong>de</strong> una persona <strong>de</strong>vota?<br />

Todos lo aplau<strong>de</strong>n. ¿Preséntase en una sociedad <strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> no le permite ausentarse el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> la buena crianza?<br />

Kscandalízanse <strong>de</strong> él. ¿Deslicrraso <strong>de</strong> las partidas <strong>de</strong><br />

diversión qne el Evangelio proscribe, y en don<strong>de</strong> reina el<br />

espiriui <strong>de</strong>l mundo? gradúasele do salvaje y enemigo <strong>de</strong><br />

to.la sociedad. ¡Cosa esírafia! Hasta el aprecioqm; s« hMfl<br />

délos buenos, es muchas voces una ocasión para ellos <strong>de</strong><br />

nuevas pruebas. ¿Ueconóceseen una comunidad una persona<br />

<strong>de</strong> una piedod singular, esto es, mas humil<strong>de</strong>, mas<br />

morliíicada que las oirás, pronta á someterse á todo sin<br />

replica? ya |)Ui'do akm'rsc á todos los <strong>de</strong>sahogos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sprecio.<br />

Si hay ¡ilgo penoso y <strong>de</strong>sagradable, si los imperfeclos<br />

rehusan algim empleo, cargará sobre él. La ¡<strong>de</strong>a<br />

que se tiene <strong>de</strong> su mortilicacion hace que se consi<strong>de</strong>re poco<br />

sn virtud. Tiénonsc consi<strong>de</strong>raciones inlinilas con los<br />

impeiTeclos y los in<strong>de</strong>votos, y Dios permite que apenas<br />

las haya páralos mas viiluosos. A un hombre <strong>de</strong> buena<br />

voluntad se le sobrecarga con frecuencia, mientras que<br />

los que no quieren hacer mas <strong>de</strong> lo que se les antoja están<br />

ociosos, y en su ociosidad criliean á sn placer todo lo<br />

que hacen Jos (pie trabajan. El amor propio pa<strong>de</strong>ce en<br />

una suerte tan <strong>de</strong>sigual; pecóla virtud saca en ello su<br />

partido, y por mas incomoda que sea esta distinción, hace,<br />

no obslanle, honor á la piedad. No hay razón para <strong>de</strong>clarar<br />

contra esta injusticia apárenle. ¿Pue<strong>de</strong> hacérsenos mas<br />

honor en el mundo (pie ponernos al nivel, par <strong>de</strong>cirlo así,<br />

con Jesuurislo? Si el Setlor ha sido tratado <strong>de</strong> eslo modo,<br />

¿tiene <strong>de</strong>recho el siervo para [quejarse <strong>de</strong> que se le trate<br />

como á su Sefior? Toda virtud aplaudida es muy sospechosa,<br />

«<strong>Los</strong> que (piisieren vivir piadosamente en .lesucristo<br />

serán perseguidos.» Ks menesler (pie se verilique este<br />

oráculo. Deberíamos mas bien quejarnos cuando no tuviéramos<br />

parte cu él.<br />

PI^TO SKíaiNDc—Consi<strong>de</strong>ra que si las persecuciones son<br />

amargas, el fruto <strong>de</strong> ellas es muy dulce. Ks un fuego que<br />

purilica, y que consumiendo las horrni as <strong>de</strong>l oro le pone<br />

mas hriüaule. A la verdad, cuesta vencerse en estas ocasiones<br />

y callar. Cien razones, ludas á eual mas plausibles,<br />

se agolpan en apoyo <strong>de</strong>l amor propio, y la vivacidad <strong>de</strong><br />

nueslro espíritu fatiga mas que la malida <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong><br />

otro. Verdad es que muchas veces la mo<strong>de</strong>raeion <strong>de</strong> tos<br />

personas virtuosas hace á los libertinos mas alrevidospara<br />

ci itioary mor<strong>de</strong>r, listas almas cobar<strong>de</strong>s abusan <strong>de</strong> la mansedumbre<br />

y déla paciencia délas personas virtuosas para<br />

satisfacer los <strong>de</strong>seos do sus corazones malvados; con facilidad<br />

se echa <strong>de</strong> ver alguna vez que una respuesta viva,<br />

acompañada <strong>de</strong> un poco <strong>de</strong> hiél, librarla para siempre <strong>de</strong><br />

la persecución; una palabra á punto alerraiia á los imperfectos;<br />

pero esto seria herir la virtud, nudtraUmdo á su<br />

adversario. El silencio mismo parece que agravia á la virtud,<br />

puesto que la hace presa do la murmuración. Toda»<br />

estas razones son plausibles; sin embargo, Dios quiere que<br />

se haga el sacrificio; cuesta mucho el callar, y no es pequeña<br />

victoria el no <strong>de</strong>ferir á todas estas razones. Pero<br />

¡qué <strong>de</strong> <strong>de</strong>sgracias, buen Dios, son siempre el fruto <strong>de</strong><br />

esta victoria ! Un silencio exacto, una paciencia manejada<br />

entonces con pru<strong>de</strong>ncia sirven maravillosamente á la piedad.<br />

Dejemos á Dios la justificación <strong>de</strong> sus siervos; no se<br />

per<strong>de</strong>rá uno solo <strong>de</strong> sus cabellos. Dios se encarga <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlos.<br />

¿Quién tenia mas razón y mas interés en justificarse<br />

que Jesucristo? Sin embargo, no dijo una palabra<br />

para ello. ¡Buen Dios! qué bella lección es para mí, y para<br />

todos los qne sufren en vuestro servicio, vuestro silencio<br />

en medio <strong>de</strong>l fuego <strong>de</strong> la mas violenta y la mas injusta <strong>de</strong><br />

las persecuciones! Nos seria fácil confundir á todos nuestros<br />

enemigos; parece aun que seria gloria nuestra el hacer brillar<br />

uueslra inocencia, y aniquilar á todos los que con las<br />

mas negras calumnias se esfuerzan en <strong>de</strong>sacreditarnos.<br />

Pero el Hijo único <strong>de</strong> Dios, el Re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong>l género humano,<br />

el autor <strong>de</strong> una nueva religión tan pura, tan divina,<br />

tan santa, el lley <strong>de</strong>l universo, el Mesías, Jesucristo calla,<br />

Jesucristo sufre sin <strong>de</strong>cir una palabra; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto,<br />

¿clamaremos coulra la justicia <strong>de</strong> los que nos maltratan?<br />

Este silencio lan instructivo, esta paciencia tan heroica es<br />

la que ha enseñado á callar á tantos santos; ella es la qne<br />

ha movido á pedir á Dios tan <strong>de</strong> corazón por sus perseguidores,<br />

como por los que Ies hacían los servicios mas<br />

importantes. ¿Y cuándo harán impresión en nosotros estos<br />

ejemplos.<br />

Desdo ahora. Señor, estoy ya resuelto á mirar ledas<br />

eslas pequeñas contradicciones como oíros tantos<br />

favores <strong>de</strong> un ¡n ecio inestimable. Haced, 6 Dios mió, que<br />

mis resoluciones sean eüeaees, y que me crea dichoso por<br />

ser tratado como vos lo habéis sido.<br />

JACI LATOIUAS.—Levantaos, Señor, y no <strong>de</strong>jéis que tome<br />

cuerpo la insolencia <strong>de</strong> vuestros enemigos. (Psalm. 9.)<br />

El pobre <strong>de</strong>sahuciado <strong>de</strong> lodo el mundo pone en vos, ó<br />

Dios mió, toda su confianza, y halla en vos una protección<br />

que le in<strong>de</strong>mniza bien <strong>de</strong> todo lo que ha sufrido <strong>de</strong> los<br />

hombres. (Psalm. 0.)<br />

PROPÓSITOS.<br />

1 ¿Habéislomado el parlido <strong>de</strong> servirá Dios sin consi<strong>de</strong>ración<br />

y sin reserva? dice el Eclesiástico, esperad<br />

muchas y crudas pruebas: porque no se espera según se<br />

dobia, por eso se sienten algo mas. Es un error el mirar<br />

las contradicciones, los amargos sinsabores que se hallan<br />

en el camino <strong>de</strong> la perfección como obstáculos pesados que<br />

hacen el camino mas malo, ó á lo menos mas difícil. S( a<br />

espinas que sirven do vallado, y que rechazan lodo lo que<br />

es enemigo y que pue<strong>de</strong> dañar. (Juardaos bien <strong>de</strong> temer<br />

loque pue<strong>de</strong> la virtud, lo que laalimenla, y lo que hace<br />

honor. Mirad esos sinsabores, esas zumbas, esos <strong>de</strong>sprecios<br />

que hacen <strong>de</strong> vosotros los que odian mas vuestra virtud<br />

que vuestra persona; mirad, repito, las pequeñas morliticacioues<br />

que os procuran como kn beneficio insigue que<br />

os hacen, é imponeos una !e\ <strong>de</strong> no quejaros nunca <strong>de</strong> el.<br />

2 Es una cobardía criminal y aun indigna <strong>de</strong> un hombre<br />

<strong>de</strong> bien el omitir el bien y la práctica <strong>de</strong> la virtud,<br />

lemiemlo las burlas <strong>de</strong> los liberiinos y <strong>de</strong> los muiKlanos.<br />

Guardaos bien <strong>de</strong> jusliücaros ó do quejaros. Eslo seria lo

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