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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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lumbres y nuestra conducta á los ojos <strong>de</strong> Dios y aun á los<br />

<strong>de</strong> los houibres; ¡cjuó oposición, buen Dios! ¡qué <strong>de</strong>sproporción,<br />

qué conlrasle! Véase el Evangelio <strong>de</strong> Jesucristo<br />

que hemos recibido, <strong>de</strong> que hacemos profesión, por el<br />

cual nos hemos <strong>de</strong> salvar; veamos nuestro retrato<br />

formado no mas que con los colores <strong>de</strong> nuestros propios<br />

vicios. Santidad <strong>de</strong>l Evangelio; corrupción <strong>de</strong> mieslras<br />

costumbres; regias <strong>de</strong> perfección; irregularidad, impiedad<br />

aun <strong>de</strong> nuestra conduela: ¡qué oposición mas monslriiosa<br />

ai mas atrozl y con lodo esto se vive en una perfecta seguridad.<br />

Recor<strong>de</strong>mos muchas veces la memoria <strong>de</strong>l Evangelio<br />

que hemos recibido para comparar ¡os <strong>de</strong>beres que<br />

nos impone con nuestra conducta, y los bienes que nos<br />

promete con las penas á que nos obliga. No somos tan impíos<br />

ni tan ciegos que no las creamos : ¿seremos tan insensatos<br />

que creamos en vano, esloes, que uo arreglemos<br />

nuestras costumbres á nuestra creencia?<br />

El Evangelio <strong>de</strong> este día es <strong>de</strong>l cap. 7 <strong>de</strong> san Marcos.<br />

In illo lempore : Exiens<br />

Jesús <strong>de</strong> finibus Tijri, vtmí<br />

per Sidonem ad viare<br />

Galilwa:, inter medios fines<br />

Lecapoleos. Eíaddumnt ei<br />

surdum ct mulim, et <strong>de</strong>precabanlur<br />

eum, ul tmponai<br />

illi mamim. El ap~<br />

prehen<strong>de</strong>ns eum <strong>de</strong> turba<br />

i'eorswm, misil digilus suos<br />

in aurículas ejus : et expuens<br />

, teiigil Unguam<br />

ejus : el susjñciens in cce-<br />

/'wm, ingemuil, el ail illi:<br />

Ephpkeln, quod esl ada~<br />

per iré. El slalim apcrlcB<br />

sunt aures ejus, et solutum<br />

est vinculum lingual<br />

ejus, el loquebaiur recle.<br />

Et prmepilillis ne cui diccrenl.<br />

Quanto aulem eis<br />

prwcipielmt, tan lo magis<br />

plus pradicalant : el eo<br />

amplius admirabanlur,<br />

dicenks : Bene omnifccil:<br />

et surdos fecü audire , et<br />

mulos loqui.<br />

DUMLXGO ÜNDFX1MO<br />

En aquel tiempo: Volviendo<br />

Jesús <strong>de</strong>l pais <strong>de</strong> Tiro, fué por<br />

Sidon báciael mar<strong>de</strong> Galilea,<br />

atravesando por los confines<br />

<strong>de</strong> la Üecápolis. Presentáronle<br />

un hombre sordo y mudo,<br />

suplicándole que le impusieso<br />

las manos; Jesús sacándole <strong>de</strong><br />

entre Ja multilud, loinándoie<br />

aparte, le metió sus <strong>de</strong>dos en<br />

los oidos, y habiendo escupido<br />

con su saliva le tocó la lengua;<br />

<strong>de</strong>spués, levantando los ojos<br />

al cielo, dió un suspiro, y le<br />

dijo: Ephphcía, que quiere<br />

<strong>de</strong>cir, ábrele; é inmediatamente<br />

se abrieron sus oidos,<br />

; e <strong>de</strong>sató su lengua, y habló<br />

libremente. Trohibióles Jesús<br />

que eslo lo dijesen á nadie; pero<br />

cuanto mas les mandaba<br />

[que callasen), tanto mas lo<br />

predicaban, y tanto mas Í.O<br />

maravillaban. Todo, <strong>de</strong>cian,<br />

lo ha hecho bien ; ha hecho<br />

oir á los sordos, y hablará los<br />

mudos.<br />

MEDITACION.<br />

De la verda<strong>de</strong>ra piedad propia <strong>de</strong> cada estado.<br />

PUNTO PRIMERO.—Consi<strong>de</strong>ra que cada uno mira la santidad<br />

con respecto al estado en que no está, y pocos se aplican<br />

á adquirir la virtud propia <strong>de</strong>l estado en que se bídlan.<br />

El pobre piensa en los gran<strong>de</strong>s medios que lienert los ricos<br />

para sanliíicarse; los ricos creen que no es fácil bacerse<br />

sanios sino en la pobreza ; la vejez parece á los jóvenes el<br />

único tiempo á propósito para hacer por su salud; llégase<br />

íi viejos, y se cree que la estación <strong>de</strong> la santidad ha pasado<br />

ya con la juventud. Las gentes <strong>de</strong>l mundo creen que<br />

su estado es poco a propósito para la santidad; las mismas<br />

personas religiosas apenas consi<strong>de</strong>ran la santidad masque<br />

ea lo sublime y lo maravilloso; uadti les parece santo si no<br />

es estraordiuario, si no es milagro. Así es que la snnlidád,<br />

que es un frulo, por <strong>de</strong>cirlo así, que naco en todos los terrenos,<br />

no se da ya, si se cree á nuestro amor propio y á<br />

nuestra imaginación, masque en los lugares inaccesibles.<br />

Pero, ó Dios mió, ¿quésignifica ese precepto tan preciso<br />

que nos habéis impuesto <strong>de</strong> queseamos perfectos como<br />

nuestro Padre celestial? ¿Qué edad, Señor, ó qué estado<br />

habéis dispensado <strong>de</strong> esta ley? Y si hay un solo cristiano<br />

que no pueda ser sanio, ¿poriquéproponer univorsalmcnlo<br />

á lodos un mo<strong>de</strong>lo semejanle?<br />

Es cierto que Dios quiere verda<strong>de</strong>ramente que cada uno<br />

sea santo; pero no es menos verdad que nadie llegará jamás<br />

á ser sanio sino llenando perfectamente los <strong>de</strong>beres<br />

particulares <strong>de</strong>! estado en que Dios leba puesto. Toda i<strong>de</strong>a<br />

<strong>de</strong> santidad que no es <strong>de</strong> este carácter, es falsa. Las prácticas<br />

<strong>de</strong> piedad poco proporcionadas y poco convenientes á<br />

nuestro estado son puras ilusiones <strong>de</strong> nuestro orgullo ó <strong>de</strong>l<br />

amor propio. El enemigo <strong>de</strong> la salvación se burla con estos<br />

relumbrones <strong>de</strong> la credulidad <strong>de</strong> un alma simple : toda <strong>de</strong>voción<br />

que nos saca <strong>de</strong> nuesiro lugar es un estravío.<br />

- ¡ Dios mió! ¡ qué error mas grosero i Pero ¡ y qué error<br />

mas universal 1 Quiérese representar cualquiera otro personaje<br />

que el que nos conviene; quiérese servir á Dios do<br />

todos modos, ménos como él manda. Un doméstico que no<br />

sirviese mas que por su capricho, no servii ia mucho tiempo.<br />

La observancia délos preceptos, la inocencia, la morliücacion<br />

y todas las virtu<strong>de</strong>s cristianas convienen á todo<br />

género <strong>de</strong> gentes; pero no todas ¡as prácticas <strong>de</strong> piedad<br />

convienen á todo el mundo. La apiieacion continua á la<br />

oración, la abstracción <strong>de</strong> los negocios seculares, el olvido<br />

<strong>de</strong> sus parientes son virtu<strong>de</strong>s propiaíi <strong>de</strong> personas religiosas;<br />

pero un artesano, un magislnido, un padre <strong>de</strong><br />

familias serian reprensibles si <strong>de</strong>scuidasen los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong><br />

su condición. Precisamente en la puntualidad en cumplir<br />

estos <strong>de</strong>beres, en la ti<strong>de</strong>lidad, en hacer loque Dios manda<br />

es en ¡o que consiste, por <strong>de</strong>cirlo así, la perfecion crisliana;<br />

¡qué error el no colocarla jamás sino en la soledad y<br />

en los <strong>de</strong>siertos, ó sobre la cima <strong>de</strong> las mas altas montañas!<br />

Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que la santidad está al alcance <strong>de</strong> todo<br />

el mundo; la virtud cristiana nace en todos los terrenos<br />

<strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong> familias; el que no lleven lodas las tierras<br />

este frulo, es falta únicamente <strong>de</strong> los obreros.<br />

¡Qué consolador es el saber que pue<strong>de</strong> uno hacerse<br />

santo en todos los estados; que la santidad propia <strong>de</strong> cada<br />

estado es fácil I pero i qué aflictivo es y qué triste ei no haberse<br />

hecho santo I<br />

PUNTO SEGUNDO.—Consi<strong>de</strong>ra cuán bueno es Dios por haber<br />

ligado la santidad <strong>de</strong> cada uno á los-<strong>de</strong>beres <strong>de</strong> su estado<br />

respectivo; ¿podia, en efecto, haberla acercado mas<br />

á cada condición, podia tampoco hacerla mas fácil, y á<br />

nosotros mas inescusables?<br />

¿ lístá uno en el estado religioso? La mas alta santidad<br />

consiste en la perfecta observancia <strong>de</strong> su inslitulo. Está<br />

uno elevado á los primeros empleos, ¿qué mérito mejor<br />

que cumplir todos los <strong>de</strong>beres, y qué virtud mas briilaulo<br />

que la que está unida á sus buenos ejemplos? La oscuridad<br />

<strong>de</strong>l nacimiento, lo bajo <strong>de</strong> la condición, la pobreza, la<br />

enfermedad, las <strong>de</strong>sgracias son los medios mas eficaces<br />

para llegar á una eminente santidad; ni la prosperidad<br />

fué jamás un obstáculo para ella. ¿Es menester ser humil<strong>de</strong>,<br />

manso, paciente, caritativo? Se pue<strong>de</strong> ser en todos los<br />

estados. ¿Sou necesarias ías cruces para enírar en ei cié-

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