Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

os vcndr;'« un auxilio poderoso. Yo os enviare el Esplríln
Santo para que os consuele en todas vuestras aflicciones,
os fortifique en todos los combales á que os espusieren, y
os defienda de las persecuciones mas violentas. Yo os enviaré
este Espíritu consolador; porqueél procede igualmente
del Padre y de mí, y recibe de los dos, por su procesión,
la divinidad, la cual no se divide en las Ires personas.
Cuando hubiere venido este Consolador que yo os enviaré
del seno del Padre, Espíritu de verdad que procede del
Padre. No aQade el Salvador que procede del Padre y de
mí, no obstante que sea verdad que procede igualmente
del Uijo que del Padre, porque se acomoda á la manera de
concebir tan grosera todavía de sus apóstoles; no hubiera
hecbo mas que confundir sus ideas, si en este pasaje
les hubiese diebo que el Espíritu Santo procedía de él como
del Padre. Uabia probado bastante esta verdad en todo
lo que habia dicho para establecer su divinidad, y singularmente
diciéndoles que él mismo Ies enviaba este Espíritu
consolador, daba bastante á entender en esto que,
guardada la debida proporción, el Espirito Sanio era con
respecto á él, y con respecto á su Padre, lo que un hijo
en órden al que lo engendró; esto es, que emanaba del
uno y del otro en su manera del todo inefable, y que no
es posible conocer sino con las luces del mismo Espíritu
Santo. «Cuando viniere, pues, este Espíritu, dará testimonio
de mí,» tanto por los prodigios que obrará, como
por las luces que comunicará á los fieles sobre las verdades
que os he anunciado. Convencerá á los judíos de
injtisiicia, de infidelidad y de pecado, y á todos los hombres
de mi divinidad y de mi soberano poder. Vosotros
que seréis instruidos por ese divino Maestro, y que desde
que yo he comenzado á darme á conocer á los hombres,
habéis estado conmigo, publicareis cerno fieles testigos mi
doctrina y mis obras por toda la tierra.
Os be prevenido todas estas cosas como necesarias para
precaveros contra las persecuciones, no sea que cuando
llegaren os inmutéis, y sean para vosotros ocasiones de
escándalo. Os he hablado del odio que os tendrá el mundo,
os he predicho todo lo que debe sucederos molesto, á fin
do que estéis preparados para soslener los malos tratamientos
que tendréis que sufrir. Mis enemigos, que por lo
mismo lo serán vuestros, no se contentarán con arrojaros
desús sinagogas, y trataros como cscomulgados, como impíos
y hombres sin religión; les cegará la pasión hasta tal
punto, que los que empaparen sus manos sacrilegas en
vuestra sangre, creerán hacer un sacrificio agradable á
Dios. Como por una obsiiuacion nacida de un error voluntario,
y por una pura malicia que los tiene furiosos, no
quieren conocer ni á mi Padre ni á mí; por esto nltrajaráii
crueimenle á los que como vosotros harán profesión de
ser siervos fieles del Hijo y del Padre. Pero cuando los viereis
mas desencadenados contra vosotros, y mas encarnizados
para perderos, os bastaré para no temerles el acordaros
que el Maestro á quien servís os ha predicho todas
estas cosas, que nada le es desconocido, y que no os ha
empehadoensu servicio sin representaros todos los peligros
que estaban anejos á él, y lodo lo que tendríais que
padecer en él. Yo he previsfo lodo el mal que os sucederá,
y os he dicho ya que cuidaré de enviaros el Espírilu consolador
que no solo os dará el ánimo y la fortaleza nocesa-
• iospara sufrir lodos los lormenlos, sino que os hará sentir
una dulce alegría en medio do todas vuestras penas.
DESPUES DE LA ASCENSION. 413
Por lo demás, os he hablado de este modo á fin do que
cuando hubiere llegado el tiempo os acordéis que os he dicho
lodo lo que debia sucederos.
Jesucristo anuncia á sus discípulos lodos los males quo
deben sufrir por haberse unido á él, y de este modo sabe
hacérseles fieles. ¡ Buen Dios! si el mundo pudiera ser tan
sincero, si fuese capaz de presentar de antemano todo lo
que hay que sufrir en su servicio, ¡ cuán pocos sectarios
tendria ! Predicando así el Salvador tantas cruces á los
que le sirven, daba bien á entender que en él solo consistía
el hacerlos dichosos según el siglo; preciso es, pues,
que sea gloria suya y ventaja nuestra que llevemos una
vida paciente, una vida crucificada: las cruces, en verdad,
son amargas; pero su frulo es muy dulce.
Los griegos llaman á este dia el domingo de los trescíenlos
diez y ocho Padres del santo concilio de Nicea,
porque han elegido este dia móvil para honrar sn memoria,
á mas de la fiesta que hacen también en un dia iijo
del aQo, que es el décimo del mes de julio.
Llámase también este domingo entre los latinos, y principalmente
en Roma, el domingo de las Rosas, porque ordinariamente
se empieza entonces á ver florecer las rosas,
que se echaban en la iglesia en donde estaba la eslacion
de los fieles en este dia, sobre todo cuando el papa oficiaba
en ella. Esta d^r.o ninacion puede haber tenido también
un motivo y un sentido mas espiritual y alegórico;
tal vez se le llamaba el domingo de las Rosas, á cansa de
que el Evangelio promete las flores, por decirlo así, de los
consuelos mas dulces, en medio de las espinas mas punzantes
y mas espesas. Las rosas nacen y se dilatan en medio
de las espinas; así los discípulos de Jesucristo entro
las adversidades y las cruces gozan de la alegría mas pura
y del placer mas esquisito.
La oración de la misa de este dia es como sigue:
Omnipotens sempiterne
Deus , fac nos libi semper
el devotam gerere volun-
Uitem , et Alajestati luce
sincero corde senite. Per
Dominum...
O Dios omnipotente y eterno,
haced por vuestra gracia
que nuestro afecto y nuestra
voluntad no se consagre sino á
vos solo , y que sirvamos á
vuestra Majestad divina con la
fidelidad de un corazón sincero.
Por nuestro Sefior, etc.
Charissmi; Esloteprudenles,
el vigilóle in orationibtts.
Ante omnia autem
mutuam in vobismetipsis
charitatem contintuim
hahentes : quia cha-
La Epístola está tomada de la primera del apóstol san Pedro,
cap. í.
Amadisimos hermanos, observad
una conducta prudente,
y velad en las oraciones,
Pero sobre lodo (ened cutio
vosotros una caridad mutua,
que nunca se resfrie , porquo
ritas operü muhiludinem la caridad cubre un gran núpeccatorum.
Hospitales invicem
sine murmuratime:
umisquisque, sieut accepit
graliam , ín allernlrum
illam administrantes, sícut
honi dispensalores
miüdformis graliwlh'i. Si
quis loquilur , quasi sermones
Dei: si quis miniimero
de pecados. Practicad
con gusto la hospitalidad los
unos con Jos otros , sin dar
mueslras de que os incomodáis.
Pórtese cada uno con respecto
á los demás , según el
don que lia recibido, como
buenos ecónomos de los diversos
dones de Dios, Si alguno