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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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íniran en el mislerio <strong>de</strong> este dia. KlEspíritu Sanio, él divino<br />

Consolador, la tercera persona <strong>de</strong> Ja adorable Trinidad<br />

<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> mitagrosamenlc sobre los apóstoles y sobre lodos<br />

los discípulos reunidos, y <strong>de</strong> unos bombres groseros<br />

^ ignorantes, hace en un momcnlo los doclores mas ilustrados<br />

y mas hábiles en lodo género <strong>de</strong> conocimientos.<br />

Infun<strong>de</strong>splcs en un momcnlo la ciencia <strong>de</strong> la religión , la<br />

inteligencia perfecta <strong>de</strong> los misterios mas sublimes y mas<br />

profundos; poseen toda la ciencia déla ley; penetran el<br />

verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> toda la Escritura. Aquellos hombres<br />

tan <strong>de</strong>spreciables hasta entonces por la oscuridad <strong>de</strong> su<br />

nacimiento, por la bajeza <strong>de</strong> su condición, por la torpeza<br />

<strong>de</strong> su talento, por la rusticidad <strong>de</strong> sus costumbres, se encuentran<br />

repentinamente dotados <strong>de</strong> un don <strong>de</strong> sabiduría<br />

tan perfecto y tan eminente, (pie toda ta sabiduría humana<br />

se ve precisada á callar <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos, á rendirse y reconocer<br />

que ella no habia sido mas que una locura. Aquellos<br />

hombres lau tímidos, tan cobar<strong>de</strong>s, se baliau en un<br />

instante animados <strong>de</strong> un esfuerzo heroico, y <strong>de</strong> una intrepi<strong>de</strong>z<br />

que eclipsa cuanto hay <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> y <strong>de</strong> magnánimo<br />

en la historia. Jamás hubo un milagro en que resplan<strong>de</strong>ciese<br />

mas la omnipotencia <strong>de</strong> Dios; nunca hubo prodigio<br />

cu (¡ue se ostentase mas visiblemente el carácter déla virtud<br />

<strong>de</strong>l Altísimo. Venios á Pedro, pescador <strong>de</strong> profesión,<br />

que apenas sabia leer, comparecer en presencia <strong>de</strong> lodos<br />

los doctores <strong>de</strong> Jenisalen, <strong>de</strong>mostrarles que aquel Jesús á<br />

á quien ellos han quitado la vida cincuenta y tres dias hacia<br />

en una cuz, era el Hijo <strong>de</strong> Dios, su Sefior soberano, el<br />

verda<strong>de</strong>ro Mesías. Todos los <strong>de</strong>más apóstoles, tan natm alnienle<br />

tímidos y cobar<strong>de</strong>s como este, no temen ni amenazas,<br />

ni tormentos, anuncian con una valentía <strong>de</strong> héroes la<br />

divinidad <strong>de</strong> Jesucristo, predican su religión, y en pocos<br />

dias hacen que triunfe la fé en toda la Ju<strong>de</strong>a, y poco tiempo<br />

<strong>de</strong>spués en lodo el inundo. ¡Buen Dios, qué admirable<br />

sois en vuestras obras! ¿ y buscamos milagros? gentes <strong>de</strong><br />

poca fé, pedimos prodigios; ¿hubo jamás uno mas visible,<br />

mas admirable, mas concluyenle que este? ¿pue<strong>de</strong> haber<br />

nunca uno que mas iulerose? No se trata aquí <strong>de</strong> uno <strong>de</strong><br />

aquellos milagros secretos, particulares, oscuros; es un<br />

milagro públiro, universal, hecho en favor <strong>de</strong> lodos los<br />

discípulos <strong>de</strong> Jesucristo á quienes el temor tenia encerrados,<br />

y que hasta aqm.1! motílenlo no se liallahan capaces <strong>de</strong><br />

percibir el menor misterio <strong>de</strong> ta religión, que ignoraban<br />

la ley, que jamás habian comprendido nada en el idioma<br />

tigurado y misterioso <strong>de</strong> los profetas. No se obra en sei i clo<br />

esto prodigio; verificnse en medio <strong>de</strong>l dia, en la solemnidad<br />

<strong>de</strong> una tiesta quo habia reunido en Jerusalen muchos<br />

millares <strong>de</strong> personas, <strong>de</strong> loda especie <strong>de</strong> naciones, y lodas<br />

<strong>de</strong> diferente idioma, p:.ra que fuesen otros lautos testigos<br />

<strong>de</strong> esta maravilla. El ruido eslraordinano<strong>de</strong> un viento<br />

¡mpeluoso queso oye en toda la ciudad, pero que no se<br />

hace sentir mas que en la casa en que están reimidos los<br />

discípulos <strong>de</strong> Jesucristo, atrae á olla todos los eslranjeros<br />

y los habitantes para ser testigos <strong>de</strong>l milagto. Presentándose<br />

los apóstoles y los discípulos, <strong>de</strong>scubren la maravilla,<br />

<strong>de</strong>?enuielven el misterio, esplican su sentido, y publican<br />

las gran<strong>de</strong>zas <strong>de</strong> Jesucristo en todo género <strong>de</strong> lenguas,<br />

i Buen Dios, qué prueba mas clara, mas fuerte, mas sen-<br />

¿iftíé; mas incouleslable <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> nuestra religión<br />

y <strong>de</strong> ía Iglesial<br />

lM;\To sicoiiNDO.—Consi<strong>de</strong>ra que lo que se ha cumplido<br />

poi' primera vez en los apóstoles, <strong>de</strong>be cumplirse en noso-<br />

M PENTECOSTES. 423<br />

tros, si estamos dispuestos como ellos lo estaban para recibir<br />

oslo don celestial <strong>de</strong>l Espíritu do Dios, puesto quo<br />

Jesucristo con su muerte lo ha merecido para nosotros lo<br />

mismo que para los apóstoles. Sea puro nuestro corazón,<br />

esté vacío <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> las criaturas, y muy pronto se llenará<br />

<strong>de</strong> este divino Espíritu. Siendo el Espíritu Santo<br />

siempre el mismo, <strong>de</strong>ben lambien sentir los que le reciben<br />

sus mismos efectos. Es el Espíritu Sanio un espíritu d«<br />

verdad que nos iiustra, un espíritu <strong>de</strong> santidad quo :;os puri<br />

fica, un espíritu <strong>de</strong> fortaleza que nos anima y noshacesobri'pujar<br />

lodos los obsláculos y lodos las diliculla<strong>de</strong>s.<br />

Como espíritu <strong>de</strong> verdad, nos <strong>de</strong>sengaña <strong>de</strong> nucslros<br />

errores; como espíritu <strong>de</strong> santidad nos <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuestros<br />

empeños criminales; y como espíritu <strong>de</strong> fortaleza,<br />

nos hace Iriunfar <strong>de</strong> nuestras flaquezas. No se limita el<br />

Espíritu Santo áenseñarnos algunas verda<strong>de</strong>s en particular,<br />

como pue<strong>de</strong>n hacerlo los hombres; este Espíritu divino enseña<br />

y persua<strong>de</strong> al mismo tiempo sin escepcion toda verdad,<br />

enseña sin distinción á toda clase <strong>de</strong> personas, lo cual solo<br />

pertenece áDios, Este divino Espíritu no solo es esencialmente<br />

santo,- es también Espíritu santificador, esto es,<br />

fuente y principio <strong>de</strong> santidad en lodos aquellos á quienes<br />

se comunica, y esto es lo que signilica la espresion misteriosa<br />

<strong>de</strong> queso sirvió el Salvador el dia <strong>de</strong> su ascensión,<br />

cuando dijo á sus discípulos que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> pocos dias serian<br />

bautizados en el Espíritu Santo. Purificar y santificar<br />

es el efecto propio <strong>de</strong>l bautismo. En fin; el Espíritu Santo<br />

es en nosotros el principio inmedialo y sustancial <strong>de</strong> todas<br />

las operaciones <strong>de</strong> la gracia; por él somos reengendrados<br />

en el bautismo ; por él somos reconciliados en la penitencia;<br />

por el Espíritu Santo se ha dilatado la caridad en<br />

nuestros corazones. De aquí la clara inteligencia y persuasión<br />

délas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fé en todos los que reciben el<br />

Espíritu Santo. De aquí la pureza y el fervor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>voción.<br />

De aquí la caridad y el zelo que inspira tanta generosidad<br />

en la práctica <strong>de</strong> la virtud, y que obtiene la perseverancia.<br />

Por estos efectos consolatorios podremos nosotros<br />

venir en conocimiento si hemos recibido el Espirilu<br />

Santo. ¿E-> nuestra fé universal? ¿es nui'slra <strong>de</strong>voción fervoro.sa?<br />

¿sentimos nuevo aliento en los caminos <strong>de</strong> Jesucristo?<br />

Si nuestra fe es todavía limitada y lánguida; si<br />

nuestra <strong>de</strong>voción permanece flaca; si no tenemos mas zelo<br />

que ántes por la salvación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más y por nneMni<br />

piO[)ia salvación, tenemos gr an motivo para temer quo no<br />

hayamos recibido este don celestial.<br />

Haced ó Dios mió, por vuestra gracia y por vuestra<br />

misericordia que no encontremos en nosotros esta triste<br />

prueba; suplid vos, como os lo pedimos, el <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong><br />

nuestras disposiciones. Conce<strong>de</strong>dnos vuestro Sanio Espíritu<br />

y pronto quedaremos renovados y aun mudados en oíros<br />

hombres.<br />

JACULATOIUAS.— Conce<strong>de</strong>dnos, Sefior, vuestro Sanio<br />

Espíritu, y todo quedará renovado. ¡Psalm. 103.)<br />

No permitáis, Señor, que se aparte jamás <strong>de</strong> mí vuestro<br />

Espíritu Santo. ^ Psalm. riO.)<br />

PI'.Oi'ÓSITÜS.<br />

1 Es el Santo Espíritu el Espirilu <strong>de</strong> santidad quo<br />

aiiinia la iglesia <strong>de</strong> Je¿ucristo y la conduce ; y el Sanio<br />

t'spirilu es el quo <strong>de</strong>bo animar y dirigir á lodos los fieles.<br />

Él es el que <strong>de</strong>be ilustrarnos, vivilicarnos, conducirnos,<br />

fortificamos, abrasamos con el fuego divino <strong>de</strong> que él es

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