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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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podrán hacer on el cielo, dmatile la eternidad, con todos<br />

Jos aclos mas perfectos <strong>de</strong> atnor do Dios, que es merecer un<br />

nuevo grado <strong>de</strong> gloria, lo puedo yo hacer por un solo aclo<br />

<strong>de</strong> caridad en cada momento. Lo que los reprobos no<br />

podrán hacer durante la eternidad con sus llantos, con sus<br />

lamentos y con lodos sus incomprensibles lormenlús, que<br />

es aplacar Ja ira <strong>de</strong> Dios, y ohlenerel perdón <strong>de</strong> sus criinenes,<br />

lo puedo yo hacer encada momento. Comprendamos,<br />

pues, el mérito, el precio, el valor inestimable <strong>de</strong> este<br />

tiempo que per<strong>de</strong>mos sin pesar ni cuidado, i Cuan precioso<br />

se presenta en la hora <strong>de</strong> la muerte el tiempo que ha<br />

pasado para nosotros! pero ¿<strong>de</strong> qué consecuencia nos parece<br />

entonces la pérdida irrrepai ahleque hemos hecho <strong>de</strong> él?<br />

Enojosa ociosidad, ¡qué <strong>de</strong> tesoros me has hecho per<strong>de</strong>r!<br />

visitas inútiles, vanas y fastidiosas conversaciones, diversiones<br />

frivolas i cuánto mecoslais! ¡O Dios mió, si tuviese<br />

«na hora <strong>de</strong> aquel tiempo tan mal empleado! dice uno que<br />

se eslá muriendo, ¡ qué uso no haria yo <strong>de</strong> él 1 pero yo he<br />

tenido aquellas horas, he tenido á mi disposición muchos<br />

meses y muchos afíos, y por mi pura necedad he perdido<br />

aquellos preciosos dias; ¿qué se <strong>de</strong>be, pues, ahora pensar<br />

<strong>de</strong>l tiempo que se emplea, que se pier<strong>de</strong> <strong>de</strong>sgraciadamente<br />

en el juego, en los espectáculos, en los entretenimientos<br />

tan vacíos y aun criminales, en las reuniones<br />

immdanas? i Ah! las dos terceras parles <strong>de</strong> la vida son<br />

perdidas: el tiempo aun menos mal empleado exige acaso<br />

penitencia. ¡Ducn Dios! ¡cuál será nuestra suerte! «Obremos<br />

bien, ya que tenemos todavía tiempo.» líescalemos<br />

el tiempo perdido, empleando en buenas obras el poco que<br />

nos resta.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa es<br />

In illa levifore. : Eral<br />

qui<strong>de</strong>m regulus, cujus films<br />

ivfirmahalur Copharmum.<br />

Ilic cuín audisset<br />

quia Jesús ndvenirel a Judmin<br />

Galilmm, ahiü od<br />

eum , eí rogabal emn vt<br />

<strong>de</strong>secri<strong>de</strong>rel, el savarct ¡ilium<br />

cjris: mipiehat enim<br />

nwri. Dixil eryo Jesús ad<br />

eum: Nisi signa el pmhgia<br />

vi<strong>de</strong>ritis, non credilis.<br />

IHcil a<strong>de</strong>vm rcgvlus : Doruine,<br />

dcscen<strong>de</strong> j:riusquam<br />

morialitr ftlius mus- Dicit<br />

ci Jesús : Va<strong>de</strong>, filius tuus<br />

tivil. Credidil homo sermoni,<br />

quem dixil ei Jcsus,<br />

el ibal.Jam aulem eo <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte,<br />

seni cecurrerunt<br />

ci, cí nunliaverunt<br />

dicentcs , quia filias ejus<br />

viverel. Inlerrogabal ergo<br />

horam nb eis, in qua melivs<br />

liabuerit. Et dixminl<br />

ei: Quia heri hora septi-<br />

»i

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