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que el <strong>de</strong>cirse Septuagésima no era mas que porque es el<br />
séplimo domingo ánles<strong>de</strong>ldc Pasión, como se llaman Sexagésima,<br />
Quincuagésima y Cuadragésima los tres domingos<br />
siguienles, que son el sexlo, quinto y cuarto antes<br />
<strong>de</strong>l mismo domingo. Otros quieren que el nombre <strong>de</strong> Septuagésima<br />
signifique los setenta diasque hay <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el domingo<br />
hasta la víspera <strong>de</strong> Cuasimodo, no consi<strong>de</strong>rándose<br />
la octavado Pascua, según elespírilu y el lito déla Iglesia,<br />
mas que como el mismo dia, y esta es la opinión <strong>de</strong>l célebre<br />
Alcuino en su caria á Cario Magno. Y así como al<br />
primer domingo <strong>de</strong> Cuaresma se le lia dado el nombre <strong>de</strong><br />
Cuadragésima á causa <strong>de</strong> los cuarenta (lias <strong>de</strong> ayuno prescritos<br />
en este sanio liempo, afla<strong>de</strong> el mismo autor, y el <strong>de</strong><br />
Quincuagésima al domingo prece<strong>de</strong>nte, porque efectivamenle<br />
hay cincuenla dias <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el domingo hasta la Pascua<br />
; <strong>de</strong>l mismo modo, dice él, se ha llamado Sexagésima<br />
al domingo que prece<strong>de</strong>, a causa <strong>de</strong> los setenta dias que<br />
hay hasla el miércoles <strong>de</strong> la semana <strong>de</strong> Pascua, que es el<br />
medio entre la fiesta <strong>de</strong> Pascua y Cuasimodo. Pero sin ir<br />
á buscar tanto misterio, don<strong>de</strong> (al vez no hay ninguno, se<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cu1 que como el primer domingo <strong>de</strong> Cuaresma ó<br />
<strong>de</strong> los cuarenta dias <strong>de</strong> ayuno se llama Cuadragésima en<br />
el lenguaje <strong>de</strong> la Iglesia, cuando se ha subido reirogradando<br />
hasta los tres domingos prece<strong>de</strong>ntes, cuyas semanas<br />
sirven <strong>de</strong> preparación á la Cuaresma, se ha querido<br />
guardar el ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los números por <strong>de</strong>cenas, f se ha llamado<br />
Quincuagésima al domingo que prece<strong>de</strong> al primero<br />
<strong>de</strong> la Cuaresma, y Sexagésima y Septuagésima los dos<br />
domingos prece<strong>de</strong>ntes.<br />
Lo quo hay <strong>de</strong> cierto en la inslilucion do es!a anticipación<br />
<strong>de</strong>l sanio tiempo do Cuaresma, es que la Iglesia ha<br />
pretendido en estas tres semanas que prece<strong>de</strong>n al tiempo<br />
solemne <strong>de</strong> penitencia conducir á sus hijos para que les<br />
sea saludable, preparándose para ella por el recogimionlo,<br />
los ejercicios <strong>de</strong> caridad, por la frecuencia <strong>de</strong> sacramentos<br />
y por la oración. Nadie ignora que lo que se hace<br />
en estado <strong>de</strong> pecado mortal es perdido para siempre, y<br />
que á lin <strong>de</strong> que el ayuno y la abstinencia, para que toda<br />
penitencia sea meritoria, <strong>de</strong>be ser hecha en estado <strong>de</strong><br />
gracia; la Iglesia que nada <strong>de</strong>sea tanto como la salud y la<br />
perfección <strong>de</strong> los fieles, ha consagrado á los ejercicios <strong>de</strong><br />
piedad los tres domingos que prece<strong>de</strong>n á esta penosa carpera,<br />
á fia <strong>de</strong> que les sea mas íaludable. lí! sabio Teodulfo,<br />
«hispo <strong>de</strong> Orleans en el siglo vm, esplicamlo en su caria<br />
pastoral á sus curas, cuáles eran los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> los fidés<br />
durante el sanio tiempo <strong>de</strong> Cuaresma, dice que uno <strong>de</strong> los<br />
pi'incipales es confesarse en las semanas que prece<strong>de</strong>n á<br />
esto santo liempo; y á lin <strong>de</strong> que la penilencia sea >salu-<br />
^i'ble <strong>de</strong>be prevenirse por la reconciliación con sus enemigos,<br />
poniendo término á todo proceso y diferencia con<br />
^oalijiiiera.<br />
listo es lo quo ha movido á muchas personas piadosas,<br />
Y siugiihirmeiite á muchos religiosos , según Pedro <strong>de</strong><br />
lílois, á comenzar en la Septuagésima el tiempo <strong>de</strong> penitencia,<br />
y aun empezando el ayuno y redoblando los ejércelos<br />
<strong>de</strong> ta mortificación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esle dia. Ks innegable (|ue<br />
m intención <strong>de</strong> la Iglesia es el inspirar á todos los fieles<br />
B' espíritu <strong>de</strong> penilencia y <strong>de</strong> mortificación , sobre lodo<br />
^es<strong>de</strong> la Septuagésima, en que se cesa <strong>de</strong> canlar el «Allehasta<br />
Pascua ; suspendiendo todo cántico <strong>de</strong> ale-<br />
8jn.3t y nc permitiéndose mas que el luto <strong>de</strong> la pemíem ia.<br />
^le espii iiu Je iu |siosia es el que ha movido al <strong>de</strong>monio,<br />
DE SEPTUAGESIMA 57<br />
siempre opuesto al espíritu <strong>de</strong> Jesucristo , á inlrodiuir<br />
en el mundo usos y costumbres profanas cuteramente<br />
coiitrarias. Para impedir esta preparación á la penilencia<br />
cuadragesimal , y sirviéndose <strong>de</strong> esta misma<br />
penitencia , ha introducido el <strong>de</strong>monio el carnaval, y<br />
lia convertido un tiempo tan santo en dias <strong>de</strong> disoluciones<br />
y <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes. Cuanto mas se acerca el santo liempo<br />
<strong>de</strong> Cuaresma, mas <strong>de</strong>be emplearse en la <strong>de</strong>voción, conforme<br />
á la intención <strong>de</strong> la Iglesia ; pero en el dia, cuanto mas<br />
se aproxima este santo tiempo , mas se abandonan las<br />
gentes á diversiones profanas, y á disoluciones enícramente<br />
paganas. La Septuagésima, esta primera época <strong>de</strong><br />
los dias <strong>de</strong> penitencia, ha llegado á ser , por <strong>de</strong>cirlo así,<br />
como el anuncio <strong>de</strong> las mas licenciosas partidas <strong>de</strong> placer;<br />
bien pue<strong>de</strong> la Iglesia en los oficios <strong>de</strong> este tiempo <strong>de</strong>shacerse<br />
en llantos y en clamores <strong>de</strong> penilencia: se la <strong>de</strong>ja<br />
gemir sin alterarse , y se enlregan las gentes masá los<br />
regocijos y á las fiestas mundanas. El espíritu <strong>de</strong>l mundo<br />
ha prevalecido; sus perniciosas máximas tienen hoy fuerza<br />
<strong>de</strong> ley ; el uso parece haber prescrito. Pero al fin el espíritu<br />
<strong>de</strong> Jesucristo y <strong>de</strong> la Iglesia no se <strong>de</strong>smiente. Pue<strong>de</strong><br />
muy bien toda carne haber corrumpido sus caminos;<br />
mas la Septuagésima viene lodos los anos á predicarnos<br />
la necesidad indispensable <strong>de</strong> la penitencia : ¡<strong>de</strong>sgraciados<br />
aquellos que hacen <strong>de</strong> ella la época <strong>de</strong> los placeres<br />
criminales y <strong>de</strong> su con<strong>de</strong>nación !<br />
Toda la Epístola que la Iglesia hace leer en la misa do<br />
esle dia, es la mas propia para <strong>de</strong>sengañar á los crislianos,<br />
con respecto á los placeres tan poco cristianos, á las<br />
comidas suntuosas , á las glotonerías , que el espíritu <strong>de</strong>l<br />
mundo opone en este tiempo escandaloso <strong>de</strong>l carnaval, al<br />
espíritu <strong>de</strong> penitencia á que nos convida la Sepluagésima.<br />
Está tomada <strong>de</strong>l capítulo 9 <strong>de</strong> la primera carta <strong>de</strong> san Pablo<br />
á los corintios , en la que el sanio apóstol exhorta á los<br />
fieles á la mortiOcqcion y á la penilencia, y se sirve para<br />
ello <strong>de</strong>l ejemplo <strong>de</strong> aquellos que para correr en la lid y<br />
ejercitarse en la lucha, llevan una vida tan austera, y esto<br />
para conseguir una corona que se marchita en el mismo<br />
dia ; se sirve, digo , <strong>de</strong> esle ejemplo , para anim.-.r á los<br />
crislianos á mortificarse y domar un cuerpo con el castigo<br />
para obtener uua recompensa eterna.<br />
Vosotros sabéis, les dice, la vida austera y mortifierda<br />
que llevan los que combalen en los juegos pií'olicos: ellos<br />
se abslienen <strong>de</strong> lodo; se privándolos placeres, délos<br />
manjares mas <strong>de</strong>licados; ninguna vida mas IVugal, y aun<br />
mas dura que la suya; y esto para conseguir un premio<br />
<strong>de</strong> muy pequeño valor, una corona do laurel, <strong>de</strong> olivo ó<br />
<strong>de</strong> encina, mientras que los crislianos prefieren á una corona<br />
<strong>de</strong> gloria eterna irnos placeres empapados en muchas<br />
amarguras, y que ni aun duran mas que a'gnnos momentos.<br />
San Pablo, para confundir á los cristianos flojos,les propone<br />
por mo<strong>de</strong>los á los ¡Hielas, esto es, á los que combalian<br />
en los juegos públicos. Enire los cuatro famosos juegos<br />
do la Grecia, habia los que se llamaban ístmicos, así<br />
llamados <strong>de</strong>l istmo, ó lengua <strong>de</strong> tierra que unia el Peloponeso<br />
al resto <strong>de</strong> la Grecia. Como estos juegos se celebraban<br />
cerca <strong>de</strong> Coritito, el Apóstol habla <strong>de</strong> ellos como <strong>de</strong><br />
una cosa conocida <strong>de</strong> lodos los corintios. Estos combate?!<br />
eran <strong>de</strong> cinco especies: el <strong>de</strong> la carrera, <strong>de</strong>l que bab!a<br />
aquí el Apóstol; los <strong>de</strong> la lucha y <strong>de</strong>l pugilato, á los cuales<br />
hace alusión en seguida; y los <strong>de</strong>l salto y <strong>de</strong>l disco^ ^<br />
TOMO IV.<br />
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