Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

Juliano Apóstala. Haslaclprincipiodelreinatlo de Constancio
se habian contentado con trasladarla á la sacrislia de
la iglesia de la ciudad, donde era visitada por devoción
de los pueblos mas lejanos; mas el impío Juliano que
aborrecia hasta las imágenos del Salvador, no pudiendo
sufrir esle objeto de la vcncrai ion de los fieles, liizo sacar
la estalna fuera de la ciudad el arto 3G"2 por los png;inos,
quienes babiéndola arrastrado por las calles, la hicieron
mil pedazos, do suerte que solo pudo salvarse la cabeza
do la estatua del Salvador.
La oración de la misa de este dia es como sigue :
Ahsolve , quimmus, Perdonad, Señor, las ofen-
Domine , imrum delicia sas de vuestro pueblo, á fin de
populorum : «l a peccalo- que vueslra graci* nos libre
rum noslrorum nexibus, de la desgraciada servidumqvw
pro voslra frogilila- bre del pecado que nosotros
te conlmximus , tua be- misinos hemos conlraido por
nignilale übcremur. Per la fragilidad de nuestra natu-
Dominum...
raleza. Por nuestro Señor Jesucristo,
etc.
La Epístola esld tomada de la que san rallo escribió á los
Fralres: ¡milalores mei
eslole , et obsérvale eos,
qui ita nmbulanl) sicut
habelis formam. noslram.
Mullí eiúm ambulante
quos smpe dicebam vobis
{mne autem et ¡leus dico)
inimicos crucis Christi :
quomm finis inleritus,
quorum Deus venler esl:
el gloria tu eonfusione ip~
sorum , qui terrena sapiunl.
Noslra autem conversatio
in eoelis esl : unde
eliam Satvalorem cxpeclamus
Domimm nosirum
Jesum Chrislum,
qui reformabit corpus humititalís
nostrep. configuraltun
corpori claritalis
sua>, secundum opera tiotiem
, qua eliam possit
subjicere sibi omnia. ¡laque,
fralres mei charissimi
el desideraliss'mi, gaudium
meum el corona mea:
sic slate in Domino, charissimi:
Evodiam rogo el
Synlychen deprecor idipsum
sapere in Domino.
Eliam rogo ad le, germane
compar, adjuva illas,
quai mecum laboravcrunl
in Evangelio mm Clemente
el ceteris adjuloribas
meis, quorum nomina sunt
in libro vita;.
Filipcnses, cap. 3.
DESPUES DE PENTECOSTES.
Hermanos mios; Imiladme,
y observad con cuidado á los
que se conducen según el modelo
que tenéis en mf; porque
muchos viven como aquellos,
de los cuales os decia yo con
frecuencia, y lo digo todavía
ahora con las lágrimas en los
ojos, que son enemigos de la
cruz de Cristo; cuyo fin es la
muerto eterna; que no tienen
otro Dios que su vientre; que
se glorian de su propio deshonor;
que no llenen guslo sino
en las cosas terrenas. Por
loque hace á mí, mi Iralo es
con el cielo de donde espero
al Salvador, nueslro Señor Jesucristo,
que dan á mi cuerpo
tan abyecto por sí mismo una
forma entera men te une va, hasla
hacerle semejante á su cuerpo
glorioso, en virtud de aquella
acción por la que puede
ejercer su imperio sobre todas
las cosas. V asi, hermanos
mios carísimos, vosotros que
sois el objeto de mis deseos,
mi gozo y mi corona, permaneced,
como lo estáis, amadísimos
mios , conslantemenle
unidos al Señor. Pido también
á Evodia y ruego á Synlyca
que tengan unos mismos sentimientos
en nuestro Señor; y
á It también, mi fiel compañero,
le suplico que las asistas,
porque ellas han trabajado
conmigo, y me han ayudado
en el ministerio evangélico con
Clemente y los demás compañeros
de mis trabajos, cuyos
nombres están en el libi o de
la vida.
San Policarpo, en la carta que escribe á los filipenses,
parece asegurar que san Pablo les habia escrilo inucbas
carias ; pero es constante que no les escribió mas que esta.
Es bástanle ordinario en todas las lenguas el hablar
en plural tratándose de una sola caria.
REFLEXIONES.
«Porque muchos viven como aquellos, de los cuales os
decia yo con frecuencia, y lo digo todavía ahora con las
lágrimas en los ojos, que son enemigos de la cruz de Cristo,
cuyo fin es la muerte eterna.» No presenta san Pablo
en el relí alo tan espanloso que aquí hace, el de los libertinos
públicos, délos impíos de profesión, de los enemigos
declarados del crislianismo; es sí el de aquellos pretlicadores
del Evangelio, el de aquellos cuyo aire devoto y aun
austero imponía al público; doctores de una moral muy severa,
que no contentos con la sublime perfección de la ley
de Jesucristo y con la santa severidad del Evangelio querían
imponer un nuevo yugo y nuevas austeridades, sujetando
á los cristianos á la mayor parte de las ceremonias
duras de la antigua ley. La libertad que el Salvador
habia concedido de comer de (oda especie de viandas, les
escandalizaba. Querían que además de la observancia de'
santo dia del domingo se observase también el sábado, y
otras muchas observancias legales. Tal ha sido en lodos
tiempos el carácter de todos los herejes ; tal será en lodos
los siglos venideros su genio y su verdadero relrato;
grandes predicadores de una severidad escesiva bajo un
aspecto imponente, de una apariencia estudiada y de una
ariilkiosa piedad. ¿Hubo jamás alguno de estos que no
clamase contra la relajación verdadera ó falsa de los Deles?
¿Hubo alguno que comenzase por reformarse á sí
mismo? Refórmanse en el eslerior, porque esta aparente
reforma hace honor, y da en los ojos de los sencillos. Los
arríanos clamaban contra los abusos en materia de religión;
los nestorianos conlra la pretendida superslicion;
los pelagianos conlra los preleiuiidos errores del liempo;
los luteranos, los calvinistas, contra la pretendida relajación
de la Iglesia. Todos han predicado la moral severa;
pero ninguno hay que no haya llevado una vida licenciosa.
«Os lo he dicho muchas veces, y os lo digo todavía con
las lágrimas en los ojos: son enemigos de la cruz de Jesu -
cristo, cuyo fin es la última desgracia;» y su suerte ta reprobación
eterna. Ministros del demonio, todo su estudio
consiste en seducir. Lobos bajo de la piel de ovejas, lodo
su zelo no lira masque á devorar y á perder. Desgraciados,
esclama el apóstol san Judas , «porque se han precipitado
en el camino de Caín :« los zelos, la envidia, el orgullo,
han sido el principio de lodos los errores en malcría
de religión, y su efecto natural el furor y el asesinato.
«El sórdido amor del lucro les ha hecho caer en el error
de Balaam.» Dios les ha abandonado á los devaneos de su
corazón, por tanto sus costumbres han sido siempre corrompidas,
y lodos sus esfuerzos han terminado en hacerles
perecer en una rebelión conlra la Iglesia, como lado
Coré. Gentes que no piensan mas que en tratarse bien a
TOMO IV.
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