Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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bat illis : S. Quid evhn
maU[ccil?C. Al illimagis
damahnnl : S. Crucifuje
enm. C. Pilatus mttcm vohns
populo salisfacere,
dimisil illis Jiarahbmn, el
tradidil Jeswnjlagellis cmswn,
wí crucifiyerctur.
Milites autem duxerunt
eum in alrium prnlorii,
el convocant tolam cohor-
(m, el Induunt eum purpura,
el impomnl eiplectenles
spineam coronam.
El cccpñ'unt salutare eum:
Ave, Rex Judworum. El
percuticbant capul ejus
arundine : el conspuehant
eum, el ponentes genua,
adorahanl eum. El poslquam
illuserunl ei, exuerwní
iümn purjmra, et
induerunl eum veslimentis
suis ; el cducunt illum ut
crucifigerent eum. El angariaverunl
pmlcreuntem
quempiam Simonem Cyrenwum,
venientem de villa,
palrem Alexandri, el Rufi,
ni lollei'el crucem ejus. El
pcrducuntiílurn in Galgotha
locum : quod est inlerprelatum
Calvario; locus.
Et dahant ei libere
myrrhalum vinum : el non
accepit. Et crucÁfigentes
eum, diviserunl vestimenta
ejus, mittentes sortera
super eis, quis quid tolleret.
Eral autem hora tertia,
et cracifaerunl eum.
El eral lilulus causcB ejus
inscriplus : Rex JudiCOi'um.
Et ctnn eo cruci/igunl
dúos ¡airones tunum
á dexlris , el alium a sinislris
ejus. El impleta
est Scriptura, quw. diál t
Elcum iniquis reputalus
esl. Kl pradercuntes hlasphemabant
eum, movenles
r.iipita sita, el diccnles : S.
Yah'.qui dcstruis templum
Dei, el in tribus diebus
rca'diftcas : sulvum fac lemetipsum
dcscendens de
cruce. C. Simililcr el summi
sacerdotes illudenles,
ad allerulrum cum scribis
dkebant : S. Alios salvos
fecil, scipsuin non potcst
salvum [acere. Chrislus
ellos clamaban con mas fuerza
: Crucifícale. Entonces Pílalo,
deseoso de dar gusto al
pueblo , puso en libertad á
líarrabás, y después de haber
sido azotado Jesús, se le entregó
para (pie fuese crucificado.
En el momento le llevaron
al atrio del pretorio , y
reuniendo toda la cohorte, le
vistieron con una capa de púrpura
; le pusieron una corona
que ellos mismos tejieron de
espinas, y comenzaron á saludarle
de este modo : Salve,
rey de los judíos; y al mismo
liernpo le herían en la cabeza
con una caña, encupianle , y
arrodillándose le adoraban.
Después de haberse así mofado
de él, le quitaron el manto
de púrpura, le volvieron á poner
sus vestidos, y le sacaron
fuera para crucificarle. Acertando
á pasar por allí un hombre
de Cirene, llamado Simón,
padre de Alejandro y de Rufo,
que volvía de su casa de campo
, le obligaron por fuerza á
que llevase la cruz de Jesús.
Por Dn, condnjóronle basta el
lugar que se llama Gólgola ,
que significa Calvario; allí le
ofrecieron vino min ado, mas
no le bebió. Después de haberle
crucificado dividieron
sus vestidos , echándoles á la
suerte para ver lo que cada
uno lomaría. Era la hora de
tercia del día, cuando clavaron
á Jesús en la cruz, y la
causa de su muerte estaba escrita
en estos términos : Rey
de los judíos. Crucificaron
también con él dos ladrones ,
uno á su derecba y otro á su
izquierda , cumpliéndose así
la Escritura que decía : Ha sido
puesto en el número de los
malvados. Los que pasaban
por allí, le cargahau'de maldiciones,
moviendo la cabeza, y
diciéudole: ¡Vaya! tú que destruyes
el templo de Dios, y en
tres días lo vuelves á edificar,
sálvale á tí mismo, bajando de
la cruz. Mofábanse también
los príncipes do los sacerdotes,
diciéndose mutuamente
con los escribas : Ha salvado
á otros, y no puede salvarse á
sí mismo. Descicnd.i abora de
MARTES
rex Israel descendat nmc
de cruce, ut videamu*, et
credamus. C. Et qui cum
eo crucifixi erant, conviliahantur
ei. El facía hora
sexta, lencbrce factoe
sunt per totam terram
usque in horam nonam.
El hora nona exclamavit
Jesús roce magna, dicens:
»J< Eloi, Eloi, lamma sabacthani?
C. Quod est intcrpreialum
: Deus
meus, Deus meus, ut quid
dereliquisli me? C. Et quídam
de drmmstanúbvs
audicntes, dicebant: S.
Eece Eliam vocal. C. Currens
aulem unus,' el implens
spongiam aceto, circumponensque
cálamo,
potum dahat ci, dicens:
S. Sinile, videamus si venial
Elias ad depanendum
eum. C. Jesús autem emissa
voce magna expiravit.
(Ilic genufleclilur, et pausafur
aliquanlulum.) El
velum templi scissum est
in dúo, a summo nsque
deorsum. Yidens autem
Centurio, qui ex adverso
slabat, quia sic clamans
expirasset, ail: S. Veré
hic homo Filias Dei eral.
C. Eranl autem el midieres
de longe aspicientes :
inler quas eral Maria
Magdalene, el Maria Jacobi
minoris el Joseph water,
et Salome : et cum essel
in Galila:a , seguehanlar
eum , el minislrabanl
ei, el aliw mullas, qtm sivnd
cum eo ascenderant
Jerosolymam.
El cum jam sero esscl
factum (quia eral Parasceve,
quod est ante sabbalum]
venit Joscph ab Arimalhcca
nobilis decurio,
qui el ipse eral expectans
regmm Dei : et audacter
ínlrokü ad Pilatum , el
petiít corpas Jesu. Pilatus
aulem mrabalur si jam
obiisset. El accersito Centurione,
interroyavit eum
si jam mortuus esset. Et
cum cognovisset a Centurione,
dona vil cor pus Joscph.
Joseph autem raerla
cruz el Cristo, el rey de
Israel, para que nosotros lo
veamos y creamos. Y los que
estaban crucificados con él, le
cargaban igualmente de injurias.
Llegada la hora de sexta,
se eslendieron por toda la
tierra (espesas) tinieblas, basta
la hora de nona, y á la hora
de nona esclamó Jesús en
alta voz : Eloi, Eloi , lamma
sabaclhanit lo cual significa :
¡Dios mió '. i Dios mió ! ¿poiqué
me habéis desamparado?
Algunos de los que allí estaban
y lo oyeron, decían : Mirad
como llama á Elias. Al
mismo tiempo uno de aquellos
satélites echó á correr; empapó
una esponja en vinagre, la
puso al cabo de una caña, y
se la daba á beber, diciendo :
Esperemos, y veamos si viene
Elias á quitarle de la cruz.
Mas Jesús, después de haber
dado un gran grito , espiró
[Aquí todos se arrodillan). En
el mismo momento el velo del
templóse desgarró en dos partes
de alto abajo, y el centurión
que estaba al fíenle de
él, viendo que había espirado,
dando un gran grito, esclamó:
Cierlamenle esto hombre era
Hijo de Dios. Había allí también
algunas mujeres que lo
miraban de léjos, entre las
cuales estaban María Magdalena,
María, madre de Santiago
el menor y de José, que le
seguían cuando estuvo en Galilea,
y cuidaban de él. Uabia
también otras muchas que hablan
subido con él á Jcrusalen.
Y cuando ya la tarde declinaba
(porque era el dia délos
preparativos, que es la vigilia
del sábado). José de Arimalca,
noble decurión, y que esperaba
también el reino de Dios,
fué sin ningún temorá casa de
Pílalo, y le pidió el cuerpo de
Jesús. Eslrafiaba Pílalo que
hubiese muerlo ya, y habiendo
hecho venir al centurión,
le preguntó si efeclivamente
había ya muerlo; y cerciorado
por el centurión, dió á José
el cuerpo de Jesús. José compró
una sábana, en la que en-