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FácilimíQte so ve, fjuc prohibiendo el u.so <strong>de</strong> la carne y<br />
<strong>de</strong>l vino em e! ayuno, so han pretendido prohibir todas las<br />
<strong>de</strong>lica<strong>de</strong>zas <strong>de</strong>l gusto y los esmeros <strong>de</strong> la sensualidad;<br />
también se con<strong>de</strong>naban las salsas <strong>de</strong>masiado esqimilas<br />
en las legumbres, no siendo la intención <strong>de</strong> la Iglesia tanto<br />
el sustraer al cuerpo su alimento por el ayuno, como el<br />
cercenar al cuerpo y al alma do los atractivos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>leite.<br />
La sensualidad pue<strong>de</strong> hallarse en la abstinencia misma.<br />
Pero la Iglesia con<strong>de</strong>na todas las <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>zas, <strong>de</strong>cia con<br />
indignación san Gregorio <strong>de</strong> Nisa.<br />
DK CUARESMA<br />
La flojedad y la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong> estos ulliniostiem¡)os<br />
se espantaría si sereQriesecouqué exactitud<br />
y con qué severidad ayunaban la Cuaresma los fieles <strong>de</strong> los<br />
primeros siglos. No solo las personas religiosas, sino también<br />
las geiiles <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> toda edad, <strong>de</strong> todo sexo, <strong>de</strong>toda<br />
cualidad, los gran<strong>de</strong>s como el pueblo, el príncipe<br />
como el artesano, se privaban con frecuencia hasta <strong>de</strong>l<br />
uso <strong>de</strong>l pescado, muchos ayunaban toda la Cuaresma á<br />
pan y agua ; en los seis dias <strong>de</strong> la semana santa no se<br />
tomaba otro alimento, dice san Epifanio, sino pan seco,<br />
sal yagua, lo cual se llamaba xerofagia, y algunos pasaban<br />
aun dos dias sin comer. ¡Qué diferencia, buen Dios,<br />
<strong>de</strong> ayuno á ayuno, si se compara el ayuno <strong>de</strong> los primeros<br />
fieles con el ayuno <strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong> este tiempo! <strong>Los</strong><br />
i»as regulares no son siempre los mas austeros; ¡qué diversidad<br />
en los manjares I ¡qué suntuosidad en la abstinencia<br />
misma ! ¡qué sensualidad en los guisos! ¿basta<br />
^caso la diversidad <strong>de</strong> los alimentos para el ayuno, si el<br />
gusto, si la voluptuosidad misma, llevan á ella la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za<br />
hasta la <strong>de</strong>masía?<br />
ílasla principios <strong>de</strong>l siglo xm no ha permitido la Iglesia<br />
que se a<strong>de</strong>lantase al medio dia la comida, que todavía<br />
entonces no se hacia en los dias <strong>de</strong> ayuno <strong>de</strong> Cuaresma<br />
^asla !a tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> vísperas. San Uernardo y Pedro<br />
<strong>de</strong> Biois, que vivían en el siglo xu, aseguran que durante<br />
^ santa cuarentena todos los fieles ayunaban como ellos<br />
hasta la tar<strong>de</strong>, sin que nadie, <strong>de</strong> cualquiera condición que<br />
fi'eso, se atreviese á comerá hora mas cómoda. (Serm. 3<br />
111 Quadrag.) Para conservar siempre la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> esta antigua<br />
disciplina, or<strong>de</strong>na la Iglesia que durante la Cuaresma<br />
se digan vísperas antes <strong>de</strong> comer en los dias <strong>de</strong> ayuno.<br />
Esta indulgente anticipación <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong> la comida ha<br />
jlado ocasión á lo que se llama colación los dias <strong>de</strong> ayu-<br />
I|0- Al principio no se permitió mas que el beber un trago<br />
^ vino á la noche, bien persuadidos <strong>de</strong> que el espírilu<strong>de</strong>l<br />
^uno eclesiástico requiere que se ayunen las veinte y<br />
cuatro horas. El temor <strong>de</strong> que dafiaseá la salud si se besin<br />
comer, hizo que se añadiese un pedacite <strong>de</strong> pan.<br />
1^ llamó colación esta pequeña templanza, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que los<br />
'g'osos la fijaron al tiempo <strong>de</strong> la noche que precedía<br />
_ 'wtura <strong>de</strong> las colaciones ó conferencias <strong>de</strong> los anli-<br />
£Uos nionges, que se hacia todas las noches ántes <strong>de</strong><br />
'^píelas. Conducidos por un espíritu <strong>de</strong> una regularidad<br />
s '8 eX;>Ctu' se estableció en los mas santos monasterios,<br />
tur'6 l0^0 en e' ('C C'un'' (luecn ^uȒ,r ^ hacer esta leca<br />
en los dias <strong>de</strong> ayuno, en el claustro, ó en el capítulo,<br />
l io"0 80 ^aC'a en 'ÜS <strong>de</strong>,,liiS d'38' se hiciese en el refecfoj<br />
' * "esilu entonces la palabra colación se comunicó<br />
ciono^10"161111' dli la IeCÍl,ra d0 laá co"fel'encia3 ó cola-<br />
"leiu! t"Sla P^*^1* comida que precedía inmcdiala-<br />
Ia c " •* lectura. ((Establecemos,» dicen los estatutos <strong>de</strong><br />
g' egacion <strong>de</strong> Cluni, « y mandamos que todos acu-<br />
TOMO<br />
iv.<br />
dan Jk la hora <strong>de</strong> la bebida nocturna, que entro ellos td<br />
llama colación.» «La tolerancia <strong>de</strong> ta Iglena anloma sui'-<br />
cieníemenlo el uso umversalmente recibido <strong>de</strong> la colación;<br />
pero no preten<strong>de</strong> que esta colación sea una segunda comida:<br />
y no hay duda que la colación, tal como la hacen<br />
mychos en el día, quebranta el ayuno. San Carlos cn las<br />
reglas que hizo para sus domésticos, les permite solo onza<br />
y medía <strong>de</strong> pan y un poco <strong>de</strong> vino para su colación en<br />
Cuaresma. Sedienta <strong>de</strong> San Espiridion, obispo <strong>de</strong> Tremitunta<br />
en Chipre, y <strong>de</strong>l santo solitario Marciano, que quebrantaron<br />
el ayuno por caridad, con motivo <strong>de</strong> algunos<br />
estranjeros que habían venido á visitarlos; pero este era<br />
un ayuno <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción y <strong>de</strong> reglas. El ayuno <strong>de</strong> la regla<br />
es libre, se le respondió al abad Casiano; pero la caridad<br />
es la perfección <strong>de</strong> la ley divina. Así lo que se llama la regla<br />
<strong>de</strong>l maestro, porque es Jesucristo el que habla en olla,<br />
dice posilivamcnle, que los ayunos <strong>de</strong> Cuaresma son inviolables,<br />
sin que los escuse ningún protesto, ni valga<br />
para ello consi<strong>de</strong>ración ninguna por la liegada <strong>de</strong> huéspe<strong>de</strong>s<br />
algunos.<br />
Ni son tampoco los únicas <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> religión que<br />
Dios exige <strong>de</strong> los cristianos durante la Cuaresma, la abstinencia<br />
y el ayuno. La oración, el uso frecuenie <strong>de</strong> los<br />
sacramentos, la limosna, <strong>de</strong>ben acompañar al ayuno, y<br />
singularmenlo la inocencia y la pureza. Abstengámonos<br />
particularmente <strong>de</strong>l pecado, dice san Agustín ; no sea<br />
que nuestros ayunos sean infructosos como los <strong>de</strong> los<br />
judíos y Dios no los apruebo. ¿Queréis santificar el ayuno,<br />
dice en otra parte ? llenad los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> misericordia<br />
y <strong>de</strong> caridad. Lo que cercenáis á vuestra sensualidad,<br />
dice San Gregorio do Niza, lo que ahorráis por vuestro<br />
ayuno, dadlo al pobre que pa<strong>de</strong>ce hambre. Kl ayuno,<br />
dice San Crisóstomo, no <strong>de</strong>be mirarse como un tráfico<br />
in<strong>de</strong>cente: no es el fin <strong>de</strong> la abstinencia el ahorrar,<br />
es preciso que el pobre se alimente con lo que vosotros<br />
disminuís á vuestra mesa. Do este modo sacareis do<br />
vuestro ayuno una ventaja doble, por una parle el haber<br />
ayunado y por otra el haber satisfecho al pobre. Por fin<br />
el ayuno, dice san Agustín, no consiste solamente en abstenerse<br />
<strong>de</strong> los manjares que <strong>de</strong>seamos, sino <strong>de</strong> lodos los<br />
placeres y las diversiones, las cuales <strong>de</strong>bemos consi<strong>de</strong>rar<br />
como entredichas para nosotros en el santo tiempo <strong>de</strong> Penitencia.<br />
Hay muebos, aña<strong>de</strong> el mismo santo, quesonmas<br />
bien voluptuosos, que religiosos observadores <strong>de</strong> la Cuaresma.<br />
(Serm. 171 <strong>de</strong> divers.) ¡ Qué error mas lamenlabio!<br />
No es esto guardar la abstinencia, es sí mudar los<br />
alimentos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>leite.<br />
La misa <strong>de</strong> este día contiene todo el misterio <strong>de</strong>l sanio<br />
tiempo <strong>de</strong> Cuaresma. Comienza por este versículo <strong>de</strong>l salmo<br />
90 : «El justo me llamará en su ayuda, y yo le oiré;»<br />
estaré con él en el tiempo <strong>de</strong> la tribulación, y le sacaré <strong>de</strong><br />
ella con gloria. No hay una cosa mas á propósito que todo<br />
esto salmo para inspirar ónimo á los líeles cn la penosa<br />
carrera do Cuaresma, y en el ejercicio <strong>de</strong> la penilcncia y<br />
do la tentación.<br />
La Epístola es una viva y pafelica exhortación á fin <strong>de</strong><br />
que no inutilicemos los dias consagrados á la penitencia,<br />
y un tiempo que pue<strong>de</strong> llamarse el reinado por escelcnna<br />
<strong>de</strong> la misericordia <strong>de</strong>l Señor. Está tomada <strong>de</strong>l sexto capítulo<br />
<strong>de</strong> la segunda carta <strong>de</strong> san Pablo á los corintios. He<br />
aquí, les dice, el tiempo <strong>de</strong> gracia, ahora son los dias <strong>de</strong><br />
salud. Yo os exhorto con lodo mi cora/on, á que no reci-<br />
¡3