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damavil: Lazare, vemforas.<br />
Etsiaiim prodiil qui fuerat<br />
morluus, ligalus pe<strong>de</strong>s, e£<br />
ma)iM.s institis, elfiiciesillius<br />
sudario erat ügata. Dixit eis<br />
Jesús: Sulfíiteeuin, el sinile<br />
abire. Mullí ergo ex Juáwis,<br />
qui veneranl ad Mariam et<br />
Marlham, et vi<strong>de</strong>ranl quw<br />
fecit Jesús, credi<strong>de</strong>rmit iu<br />
cum.<br />
nuu ieso? Jesús, pues, es-<br />
IrLíiiu'ííiéndosei dtí nuevo<br />
<strong>de</strong>nlro <strong>de</strong> sí mismo, fué al<br />
lugar <strong>de</strong> la sepultura. Era,<br />
pues, una cueva abierta en<br />
la peña, y la hablan cerrado<br />
con una piedra. Quitad<br />
la piedra, dijo Jesús. Señor,<br />
le dijo Marta, hermana <strong>de</strong>l<br />
muerto, comienza ya á arrojar<br />
lelor, porque hace cuatro<br />
días que está enterrado.<br />
Jesús la repuso: ¿No le he<br />
dicho, que si creyeres venas<br />
á Dios glorificado? Quitaron,<br />
pues, la piedra, y<br />
levantando Jesús los ojos,<br />
dijo: Padre mió, yo os doy<br />
gracias porque me habéis<br />
oido. Bien sabia yo que<br />
siempre me oís; pero lo<br />
que he dicho, ha sido en<br />
consi<strong>de</strong>ración á la mullilud<br />
que eslán en re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> mí,<br />
á íin <strong>de</strong> que crean que vos<br />
me habéis enviado. Después<br />
<strong>de</strong> haber proferido estas<br />
palabras, clamó con un tono<br />
<strong>de</strong> voz muy alto: Lázaro,<br />
sal fuera. El que estaba<br />
muerto, salió inmediatamente<br />
con las vendas que le<br />
ligaban los piós y las manos,<br />
y con el lienzo que le<br />
cubria el rostro. Desaladle,<br />
Jes dijo Jesús, y <strong>de</strong>jadle andar.<br />
Gran mimero <strong>de</strong> los<br />
judíos que habian venido á<br />
ver á María y á María, y<br />
que eran lesligos <strong>de</strong> lo que<br />
Jesús habia hecho, creyeron<br />
en él. •<br />
MEDITACION.<br />
tinelos sentimientos <strong>de</strong> un pecador moribundo.<br />
PtNTO PRIMERO.—Consi<strong>de</strong>ra que por mas crueles que<br />
sean los sobresaltos que acometen en la muerte, y los dolores<br />
que se sienten en aquella última hora, nada hay<br />
mas duro, nada alormenla tanto á un pecador moribundo,<br />
que los vivos y amargos sentimientos que esperimenla<br />
poco antes <strong>de</strong> espirar.<br />
Durante la vida, la fé <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> los crislia-<br />
»os, y sobre lodo <strong>de</strong> los libertinos, está medio eslinguida.<br />
Creen, es <strong>de</strong>cir, no caen en los errores hasla el punto <strong>de</strong><br />
ser infieles; pero creen tan débilmcnle, que apenas pue<strong>de</strong>n<br />
llamarse cristianos.<br />
En la muerte <strong>de</strong>saparecen todas las<br />
preocupaciones;<br />
las pasiones mas fuerles se eslinguon; la fé se <strong>de</strong>spierta,<br />
y hace ver las verda<strong>de</strong>s mas terribles, con tal claridad,<br />
que no es posible dudar ya <strong>de</strong> ellas. Poro ¡oh Dios!<br />
m CUARESMA. 233<br />
¡ qué seníimionios y qué temoros nacen <strong>de</strong> estas luces!<br />
Se conoce entonces sensiblemente para qué íin vivíamos<br />
sobro la (ierra. Dios solo, sí, Dios solo <strong>de</strong>bia ser el<br />
objelo<strong>de</strong> mi cullo. ¡ Qué sentimienlo haber servido á otro<br />
señor, haber amado á otro objeto, haber seguido á otra<br />
guia que á él 1<br />
Me sobraban motivos para no haberme engañado; mi<br />
razón me hacia ver bastante lo que <strong>de</strong>bia haier; mi reposo<br />
estribaba en mi regularidad, y mi interés en el cumplimiento<br />
<strong>de</strong> mis <strong>de</strong>beres. ¡Qué consolatorio seria para mi<br />
si hubiese pasado mis dias en el servicio <strong>de</strong> un Señor tan<br />
bueno! ¡ Ah! ¡ qué <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rosas solicitaciones ! i (pié <strong>de</strong><br />
gracias! y no me he <strong>de</strong>cidido á servirle; he mirado á<br />
sangre fria á mi Dios, espirando por mí en la cruz; lodos<br />
sus beneficios no han podido vencer mi indiferencia; no<br />
he querido amarle, y yo muero.<br />
¿llabia alguna cosa capaz <strong>de</strong> enlrar en concurrencia con<br />
un Dios ? ¿ Tenia yo dos señores á quien servir ? Y 'aun<br />
cuando hubiera tenido dos, ¿ á quién <strong>de</strong>bia la preferencia?<br />
Muy <strong>de</strong>sgraciado es aquel á quien no le basta un Dios. Yo<br />
soy este <strong>de</strong>sgraciado, porque me ha dado gana <strong>de</strong> serlo, y<br />
yo muero.<br />
Pero ¿en servicio <strong>de</strong> quién he pasado yo mis dias ? ¿ y<br />
qué ventaja he sacado <strong>de</strong> haber servido al mundo? Disgustos<br />
infinilos, penas continuas, sudores infiucluosos,<br />
servidumbre cruel, yugo abrumador, vida consumida y<br />
perdida en la amargura; y <strong>de</strong> todo eslo, ¿cuál ha sido la<br />
recompensa? Sentimientos <strong>de</strong>sespcranlesT una muerte espantosa,<br />
una <strong>de</strong>sgraciada elernidad. ¡Ah, Dios mió! ¿es<br />
lodo eslo verdad, y hay pecadores en el mundo?<br />
PUNTO SIÍGUNDO,—Consi<strong>de</strong>ra qué pesar será para no>otros<br />
el percibir que lodo lo que nos ha espanlado, lo que<br />
nos ha disgustado <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> bios no era mas que una<br />
pura fantasma. Era el respelo humano, y entonces se verá<br />
cuan vano era, y cuán ridículo era el Irabajo: i Ah ! ¿podía<br />
yo ignorar que Jesucristo asegura que su yugo es suave<br />
y su carga lijera ? Yo veo ahora, dirá el moribundo,<br />
que he tenido mas que sufrir viviendo licenciosamente,<br />
que cuanto hubiera sufrido llevando una vida cristiana; yo<br />
veo ahora mi tontería; me carcome el pesar, pero ya no<br />
hay tiempo <strong>de</strong> reparar mi falla, y yo muero.<br />
He <strong>de</strong>scuidado enleramenlc mi salvación: I09 negoci is<br />
temporales, las partidas <strong>de</strong> placer, el juego, los espectáculos<br />
han absorvido todo mi tiempo. Yo he juntado gran<strong>de</strong>s<br />
bienes: ¿y para quién? Yo me he divertido, yo he<br />
pecado; y jo muero sin haber hecho penilentia: IUUTO,<br />
y voy á ser con<strong>de</strong>nado al fuego cierno, condciiado á sufrir<br />
por toda la elernidad el rigor leunido <strong>de</strong> lodos los suplicios.<br />
¡Oh qué <strong>de</strong>sesperación! ¡quésentimiento !<br />
Movido por la lectura <strong>de</strong> aquel libro <strong>de</strong> piedad, sobresallado<br />
por aquel acci<strong>de</strong>nte, convencido, <strong>de</strong>sengañado por<br />
aquellas reflexiones tan concluyenles, tan verda<strong>de</strong>ras,<br />
ejecutado todavía mas por la gracia, y o habia formado d<br />
<strong>de</strong>signio <strong>de</strong> mi conversión, habia hecho el plan <strong>de</strong> ella:<br />
¿quién me ha impedido su ejecución? Aquel amigo, aipie -<br />
líos compañeros libertinos, el temor <strong>de</strong> pasar por (levólo,<br />
el mal ejemplo: ¿y por amor <strong>de</strong> un amigo, <strong>de</strong> un libertino,<br />
<strong>de</strong> un atolondrado, me he con<strong>de</strong>nado? ¡Quién pue<strong>de</strong><br />
compren<strong>de</strong>r el rigor <strong>de</strong> este <strong>de</strong>specho, <strong>de</strong> esta rabia!<br />
llonores que me habéis <strong>de</strong>slumhrado, adornos que me<br />
habéis costado tanto; placeres que me habéis hecho gemir<br />
lanías veces; alegrías mundanas seguidas <strong>de</strong> tañías lágri-<br />
TOMO IV.<br />
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