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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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Dios nos perdona, i\ fin do que nosolros perdonemos,<br />

dicesan Agustin; y si nosolros no perdonamos, hará revivir<br />

la <strong>de</strong>uda. Imilemos la conduela <strong>de</strong> nuestro Padre, si<br />

no queremos ser <strong>de</strong>sheredados. Aparece claramente por<br />

el Evangelio, aña<strong>de</strong> el mismo l'adre, que los pecados<br />

in'nlonados reviven, es <strong>de</strong>cir, la pena <strong>de</strong>l pecado, como<br />

lo esplica santo Tomás, cuando no tenemos compasión y<br />

caridad con nuestros hermanos: son nolahles las palabras<br />

<strong>de</strong> este santo doctor: «Que renacen los pecados perdonados<br />

para el que no tiene caridad con sus hermanos,<br />

nos lo enseña en el Evangelio clarisimamenle el Señor en<br />

aquel criado, al cual vuelve á pedir su señor la <strong>de</strong>uda perdonada.—Si<br />

nosotros no perdonamos <strong>de</strong> huena gana<br />

la ofensa que so nos ha hecho. Dios nos pedirá cuenta <strong>de</strong><br />

nuevo <strong>de</strong> los pecados que se nos habian perdonado,» dicesan<br />

Gregorio. A la verdad Dios no revoca los dones que<br />

ha concedido, y la culpa <strong>de</strong> un pecado perdonado no pue<strong>de</strong><br />

revivir; pero la pena <strong>de</strong>bida á eslos pecados, que es<br />

propiamente la <strong>de</strong>uda <strong>de</strong>bida á la justicia divina, aun<br />

cuando hubiese sido perdonada, dice sanio Tomás, pue<strong>de</strong><br />

revivir por nuestra ingralilud y nuestra falta <strong>de</strong> caridad.<br />

La oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia es como SUJUOÍ<br />

Familiam tuam , quee • Señor, guardad á vuestros<br />

Sttmws, Domine,, continua<br />

siervos por una conlimia asispielaie<br />

cuslodi: ut a cune-<br />

(ti adversitaiibus, le fro-<br />

<strong>de</strong> qnelihres por vuestra prolegenle,<br />

stt libera, et in<br />

bonis aclihus luo nomini<br />

tencia <strong>de</strong> vuestra bondad, álin<br />

lección <strong>de</strong> lodos los males no<br />

busquen en todas sus buenas<br />

síí <strong>de</strong>vola. Per Dominum obras mas que la gloria <strong>de</strong><br />

nostrum...<br />

vuestro nombre. Por nuestro<br />

Señor Jesucristo, etc.<br />

La Epístola es <strong>de</strong> la que escribió el apóstol san Pallo á los<br />

Efemos, cap. 6.<br />

DESPURS DE PRMRCOSTES. 5r,7<br />

. Fratres : Canforlamini<br />

in Domino, et in polentia<br />

virtutis ejus. Lndmle ros<br />

armaturam Dei, utpossitis<br />

store adversus insidias<br />

diaboli: quoniam non est<br />

nobis colluctatio advenus<br />

carncm et sanguincin : sed<br />

adversus principes et po~<br />

testates, adversus mundi<br />

rectores tenebrarum ha~<br />

rum contra spiriluaüa nequitim,<br />

t» cwlestibus.<br />

I'ropterea aecipite armaturam<br />

Dei, ut possitisresislerc<br />

in die molo, et m<br />

ómnibus perfecti slare.<br />

Ertjo succincti limbos vestros<br />

in veníale , el induli<br />

loricam juslitia , el calceali<br />

pe<strong>de</strong>s in pra'paralione<br />

Evangelii pacis : in<br />

ómnibus símenles scnlam<br />

fi<strong>de</strong>i, in quo possilis om~<br />

nia tela nequissimi Ígnea<br />

extinguere : et galeam sallermanos<br />

mió?: Fortificaos<br />

en el Señor, y por su virtud<br />

omnipotente revestios con las<br />

armas <strong>de</strong> Dios, á fin <strong>de</strong> que<br />

podáis oslar sobre aviso contra<br />

las emboscadas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio;<br />

porque no es contra la carne y<br />

la sangre contra quienes tenemos<br />

que combatir, sino contra<br />

los principados y las potesta<strong>de</strong>s,<br />

contra los dominadores<br />

<strong>de</strong>esle mnndo, <strong>de</strong> este<br />

lugar <strong>de</strong> tinieblas, contra los<br />

espíritus malignos que están<br />

en el aire. Por lanío lomad las<br />

armas <strong>de</strong> Dios, á fin <strong>de</strong> que<br />

podáis resistir en el dia malo,<br />

y sosteneros hallándoos provistos<br />

<strong>de</strong>todo. Manteneos, pues<br />

con buen ánimo, teniendo la<br />

virtud por cintura en vuestros<br />

lomos, y la justicia por coraza,<br />

teniendo igualmenle el calzado<br />

en los piés, para estar<br />

prontos para irá piedicarel<br />

Evangelio <strong>de</strong> la paz; tomando<br />

lutis asswnite : et gladium<br />

spiritvs, quod est<br />

verbum Dei.<br />

en toda coyuntura el escudo<br />

<strong>de</strong> la fé, por medio <strong>de</strong>l que<br />

podáis eslinguir los dardos ardientes<br />

<strong>de</strong>l espíritu maligno;<br />

lomad a<strong>de</strong>más el casco <strong>de</strong> la<br />

salud, y la espada <strong>de</strong>l espíritu,<br />

que es la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Después <strong>de</strong> haber reformado san Pablo con su celo y<br />

su dulzura ordinaria los <strong>de</strong>fectos délos fieles <strong>de</strong> Efeso, les<br />

da reglas <strong>de</strong> conduela para or<strong>de</strong>nar sus costumbres. Da<br />

avisos saludables á los padres y á las madres, á los amos<br />

yá los criados, y concluye su carta encomendándose en<br />

sus oraciones.<br />

REFLEXIONES.<br />

«No es contra la carne y la sangre contra quienes tenemos<br />

que combatir, sino contra los principados y las potesta<strong>de</strong>s.»<br />

Por la carne y la sangre entien<strong>de</strong> san Pablo<br />

aquí los hombres, los cuales no serian mas que enemigos<br />

compuestos <strong>de</strong> carne y <strong>de</strong> hueso como nosotros; y por consiguiente<br />

enemigos que nada podrían influir sobre nuestra<br />

alma y sobro nuestro corazón. Su fuerza, sus asliicius y<br />

todos sus arliíicios se circunscriben á una esfera mas pequeña<br />

, y no es tan difícil el ponerse á cubierto <strong>de</strong> su»<br />

dardos. <strong>Los</strong> enemigos espirituales contra quienes tenemos<br />

que combatir toda ía vida son mucho mas temibles; son<br />

enemigos que no se <strong>de</strong>scubren sino por sos ataques, y cuyos<br />

dardos no se ven sino por las heridas que hacen. Tenemos,<br />

empero, que combatir, dice en otra parte el mismo<br />

apóstol, contra la carne y la sangre, esto es, confia<br />

los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> la carne, contra los ímpetus <strong>de</strong> nuestra propia<br />

concupiscencia , contra nuestros malos <strong>de</strong>seo?. Nosotros<br />

mismos somos, por <strong>de</strong>cirlo así, nuestros mas formidables<br />

enemigos; nuestros sentidos nos seducen, nuestras<br />

pasiones nos hacen una guerra mortal, y <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>sconfiar<br />

continuamente <strong>de</strong> nuestro propio corazón, siempre<br />

<strong>de</strong> inteligencia con nuestros propios sentidos. <strong>Los</strong> principados,<br />

las potesta<strong>de</strong>s, los dominadores <strong>de</strong> las tinieblas, los<br />

espíritus malignos que están en el aire, todo esto significa<br />

poco mas ó menos una misma cosa, estoes, las potesta<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l infierno, el tentador que se halla en todas p,irles,<br />

que nos sigue hasta el lu^ar santo, hasta el mismo<br />

pié <strong>de</strong>l altar, hasta en medio <strong>de</strong> la práctica <strong>de</strong> nuestras<br />

buenas obras. No hay asilo contra sus malignos intentos,<br />

no hay abrigo contra sus tiros. Por esto <strong>de</strong>cia el Salvador<br />

á sus apóstoles: Orad y velad sin cesar; velad y orad á<br />

fin <strong>de</strong> que no os veáis enredados en la tentación, para que<br />

no seáis sorprendidos <strong>de</strong>l enemigo, ni vencidos en la sorpresa.<br />

Si las almas mas inocentes, si los discípulos mas<br />

fervorosos tienen siempre que temer, y <strong>de</strong>ben orar y velar<br />

<strong>de</strong> continuo, ¿quién asegura á los cristianos flojos é<br />

imperfectos? Esas personas mundanas, que no respiran<br />

mas que algazara, esas gentes <strong>de</strong> placer tan joviales y todos<br />

los que pasan su vida en la ociosidad y en la molicie,<br />

¿están á cubierto <strong>de</strong> todos los peligros para que se dispensen<br />

<strong>de</strong> velar, <strong>de</strong> orar y <strong>de</strong> temer? Nuestra vida, dice<br />

la Escritura , es una guerra y una tentación cominua; es<br />

preciso, pues, estar siempre alerta. ¡Cosa eslraña ! y en<br />

medio <strong>de</strong> tantos peligros nada <strong>de</strong>sconlian la mayor parte<br />

délos hombres. ¿Cómo pue<strong>de</strong>n dormir así con un sueño<br />

¿an profundo en medio <strong>de</strong> tan gran peligro, y agitados <strong>de</strong><br />

una tempesiad tan violenta? linos soldados sin ai mas y

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