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conservarlos así mejor en su memoria; alaban una en la<br />
fiTnle, y olra al pliegue <strong>de</strong>l brazo izquierdo. <strong>Los</strong> fariseos<br />
afectaban llevar estas vendas muy anchas, y mayores que<br />
los (k'iiií'is judíos, l'orlas franjas que llevaban muy largas<br />
se entien<strong>de</strong>n ciertos cordones en forma <strong>de</strong> borlas ó bellotas<br />
<strong>de</strong> color violado, do los cuales se hace mención en la<br />
ley. La vestidura <strong>de</strong> los judíos tenia cuatro faldones <strong>de</strong><br />
cuyos cabos pendían estos cordones, y servían para dislincuir<br />
el pueblo judío délas <strong>de</strong>más naciones; como los<br />
fariseos afectaban en todas las cosas nna vana singularidad,<br />
basta en la longitud <strong>de</strong> estas franjas la procuraban.<br />
Ellos son los que han corrompido toda la ley por un montón<br />
<strong>de</strong> ridiculas tradiciones imaginarias. Es verdad que<br />
ellos reconocian la inmortalidad <strong>de</strong>l alma, y olra vida <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> esta ; pero admitían al mismo tiempo una especie<br />
<strong>de</strong> mclcinpsícosis, ó trasmigración <strong>de</strong> las almas, y toda<br />
su doctrina correspondía á la corrupción <strong>de</strong> PUS costumbres.<br />
Tales eran los escribas y fariseos, cuya falsa piedad<br />
yorgullosas austerida<strong>de</strong>s reprueba el Salvador.<br />
«Habéis oido,» prosigue Jesucristo,<br />
DESPUES DE PENTECOSTES. 477<br />
«que se dijo á<br />
vuestros anlepasadcs no matarás; y e! que matare merecerá<br />
ser con<strong>de</strong>nado por el tribunal <strong>de</strong>l juicio.» Esle tribunal<br />
eslableddo en las ciuda<strong>de</strong>s consi<strong>de</strong>rables, se componía <strong>de</strong><br />
veinte y tres jueces. Juzgaba las causas criminales, y podía<br />
con<strong>de</strong>nar á muerte: La ley, pues, impuesta á vuestros<br />
padres, que prohibe el homicidio, con<strong>de</strong>na la acción, dice<br />
el Salvador, sin hablar <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> ejecutarla | y<br />
vuestros doctores, los escribas y fariseos, limitan esle<br />
precepto á la sola proliibicion <strong>de</strong>l bomifidío; «pero yo<br />
os <strong>de</strong>claro, que el odio, las injurias-, las cahinmias, pne<strong>de</strong>n<br />
hacer á un homhro homicida <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, y digno<br />
<strong>de</strong>l último casligo. Moisés no os ha hablado materialmente<br />
mas que <strong>de</strong>l homicidio efectivo, mas yo que soy<br />
vuosiro soherano y primer legislador, vuestro supremo<br />
Juez, os <strong>de</strong>claro que la cólera y el odio que concebís, ó<br />
que mantenéis en vuestra alma, es un crimen grave, puesto<br />
que ofen<strong>de</strong> á una persona á quien <strong>de</strong>béis amar comoá<br />
vosotros mismos; una persona que estáis obligados á<br />
querer como hermano, que tiene el mismo Padre que tenéis<br />
vosotros en el cielo.<br />
«Pero yo os digo que cualquiera que-monta en cólera<br />
contra su hermano, merecerá ser con<strong>de</strong>nado por el tribunal<br />
<strong>de</strong>l juicio : el que dijere á su hermano hombre <strong>de</strong> poco<br />
juicio (roeai, merecerá ser con<strong>de</strong>nado por el íiihuiial<br />
<strong>de</strong>l consejo; y el que le llamare hombro insensato, merecerá<br />
el suplicio <strong>de</strong>l fuego.»<br />
Para penetrar bien el sentido <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Salvador,<br />
es menester saber que habiatres tribunales ó grados<br />
<strong>de</strong> jurisdicción entre los judíos, á los cuales se llevaban<br />
todas las causas. El primero era el <strong>de</strong>l juzgado inferior<br />
compuesto <strong>de</strong> tres jueces solamente, en el cual solo<br />
sojuzgaban las faltas poco consi<strong>de</strong>rables y se casiigahan<br />
con penas lijeras. El segundo era el tribunal que se llamaba<br />
<strong>de</strong>l juicio , establecido en todas las ciuda<strong>de</strong>s consi<strong>de</strong>rables,<br />
compuesto do veinte y tres jueces, el cual juzgaba<br />
<strong>de</strong> las causas criminales y podía con<strong>de</strong>nar á muerte.<br />
El tercero era el iribimal <strong>de</strong>l consejo ó simplemente el<br />
gran consejo llamado Sanhedrin, establecido solamenle<br />
en Jerusalen , compuesto <strong>de</strong> setenta y dos personas <strong>de</strong><br />
las mas distinguidas <strong>de</strong> la nación. Llamábase también el<br />
•'•ibunal soberano adon<strong>de</strong> se llevaban las causas mayores<br />
y juzgaba en üllimo recurso, condcnaiulo á los criminale?<br />
á las penas mas rigorosas. Queriendo, pues, Jesucrislo<br />
dar á enten<strong>de</strong>r á aquel pueblo grosero, cuán gran pecado<br />
es el odio contra el prójimo y cuán severamente se castiga<br />
en el tribunal <strong>de</strong> la justicia divina según sus diferentes<br />
grados <strong>de</strong> malicia, se sirve <strong>de</strong> la diferencia sensible <strong>de</strong> la<br />
jurisdicción <strong>de</strong> estos tribunales para dar una justa i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
la gravedad <strong>de</strong>l pecado, por el rigor <strong>de</strong> los diferentes suplicios<br />
á que estos diferentes tribunales con<strong>de</strong>naban los<br />
mayores crímenes. Aunque interior, aunque mudo el odio,<br />
no es por eso menos grave <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, ni <strong>de</strong>jará <strong>de</strong><br />
recibir el mismo castigo á proporción que sufrirá un criminal<br />
en el tribunal <strong>de</strong>l juicio, en el cual se con<strong>de</strong>na á<br />
muerte á los homicidas. Porque si el odio se manifiesta á<br />
lo eslerior en arrebatos y palabras ofensivas é injuriosas,<br />
hasta tralar á un hombre <strong>de</strong> mentecato, fatuo, hombre <strong>de</strong><br />
poco tálenlo, en este caso será castigado <strong>de</strong> Dios tan severamente<br />
como lo eran los criminales acusados al tribunal<br />
<strong>de</strong>l consejo adon<strong>de</strong> se llevaban los crímenes <strong>de</strong> primer<br />
or<strong>de</strong>n y todas las causas mayores. Y si el <strong>de</strong>spreciar solamenle<br />
á uno y tratarle <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> poco juicio es tan<br />
gran pecado en el juicio <strong>de</strong> Dios, ¿qué pecado será el arrebatarse<br />
hasla llamarle loco, insensato ? Merecerá ciertamente<br />
á los ojos <strong>de</strong> Dios, á proporción lo que merece<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres un crimen que hace al que le comete<br />
digno <strong>de</strong> ser con<strong>de</strong>nado á que se le queme vivo. El<br />
Salvador da á enten<strong>de</strong>r por esta gradación <strong>de</strong> diferenles<br />
pecadas, pero todos inferiores al homicidio, cuán distantes<br />
esluban los escribas <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> la ley,<br />
puesto que el menor <strong>de</strong> eslos pecados merecía una pena<br />
igual á la que aplicaban al homicidio, y que una injuria<br />
atroz merecía hasta el fuego <strong>de</strong>l inlierno. «Gehenme<br />
ignis.»<br />
San Gerónimo nos instruyo sobre el verda<strong>de</strong>ro origen <strong>de</strong><br />
este nombre (rcbenna, y su siguílicacion. Dice que habla<br />
un ídolo <strong>de</strong>Baaló<strong>de</strong> Moloch, próximo á Jerusalen, en un<br />
valle que se llamaba Gehcnnon, esto es, el valle <strong>de</strong> los hijos<br />
<strong>de</strong> Ennon, en el cual iban á sacrificar y quemar los<br />
hijos en honor <strong>de</strong>l diablo. El ídolo <strong>de</strong> Moloch era un busto<br />
<strong>de</strong> bronce monstruoso cuya cabeza era <strong>de</strong> vaca, y sobre su<br />
medio cuerpo tenia siete gran<strong>de</strong>s aberturas, por don<strong>de</strong> se<br />
introducían las víctimas en otros tantos hornos, en los cuales'se<br />
cuidaba <strong>de</strong> mantener un gran fuego día y noche; y<br />
<strong>de</strong> aquí es que el infierno, ó el lugar <strong>de</strong> las llamas eternas,<br />
se ha llamado «Gehenna;» y <strong>de</strong> aquí también nace,<br />
que osla misma palabra se ha aplicado á todo género <strong>de</strong> tor <br />
mentos, fatigas y dolores. Dice san Gerónimo que Jesucristo<br />
es el primero que se ha servido <strong>de</strong> ella para esprosar metafóricamente<br />
el fuego <strong>de</strong>l inlierno y los tormentos <strong>de</strong> los<br />
con<strong>de</strong>nados, en lo que él llama gehenna <strong>de</strong> fuego. ¿Después<br />
<strong>de</strong> esto <strong>de</strong>bo mirarse como un pecado leve una aversión,<br />
un odio en el corazón que estrella en injurias?<br />
Inferid <strong>de</strong> aquí, continúa el Salvador, cuánto imporla el<br />
sofocar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que nace, toda i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> odio y todo<br />
resentimiento <strong>de</strong> venganza. Sea cualquiera la injuriaquese<br />
nos baya hecho, <strong>de</strong>bemos perdonarla y reconciliarnos con<br />
nuestros enemigos. Ninguna cosa hay mas agradable á<br />
Dios que el sacrilicio; pero le agrada mucho mas, que si<br />
hemos ocasionado algún disgusto á uno <strong>de</strong> nuestros hermanos<br />
le <strong>de</strong>mos prontamtMite una justa satisfacción; porque<br />
nuestra reconciliación lo complace mucho mas (pie<br />
nuestro sacrificio. Si estando ya al pié <strong>de</strong>l altar, prontos á<br />
ofrecer nuestro presente al Sefior, nos acordamos <strong>de</strong>algu-