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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m<br />

DOMINGO NONO<br />

•oeetoyen estado do dar niMho, «epero quo lendreis por olvido. En fin, tened siempre en Yueslra cara el tesoro<br />

consi<strong>de</strong>ración h los sentimientos <strong>de</strong> mi corazón, y al <strong>de</strong>seo<br />

que tengo <strong>de</strong> serviros y <strong>de</strong> honraros en la persona <strong>de</strong> los<br />

pobres. ¿Y qué, Señor, puedo yo haciéndoles bien hacéroslo<br />

á vos, y dudaré aun si os lo he <strong>de</strong> hacer?<br />

JiCDLATORus.—Dichoso aquel á quien lacompasion hace<br />

atento á las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pobre. (Psalm. 40.).<br />

<strong>de</strong> los pobres, esto es, una bolsa, en la cual <strong>de</strong>positéis<br />

alguna cosa siempre que cobráreis vuestras rentas, ó hiciereis<br />

alguna ganancia en el comercio. Este fondo <strong>de</strong>be<br />

ser in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> vuestras limosnas ordinarias, y lo<br />

llamareis el tesoro <strong>de</strong> los pobres, porque <strong>de</strong> él sacareis<br />

con que asistirlos estraordinariamenle en sus necesida<strong>de</strong>s.<br />

Nó, nú Dios, jamás nos empobrecerá el daros á vos.<br />

(Proverb. 28.) "<br />

DOMINGO NONO DESPUES DE PENTECOSTES.<br />

Parece que la Iglesia en este noveno domingo <strong>de</strong>spués<br />

PROPÓSITOS.<br />

1 ¿Queréis <strong>de</strong>jar bienes á vuestros hijos, pasar vuestra<br />

vida con abundancia, trasmitir aun los frutos <strong>de</strong> vuestros<br />

sudores y <strong>de</strong> vuestra industria, las prosperida<strong>de</strong>s mismas,<br />

hasta una larga y dichosa posteridad? Haced limosna,<br />

dad libcralmenle á los pobres, abrid vuestra bolsa á los<br />

infelices. Pocos preceptos hay mas positivos, pocas recompensas<br />

mas seguras. No solamente no empobreció jamás<br />

<strong>de</strong> Pentecostés se propone persuadir á los fieles que todas<br />

las <strong>de</strong>sgracias ruidosas que suce<strong>de</strong>n en el mondo, las estrepitosas<br />

revoluciones que hacen á tantos llorar, los azotes<br />

terribles <strong>de</strong> la cólera <strong>de</strong>l Altísimo, las <strong>de</strong>solaciones ,<br />

las aflicciones públicas, son todas estas cosas castigos visibles<br />

déla corrupción <strong>de</strong> las costumbres, <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sprecio<br />

que se hace <strong>de</strong> la ley, y <strong>de</strong> la irreligión <strong>de</strong> los pueblo».<br />

La Epístola nos trae á la memoria las rigorosas penas con<br />

á nadie la limosna, sino que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que hay que Dios ha castigado la insigne ingratitud y la porfiada<br />

pocas fortunas bien cimentadas, pocas prosperida<strong>de</strong>s largas,<br />

que no sean la recompensa <strong>de</strong> la caridad <strong>de</strong> los hijos,<br />

ó do la <strong>de</strong> sus padres. Tomemos hoy la resolución <strong>de</strong> no<br />

<strong>de</strong>jar pasar dia alguno sin santificarle con alguna obra <strong>de</strong><br />

caridad. Si tenéis bienes, pagad el diezmoá vuestro Dios,<br />

y mirad los pobres como los recaudadores <strong>de</strong> lo que á él<br />

indocilidad <strong>de</strong> un pueblo privilegiado, colmado <strong>de</strong> bienes,<br />

criado en medio <strong>de</strong> los mayores milagros; pero al que el<br />

número <strong>de</strong> tantos beneficios habia hecho todavía mas ingrato<br />

y mas irreligioso, y que con sus crímenes enormes<br />

habia obligado á Dios á <strong>de</strong>scargar sobre él todo el rigor<br />

<strong>de</strong> su indignación : y por este pormenor abreviado, pero<br />

le pertenece. ¿Estáis imposibilitados <strong>de</strong> hacer limosna? vivo, nos advierte el santo Apóstol que esto no era mas<br />

Honrad al menos á los pobres, y hacedles todo género do<br />

servicios; procuradles todos los socorros que pudiereis según<br />

vuestro estado. Si tuviésemos una verda<strong>de</strong>ra fé, una<br />

fe viva y activa, pocas personas habria que nos pareciesen<br />

mas respetables que los pobres, porque veríamos siempre<br />

en su persona á Jesucristo.<br />

2 Arreglad vuestras limosnas con proporción á vuestros<br />

bienes y á vuestras rentas. ¿Qué quedará las mas veces<br />

para dar á los pobres, si las limosnas se arreglan con<br />

relación á lo supcrííuo ? Hay pocos que crean que tienen<br />

nada superfluo. <strong>Los</strong> quo mas espen<strong>de</strong>n en el juego, en<br />

muebles, en equipaje, en banquetes, son, por lo común,<br />

los que ménos limosnas hacen; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto ¿se<br />

pílraflan las revoluciones <strong>de</strong> forluna que sepultan en el<br />

polvo á los que rehusan á su Dios el írihuto <strong>de</strong> sus bienes?<br />

Esíableccd lo que <strong>de</strong>béis dar todos los años, lodos<br />

los meses, todos los dias, á aquél <strong>de</strong> quien lodo lo esperáis,<br />

y á quien <strong>de</strong>béis vuestros bienes y vuestra vida. No<br />

sirvan los revesos <strong>de</strong> los tiempos sino para haceros mas<br />

caritativos, este es el medio <strong>de</strong> que os sean poco sensibles<br />

sus efectos. El mimero <strong>de</strong> vuestros hijos, y otras cien<br />

razones doméstica?;, <strong>de</strong>ben ciertamente hacer que reforméis<br />

vuestros gastos en el lujo, en las diversiones, en el<br />

juego ; pero jamás en las limosnas. Tenéis orho hijos:<br />

en verdad que no abandonaríais el noveno k Dios os lo<br />

hubiese dado; poned, pues, en lugar suyo á Jesucris^<br />

y e) gasto que os haria el noveno dadlo h los pobreT<br />

No juguéis, y lo que creyereis que hubu-rais perdido<br />

aquel dia en el juego, disíribuidlo en obras <strong>de</strong> caridad.<br />

Os viene gana <strong>de</strong> comprar un mueble sin el cual podéis<br />

pasaros; dar por gusto una comida ; hacer algún gasto<br />

do pura vanidad, 6 <strong>de</strong> capricho ; privaos <strong>de</strong> esla vana satisfaccioo,<br />

y aquella suma ítadta cu los pobres á aquel<br />

que quiere daros por ella el céntuplo. Pocas comunida<strong>de</strong>s,<br />

y aun familias, hay que no puedan socorrer á algún<br />

pobre con lo que en ellas se <strong>de</strong>spordicin pW negligencia ó<br />

que una figura instructiva <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>be suce<strong>de</strong>r á los<br />

cristianos que imitaren los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> los judíos ; y<br />

que cuanto mas favorecidos han sido <strong>de</strong>l Señor, tanto<br />

mas <strong>de</strong>ben esperar el ser castigados con mayorseveridad,<br />

aun <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta vida, si abandonándose á sus <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>pravados<br />

abusan <strong>de</strong> las misericordias infinitas <strong>de</strong>l Señor,<br />

é irritan su justicia con su vida licenciosa. El Evangelio<br />

<strong>de</strong> la misa tien<strong>de</strong> al mismo fin, y confirma la misma verdad.<br />

Hácenos el Salvador en él un retrato vivo é interesante<br />

<strong>de</strong> las <strong>de</strong>sgracias espantosas <strong>de</strong> Jcrusalen y <strong>de</strong> toda<br />

la nación judía, y esto en castigo <strong>de</strong> su impía tenacidad<br />

en no querer reconocer al Mesías. Las lágrimas <strong>de</strong>l Salvador<br />

á vista <strong>de</strong> aquella ciudad <strong>de</strong>sventurada son una<br />

prueba muy sensible <strong>de</strong> su ternura, y <strong>de</strong>ben convencernos<br />

<strong>de</strong> que nuestros crímenes y nuestra infi<strong>de</strong>lidad son los<br />

que nos atraen todas nuestras <strong>de</strong>sgracias. El introito do<br />

la misa tiene mucha relación con la Epístola y el Evangelio,<br />

y al mismo tiempo tien<strong>de</strong> á inspirarnos mucha confianza<br />

en la misericordia <strong>de</strong> Dios, aun á vista (le nuestra<br />

ingratitud. Cuasi lodos los domingos <strong>de</strong>l año se ve á la<br />

Iglesia muy solícita <strong>de</strong> inspirarnos esta virtud.<br />

«Hé aquí el Dios lleno <strong>de</strong> bondad que acu<strong>de</strong> á mi socorro,<br />

y que loma visiblemente mi <strong>de</strong>fensa contra mis<br />

enemigos. Apartad, Señor, y haced que recaiga sobre<br />

mis enemigos el mal que ellos me preparan ; haced que<br />

perezcan, y que <strong>de</strong> este modo se convenzan <strong>de</strong> vuestra<br />

fi<strong>de</strong>lidad en proteger al inocente. Dios mió, por la gloria<br />

<strong>de</strong> vuestro nombre, salvadme <strong>de</strong>l peligro en que me encuentro,<br />

y <strong>de</strong>splegando vuestro po<strong>de</strong>r en favor mió, dad<br />

á conocer el juicio que hacéis <strong>de</strong> mi inocencia.» Vendido<br />

David por los zifeos, y cercado por el ejército <strong>de</strong> Saúl que<br />

habia resuello per<strong>de</strong>rle, compuso este salmo, en el cual<br />

implora el auxilio <strong>de</strong>l cielo para librarse <strong>de</strong> un peligro tan<br />

inminente; y en efecto fué oido, y romo por milagro quedó<br />

libre <strong>de</strong> las mano» <strong>de</strong> Saúl. La cosa pasó <strong>de</strong>l modo siguiente.

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