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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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532 DOMINGO DECIMOCUARTO<br />

ol sufrir á uno solo. No obstante que es <strong>de</strong>masiado cierto<br />

que se hace muy pesado el yugo, no habiendo que aguanlar<br />

mas que aun señor, por la mas estrafla <strong>de</strong> las estravaganciasse<br />

cree aliviarlo sujetándose al servicio <strong>de</strong> dos.<br />

Kl yugo <strong>de</strong>l Salvador nos parece molesto cuando es solo,<br />

y nosotros creemos endulzarle tomando todavía el <strong>de</strong>l<br />

mundo; como si añadiendo á una carga otra nueva, pudiese<br />

disminuir el peso. Conócese, convicnese que Dios<br />

os nuestro soberano Señor, pertenecemos á él por muchos<br />

títulos, él es el que nos ha criado, y no nos ha podido<br />

criar sino para 61. Pertenecémosle inajenablemente por ol<br />

<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> creación, <strong>de</strong> conservación y <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción.<br />

Hechos esclavos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido sacados <strong>de</strong> la nada,<br />

Dios á mucha costa nos ha rescatado para tenernos en<br />

su servicio; él es el que nos alimenta, el que nos manlienc<br />

y nos conserva, y nos ha prometido un rico, un precioso<br />

salario <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> liaberie servido. ¿ Hubo jamás un siervo<br />

obligado, empeñado con su señor, con mas títulos<br />

que lo que nosotros lo estamos al servicio <strong>de</strong> Dios? Sin<br />

embargo, poruña conducíala mas indigna, la mas injusta,<br />

la mas eslravaganle que pue<strong>de</strong> concebirse, no estamos<br />

con servir á Dios solo. Convenimos que es el mejor, el<br />

mas dulce, el mas gran<strong>de</strong>, el mas po<strong>de</strong>roso y el mas liberal<br />

<strong>de</strong> lodos los señores; que solo él es el que pue<strong>de</strong> hacer<br />

nuestra fortuna; nosotros no la esperamos <strong>de</strong> ningún<br />

otro. Conviénese en que el mundo es el mas duro, el mas<br />

ingrato, el mas pobre <strong>de</strong> todos los amos; que nada liene<br />

que dar aun cuando lo prometa; que su servicio es una<br />

vergonzosa servidumbre; que no merece por ningún <strong>de</strong>recho<br />

el nombre <strong>de</strong> señor; que en su servicio no hay mas<br />

que esclavos; que es propiamente un tirano, y que no sabe<br />

hacer otra cosa que <strong>de</strong>sgraciados. Sin embargo, á pesar<br />

do esta convicción, conürmada lodos los dias con centenares<br />

<strong>de</strong> ejemplos, pocos son los que quieran tener á Dios<br />

por su único senor. Quiérese servir á Dios; pero se quiere<br />

también servir al mundo, se quiere partir los servicios. No<br />

somos tan impíos ni tan irreligiosos que nos neguemos á<br />

servir á Dios; pero i cuán pocos son los fieles verda<strong>de</strong>ros<br />

que no quieran servir mas queá Dios solo! Quiérese también<br />

servir al mundo, sométese á sus duras leyes, tómase<br />

su librea con placer, hácese profesión <strong>de</strong> seguir su espíritu<br />

y sus máximas. El nuevo señor es duro, su servicio es<br />

amargo é ingrato; no importa, se le sirve con gusto, se<br />

ama su yugo por mas gravoso que sea; se quieren hasta<br />

sus sinsabores y sus <strong>de</strong>sgracias; no nos quejamos, mucho<br />

menos nos <strong>de</strong>sanimamos, mienlras (pie no cesamos <strong>de</strong><br />

quejarnos <strong>de</strong> la pretendida pesa<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l yugo <strong>de</strong> Jesucrislo:<br />

por mas dulce, por mas lijero quesea, nos cansamos <strong>de</strong><br />

su servicio, i Buen Dios ! ¡ que locura ! ¿Hubo jamás una<br />

piedad mas eslravaganle?<br />

PUNTO SEGLNUO.—Consi<strong>de</strong>ra qué nadie pue<strong>de</strong> servir á<br />

dos señores á un tiempo, sobre todo tan opuestos como<br />

son Dios y el mundo; es menester necesariamente <strong>de</strong>dicarse<br />

á uno solo. Es imposible servir á Dios y al mundo al<br />

roismotiempo; y aun cuando esío se pudiera, ¿se <strong>de</strong>berla<br />

esto intentarlo? Consi<strong>de</strong>remos la incompatibilidad <strong>de</strong> estos<br />

dos servicios, por la oposición <strong>de</strong> estos dos señores. Sus<br />

leyes, sus máximas son tan contrarias, que no es posible<br />

<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ver que no se puedo amar al uno sin aborrecer ni<br />

otro, y el querer agradar al uno y al otro es <strong>de</strong>sagradar á<br />

los dos. Jesucristo pi<strong>de</strong> indispensablemente <strong>de</strong> lodos sus<br />

siervos una pureza perfecta, una inocencia sin lacha, un<br />

corazón puro, un corazón humil<strong>de</strong>, y <strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong> todos<br />

los bienes criados. La mo<strong>de</strong>stia, la dulzura, la mortificación,<br />

y una caridad sin límites y sin medida; una rectitud<br />

sin disfraz y sin artificio; la buena fé y lajsimplicidad, <strong>de</strong>ben<br />

caracterizará todos los discípulos <strong>de</strong> Jesucrislo. No hay<br />

virtud alguna <strong>de</strong> estas que no sea indispensable; ningún<br />

siervo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>be mirar e! mundo sino como el enemigo<br />

irreconciliable <strong>de</strong> Jesucrislo; y por consiguiente, todos<br />

ellos <strong>de</strong>ben tenerle horror, odiar su espíritu, sus leyes, sus<br />

máximas: ¿qué mayor incompi.tibili.lad que la <strong>de</strong> estos dos<br />

señores ? ¿qué nos parece ? ¿ po<strong>de</strong>mos servir á los dos á<br />

un mismo tiempo? ¿ al mundo, á sus máximas, su espíritu,<br />

y sus leyes enteramente contrarias á las <strong>de</strong>l Evangelio?<br />

El orgullo, la ambición, la vanidad, forman el carácter <strong>de</strong>l<br />

espíritu <strong>de</strong>l mundo. Una fortuna mediana no fué jamás<br />

<strong>de</strong>l gusto <strong>de</strong> los mundanos. Preciso es hacer lodos los esfuerzos<br />

en el inundo para salir <strong>de</strong>l polvo, y elevarse sobre<br />

sus iguales. Nó, nunca se está contento mientras que se ve<br />

un puesto sobre aquel que se. ocupa. El orgullo es la primera<br />

cualidad, y la ambición la lección primera que se<br />

recibe en el servicio y en la escuela <strong>de</strong> este allísimo sefior.<br />

Las riquezas son el Ídolo universal al cual dirigen los<br />

mundanos lodos sus votos. El amor <strong>de</strong>l placer es como el<br />

alma <strong>de</strong> todos sus <strong>de</strong>seos. La molicie, la sensualidad, la<br />

impureza misma, no solo están autorizadas en el servicio<br />

<strong>de</strong>l mundo, sino que cuasi en ellas consiste todo su salario.<br />

La sencillez, la buena fe, la rectitud, están <strong>de</strong>sterradas<br />

<strong>de</strong> él; y la mortificación, esta virtud tan necesaria y tan<br />

recomendada en el cristianismo, caus;i bettúr á los numdanos.<br />

El lujo y la compostura, la vanidad, son la librea<br />

<strong>de</strong> los siervos, ó por mejor <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> los esclavos <strong>de</strong>l mnudo.<br />

A este liranose sacrificad reposo, la salud, la salvación.<br />

Después <strong>de</strong> esto concor<strong>de</strong>mos el servicio <strong>de</strong> estos dos<br />

señores. ¡ Qué impiedad qué locura el imaginarse que so<br />

pue<strong>de</strong> agradar á los dos! Busquemos lodos los espedientes<br />

(¡nonos agradaren, usemos <strong>de</strong> todas las contemporizaciones<br />

posibles, el espíritu <strong>de</strong>l mundo estingue el espíritu<br />

<strong>de</strong>l Evangelio: ¿ queremos servir al mundo ? Dios nos<br />

rechaza <strong>de</strong> su servicio: ¿queremos agradar al mundo?<br />

<strong>de</strong>sagradamos necesariamente á Dios. Quimera, locura<br />

insigne el querer conce<strong>de</strong>r alguna cosa al espíritu, y otro<br />

poco ála carne; vivir crislianamente, pero con blandura y<br />

<strong>de</strong>liciosamente; ganar los bienes <strong>de</strong>l cielo, gozando los <strong>de</strong><br />

la tierra; agradar á Dios, sin <strong>de</strong>sagradar á los hombres;<br />

en una palabra, caminar sobre este méiodo, es llevar un<br />

camino que Jesucrislo no ha trazado, igualmente alejado<br />

<strong>de</strong>l camino estrecho y <strong>de</strong>l camino ancho; y edilicar entro<br />

Babilonia y Jerusalen una nueva ciudad, en don<strong>de</strong> la caridad<br />

y el amor propio fuesen iguaimeníe reverenciados.<br />

De este modo preten<strong>de</strong>n los mas mo<strong>de</strong>rados unir estos dos<br />

esíremos.<br />

No es esto, Señor $o que yo.prelendo hacer: yo quiero<br />

serviros á vos solo, y jamás tendré otro señor soberano<br />

sino á vos. Yossolo reinareis <strong>de</strong> hoy masen mi corazón.<br />

JACULATOIUAS.—Sí. Dios mió y mi Señor Jesucristo, yo<br />

confieso que vos solo sois Santo, vos solo sois Señor , vos<br />

solo sois Allísimo. (Eccles. Hymn. Miss.)<br />

No olvidaré yo jamás este precepto: Temerás al Señor<br />

tu Dios, y á él solo servirás. (Deuter. G.)

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