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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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suyo. Como el dia civil entre los judíos empezaba sieuipre<br />

al poner <strong>de</strong>l sol, por eslo esta célebre vigilia coiuenzaha<br />

la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Sábado santo á la puesta <strong>de</strong>l sol. íbaso entonces<br />

á la iglesia; y había pocos fieles que no pasasen<br />

en ella toda la noebe en ejercicios <strong>de</strong> piedad. El oficio ijne<br />

era muy largo, la lectura <strong>de</strong> las lecciones tomadas <strong>de</strong>l<br />

antiguo Testamento, las instrucciones, las ceremonias, las<br />

oraciones, ocupaban basta el amanecer en que comenzaba<br />

el oficio <strong>de</strong> Pascua, al que seguia la misa en la que los<br />

fieles que estaban todos en ayunas, los unos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

austera y módica comida <strong>de</strong>l Viernes santo, y muebos aun<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Jueves, conmlgaban. Después <strong>de</strong> lo cual se retiraba<br />

cada uno á su casa para <strong>de</strong>scansar un poco y volver<br />

eu seguida á la iglesia. Esta religiosa costumbre subsiste<br />

aun entre los herejes. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que la Iglesia latina,<br />

conducida siempre por el Espíritu Santo, ha crcido conveniente<br />

por muchas razones el prohibir las reuniones<br />

nocturnasv el oficio <strong>de</strong>l Sábado santo se ha a<strong>de</strong>lantado como<br />

el <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más ferias mayoresá la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l dia prece<strong>de</strong>nte<br />

; y todo el oficio <strong>de</strong>l Sábado santo, que hasta la misa<br />

está <strong>de</strong>dicado á la memoria <strong>de</strong> la sepultura <strong>de</strong>l Salvador,<br />

se termina por la maílana en el oficio <strong>de</strong> nona. Entonces<br />

comienza el oficio <strong>de</strong> la gran vigilia <strong>de</strong> Pascua; mas la<br />

Iglesia al mudar el tiempo <strong>de</strong> celebrarla, no ha mudado<br />

las ceremonias ni las oraciones.<br />

Comienza, pues, este oficio por la bendición solemne<br />

<strong>de</strong>l nuevo fuego, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> apagado el antiguo.<br />

Todo es misterioso en estas santas ceremonias. Apagado<br />

el fuego antiguo, parece quererse representar<br />

la ley antigua estinguida y abolida en la muerte <strong>de</strong>l<br />

Salvador , y en el fuego nuevo la ardiente caridad<br />

tjue <strong>de</strong>be ser como el alma <strong>de</strong> la nueva ley. Uabiendo<br />

muerto Jesucristo, luz <strong>de</strong>l mundo, estuvo, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, esta divina luz como estinguida por espacio<br />

<strong>de</strong> tres dias. En el momento, pues, en que el Salvador<br />

resucitó á una nueva vida, volvió á aparecer el nuevo<br />

fuego <strong>de</strong>l que es como el símbolo y la figura el que hoy<br />

se saca <strong>de</strong>l pe<strong>de</strong>rnal. Las oraciones <strong>de</strong> que la Iglesia se<br />

sirve para ben<strong>de</strong>cir solemnemente el nuevo fuego, <strong>de</strong>senvuelven<br />

por sí solas lodo el misterio, igualmente que<br />

el sentido místico y moral.<br />

¡Oh Dios, dice, que por medio <strong>de</strong> vuestro Hijo, el cual<br />

es la piedra angular <strong>de</strong> vuestra Iglesia, habéis <strong>de</strong>rramado<br />

en los corazones <strong>de</strong> vuestros fieles el luminoso fuego <strong>de</strong><br />

vuestra candadl santificad este nuevo fuego que para<br />

nuestro uso hemos sacado <strong>de</strong>l pe<strong>de</strong>rnal, y conce<strong>de</strong>dnos<br />

la gracia <strong>de</strong> que durante estas fiestas <strong>de</strong> Pascua, estemos<br />

<strong>de</strong> tal modo abrasados en <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l todo celestiales, que<br />

qon corazones puros podamos llegar á la solemnidad <strong>de</strong><br />

las fiestas <strong>de</strong> la eterna gloria. Pur el mismo Jesucristo<br />

nuestro Seíior.<br />

Seüor Dios, Padre omnipotente, luz eterna, criador <strong>de</strong><br />

toda luz: ben<strong>de</strong>cid esta como la habéis ben<strong>de</strong>cido y santificado<br />

iluminando á todo el mundo, á Gn <strong>de</strong> que hagáis<br />

nacer HO fuego divino que nos abrase y nos ilumine; y asi<br />

como iluminasteis á Moisés al salir <strong>de</strong> Egipto con una luz<br />

milagrosa, dignaos también iluminar nuestros corazones y<br />

nuestros sentidos, para que algún dia podamos llegar a la1<br />

luz eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.<br />

Señor, Padre Santo, Dios omnipotente y eterno, nosotros<br />

ben<strong>de</strong>cimos este fuego en vuestro nombre, en nombre<br />

<strong>de</strong> vuestro Hijo único Jesucristo, nuestro Dios y nuestro<br />

SANTO.<br />

Sefior, y e:i nombre <strong>de</strong>l Esimilu Sanio; dignaos cooperar<br />

con nosotros, y asistidnos con vuestro auxilio contra lus<br />

tiros inllamados <strong>de</strong>l enemigo, y <strong>de</strong>rramad sobre nosotros<br />

la luz <strong>de</strong> vuestra gracia celestial. Vos que siendo Dios vivís<br />

y reimiis con el mismo Jesucristo vuestro Hijo único, y<br />

con el Espíritu Santo, por todos los siglos <strong>de</strong> los siglos.<br />

La bendición <strong>de</strong> los cinco granos <strong>de</strong> incienso <strong>de</strong>s'iin:;dus<br />

para colocarse en el cirio pascual, no es menos signiíicativa<br />

<strong>de</strong>l sentido y <strong>de</strong>l misterio, y <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong> Indo el<br />

misterio. Os suplicamos, ó Dios.omnipoteníe, continúa el<br />

sacerdote, que este incienso reciba una efu.-ion abundante<br />

<strong>de</strong> vuestra bendición. Encen<strong>de</strong>d vos mismo el fuego que<br />

<strong>de</strong>be iluminarnos en esta noche, vos que renováis el mundo<br />

por las operaciones invisibles <strong>de</strong> vuestro po<strong>de</strong>r, á íiu<br />

<strong>de</strong> que no solo el sacrificio que se os ofrece en esta noche<br />

reciba las impresiones secretas <strong>de</strong> vuestra luz, sino qicc<br />

también sean arrojados todos los artificios y toda la malicia<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio <strong>de</strong> cualquiera lugar adon<strong>de</strong> se llevase<br />

cualquiera <strong>de</strong> las cosas que aquí santificamos, y que por<br />

una asistencia particular se haga sentir allí la virtud do<br />

vuestra divina Majestad. Por Jesucristo nuestro Seíior.<br />

Todas estas ceremonias <strong>de</strong>muestran bastantemente cuál<br />

es el espíritu <strong>de</strong> la Iglesia en todas estas misteriosas ceremonias,<br />

y con qué espíritu <strong>de</strong> religión se <strong>de</strong>be asistir á<br />

ellas. Asegúrase que durante mucho tiempo se vio todos<br />

los años en Jerusalen en la Iglesia <strong>de</strong>l santo Sepulcro un<br />

milagro el Sábado santo con motivo <strong>de</strong> este nuevo. fuego.<br />

Este prodigio consistía, en que esi^nrfo apagadas todas las<br />

lámparas, en el momento en que se cree que Jesucristo<br />

resucitó, se encendía milagrosamente una <strong>de</strong> ellas, á vista<br />

<strong>de</strong> una multitud innumerable <strong>de</strong> testigos, que la <strong>de</strong>voción<br />

y la maravilla atraían <strong>de</strong> todas parles. Odolríco, obispo <strong>de</strong><br />

Orleans, á su vuelta <strong>de</strong> una peregrinación que bahía hecho<br />

á Jerusalen en 1033, testifica haber traído ia lámpara<br />

que el fuego <strong>de</strong>l cíelo había encendido el año que él estaba<br />

allí, y haberla comprado al patriarca Jordán para hacer<br />

con ella un presente á su iglesia.<br />

En honor <strong>de</strong> la santísima Trinidad, <strong>de</strong> la que es Jesucristo<br />

la luz, inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ¡a bendición <strong>de</strong>l<br />

nuevo fuego, se encien<strong>de</strong> un cirio que se divi<strong>de</strong> en tres, y<br />

se convida en alto al pueblo á que dé gracias á Dios por<br />

el conocimiento que nos ha dado Jesucristo <strong>de</strong> este adorable<br />

misterio. « Esta es la luz <strong>de</strong> Cristo : » nuestra fé es<br />

propianiente la luz <strong>de</strong> Jesucristo. «Demos gracias á Dios,»<br />

se respon<strong>de</strong>. ¿ Qué acciones <strong>de</strong> gracias tan infinitas no le<br />

<strong>de</strong>bemos por un bemeficio tan insigne? El cántico <strong>de</strong><br />

alegría que comunmente se llama el Exullcl... (') jorque<br />

comienza por esta palabra, escomo un grito <strong>de</strong> alegría <strong>de</strong><br />

toda la Iglesia por la nueva agradable <strong>de</strong> la resurieceiun<br />

<strong>de</strong>l Salvador. Por esto se cantaba en el momento en que<br />

el dia comenzaba á apuntar, y á la manera que los ángeles<br />

anunciaron á los hombres el naciniienlo dichoso <strong>de</strong>l Salvador<br />

por un cántico celestial, «Gloria á Dios en lo mas alio<br />

<strong>de</strong> los cielos,» hoy la Iglesia anuncia su triunfante resurrección,<br />

convidando á toda la córte celestial á que celebre con<br />

ella este glorioso triunfo. Dé ya salios <strong>de</strong> alegría tuda la<br />

tropa celestial <strong>de</strong> los ángeles, y celebre con un santo regocijo<br />

nuestros divinos misterios. Uosuenc por todo el<br />

universo la trompeta sagrada que nos anuncia nucslra salud,<br />

y publique la insigne victoria <strong>de</strong> un monarca tan<br />

\\] Eu España la AuQ&ica.

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