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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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lo? Dios por una provi<strong>de</strong>ncia sapienK-iima las ha esparcido<br />

Mbiindantemcnle en todas las condiciones: no hay masque<br />

Jncer un santo uso <strong>de</strong> ellas. ¿Se necesitan buenas obras?<br />

¿Cuántas no pue<strong>de</strong> uno hacer sin salir <strong>de</strong> su casa? Las<br />

atenciones <strong>de</strong> la familia son los principales <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> la<br />

virlnd.<br />

l'or mas laudables, por mas preciosas que sean lodas<br />

las prác'.icas <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción, jamás esteremos seguros <strong>de</strong> qno<br />

hacemos las que Dios quiere <strong>de</strong> nosotros, sino cuando nos<br />

empleamos en las que son propias <strong>de</strong> nuestro estado. Estas<br />

solas son las que nos correspon<strong>de</strong>n. ¡No les loca á los<br />

siervos el elegir sus ocupaciones, tócale al Seflor el <strong>de</strong>terminar<br />

el servicio. <strong>Los</strong> trabajos mas penosos, las solicitu<strong>de</strong>s<br />

menos interesadas se esliman poco si ellos no las lian<br />

elegido. ¿Qué sirve el hacer mucho si con ello se <strong>de</strong>sagrada?<br />

Qué ilusión la do aquellas personas que <strong>de</strong>scui<strong>de</strong>n los<br />

<strong>de</strong>beres ordinarios <strong>de</strong> su estado por satisfacer á su pretendida<br />

<strong>de</strong>voción, la cual no es propiamente entonces mas<br />

que un relinaniienlo <strong>de</strong> amor propio disfrazado. Aun cuando<br />

Inibiésemos omitido todas las obras <strong>de</strong> supererogación,<br />

visitas <strong>de</strong> enfermos, ejercicios <strong>de</strong> candad, mortiíicaciones<br />

penosas, habremos cumplido todos los <strong>de</strong>beres cuando hubiéremos<br />

<strong>de</strong>sempeñado perfectamente los <strong>de</strong> nuestro estado,<br />

«lía hecho bien todas las cosas.» Este es el elogio<br />

qne se hacia <strong>de</strong> Jesucristo, y este es el que <strong>de</strong>be hacerse<br />

<strong>de</strong> todos los verda<strong>de</strong>ros cristianos, <strong>de</strong> lodos los santos i ha<br />

llenado pcrfectamenle lodos los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> su estado, ha<br />

cumplido con puntualidad y con fervor hasta los mas pequeños,<br />

los menores preceptos. Esta es la prueba mas segura<br />

do una verda<strong>de</strong>ra virtud. Cualquiera otra i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción<br />

es falsa, aun cuando uno hubiese hecho lodas las<br />

obras <strong>de</strong> piedad, aun cuando hubiese puesto en ejercicio<br />

el zelo mas ardiente, aim cuando Imhiose gastado su vida<br />

en la práctica <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> misericordia, no es uno un<br />

siervo bueno y liel, si no se han cumplido las obligaciones<br />

<strong>de</strong> su estado. Busquemos en todas las condiciones ningún<br />

sanio que no haya marchado por este camino; cualquiera<br />

olro eslravía. Qué consuelo el hallar cada uno en su condición,<br />

en su estado, en su edad, esta abundancia <strong>de</strong> gracias,<br />

esta mulliplicidad <strong>de</strong> auxilios, esta multitud <strong>de</strong> medios<br />

y <strong>de</strong> ejemplos; pero ¡ quésenlimienlo, buen Dios,qué<br />

<strong>de</strong>sesperación el no haberlas conocido, ó el no haberse<br />

querido servir <strong>de</strong> ellas I<br />

Yo, Señor, me lo echo ya en cara, y conozco todo el<br />

mal que me he hecho por haherme forjado una imaginaria<br />

imposibilidad <strong>de</strong> llegar, sin salir <strong>de</strong> mi estado, á una virtud<br />

eminente. Yo encuentro en mis obligaciones ordinarias<br />

con que hacerme santo, mediante el auxilio <strong>de</strong> vuesli a gracia<br />

; haced que <strong>de</strong> hoy mas ella me sirva para que saque<br />

provecho <strong>de</strong> todo.<br />

JACULATORIAS.—Sí, Dios mió, yo estoy seguro <strong>de</strong> hacer<br />

siempre lo que os agrada, cumpliendo íielmente todas las<br />

obligaciones <strong>de</strong> mi estado. (Joan. 8.)<br />

¡Qué bondad la <strong>de</strong>l Dios <strong>de</strong> Israel para con aquellos<br />

que le sirven con un corazón recto! (l'salm. lí.)<br />

PROPÓSITOS.<br />

DESPUES DE PENTECOSTESi. 515<br />

I Es un artificio ordinario <strong>de</strong>l enemigo <strong>de</strong> la salud,<br />

para darnos la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la santidad, el presentarla como un<br />

frulo <strong>de</strong> paises eslrauos, y que solo crece en lacinia <strong>de</strong> las<br />

íHoniañas mas altas. A favor <strong>de</strong> eslas falsas preocupaciones<br />

jamás vemos la santidad al alcance <strong>de</strong> nuestras fuerzas;<br />

nuestra imaginación nunca nos la pinta sino allá como<br />

en una lontananza y con colores poco comunes. Estamos<br />

en el mundo; no se consi<strong>de</strong>ra posible la santidad sino<br />

atrincherada en el claustro al abrigo <strong>de</strong> las maceraciones<br />

y austerida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l estado religioso. Tenemos la dicha <strong>de</strong><br />

haber abrazado la vida religiosa; piér<strong>de</strong>se el ánimo en el<br />

camino <strong>de</strong> la perfección, porque se nos representa la santidad<br />

ceñida solo álas acciones brillantes, á los milagros<br />

<strong>de</strong> penitencia, á los dones <strong>de</strong> contemplación sublime que<br />

so admiran en la vida <strong>de</strong> los mayores santos. Conijamos<br />

hoy esta falsa i<strong>de</strong>a, y <strong>de</strong>pongamos nuestro error; <strong>de</strong>scubramos<br />

este tesoro <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros mismos. Vivamos<br />

persuadidos <strong>de</strong> que nuestra perfección está ligada á las<br />

obligaciones <strong>de</strong> nuestro estado. El Espíritu Santo alaba á<br />

la mujer fuerte por haber hilado, porque ha velado do<br />

continuo sobre sus criados, ha sido cuidadosa para proveer<br />

á las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su familia, y ha tenido una religiosa<br />

sumisión á la voluntad <strong>de</strong> su esposo. Tal <strong>de</strong>be sor<br />

el elogio <strong>de</strong> una señora cristiana. Dios no aprueba nuestras<br />

largas estaciones eti la iglesia ó en los hospitales, si<br />

nuestra familia pa<strong>de</strong>ce algún <strong>de</strong>'iiimnío por nneslta ausencia.<br />

No hay virlud sin el ér<strong>de</strong>n; nosoíros le trastornamos<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que <strong>de</strong>scuidamos las obligaciones <strong>de</strong> nuestro<br />

estado. Hay tiempo para lodo; pero hagamos tedas las<br />

cosas en su tiempo. Seamos zeloses<strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong> otro;<br />

pero no <strong>de</strong>salendamos la micslra. No tomemos sino <strong>de</strong>l<br />

tiempo que tenemos libre, el que empleemos en las obras<br />

<strong>de</strong> supererogación. Hagamos limosnas; pero <strong>de</strong>: pues <strong>de</strong><br />

satisfechos los trabajadores, y pagadas nuestras <strong>de</strong>udas.<br />

Esla lecciones do las mas importantes. No hay <strong>de</strong>voción<br />

sise abandonan las obligaciones <strong>de</strong>su oslado.<br />

2 Sea siempre este artículo el primero <strong>de</strong> nuesboexámen<br />

<strong>de</strong> conciencia; tengan siempre el primer legar en lodas<br />

nuestras confesiones las faltas contra las obligaciones<br />

<strong>de</strong> nuestro estado, y no contemos por nada las buenas<br />

obras, aun las que mas honran, si faltamos ó nuestros<br />

primeros <strong>de</strong>beres, que muchas veces son <strong>de</strong> ningún esplendor,<br />

pero siempre <strong>de</strong> un gran precio. ¿Somos religiosos?<br />

Estudiemos nuestras obligaciones, y seamos exactos<br />

observadores hasta do las menores reglas, ün gran zelo<br />

es muy loable; los rigores déla penitencia sirven mucho<br />

para la perfección; pero si haciendo bien las cosas á que<br />

no estamos obligados nos dispensamos <strong>de</strong> las que Dios nos<br />

pi<strong>de</strong>; si á vuelta <strong>de</strong> un zelo tan ardiente, (an vivo y tan laborioso<br />

violamos habilualmcnle las observancias religiosas;<br />

si exhortando á los <strong>de</strong>más con tanta elocuencia 6 que<br />

sean fervorosos, puntuales, mollificados, somos nosotros<br />

poco sumisos, poco exactos, poco humil<strong>de</strong>s; ¿no habrá nada<br />

que echarnos en cara? Es <strong>de</strong>masiado inlci esanle esteconsejo<br />

para que no lo pongamos en práctica. Informémonos<br />

<strong>de</strong> un sabio y celoso director lo que tenemos que reformar<br />

en este punto.<br />

DOMINGO DUODÉCIMO DESPUES DE PENTECOSTES.<br />

Llámase el domingo duodécimo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Pentecostés,<br />

el domingo <strong>de</strong>l caritativo Samarilano, ó en otros términos,<br />

el domingo <strong>de</strong>l prójimo, á causa <strong>de</strong> la parábola<br />

que constituye el asunto <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> este dia. La<br />

Iglesia que distribuye á sus hijos lodo el año el alimento<br />

espiritual por medio <strong>de</strong> sus insírucciones espirituales, por<br />

la celebración <strong>de</strong> nuestros sagrados mislerios, y por lo»

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