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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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Jesnm, r¡m mirijinis esl,<br />

quwritis: non est /tic : svrrexü<br />

enim, simt dixit.<br />

Vcnüc, et vi<strong>de</strong>le lonun,<br />

vM posilus eral Donmus,<br />

El filo cmlcs, dicitc disripulis<br />

ejun quia surrexil:<br />

el ecce prircedit vos m Crt-<br />

Ulflpam : ibi eumvi<strong>de</strong>büis.<br />

Ecce prondixi vobis.<br />

rosm-ilado, spgnn que lo habla<br />

promolido. Venid, y ved<br />

el paraje en dondo so había<br />

colocado al Señor. Ahora, id<br />

con lendo á <strong>de</strong>cir á sus discípulos<br />

y á Pedro que lia resncilado,<br />

y qnc va á Gnlilca <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> ellos. Allí, pues, le<br />

veréis. Yo os lo profetizo.<br />

MEDITACION.<br />

Sobre el mislerio <strong>de</strong> esle dia.<br />

PL\TO PRIMERO.-—Consi<strong>de</strong>ra la profunda tristeza y afiierion<br />

do que estaban poseídos todos los discípulos <strong>de</strong>l<br />

Salvador <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el dia <strong>de</strong> su muerte. Su fe sepullada, por<br />

<strong>de</strong>cirlo así, con t'K apenas sostenía su esperanza ; su amor<br />

á la verdad, á su divino Maestro, no estaba eslinmiido,<br />

pero no podia masque dar lágrimas. Toda la fe se encontraha<br />

solo en la santísima Virgen; ningún otro babia (pie<br />

no dudase <strong>de</strong> su resurrección. Magdalena y las otras mujeres<br />

piadosas se apresuran para ir á rendirlo los últimos<br />

obsequios; pero notemos que no son mas que las que le<br />

babian seguido hasta el Calvario, y cuya fi<strong>de</strong>lidad había<br />

oslado espuesta á la prueba do las ignominias <strong>de</strong> la cruz.<br />

¡Qué ánimo inspira el amor <strong>de</strong> Dios, cuando os sincero y<br />

ardiente! ¿y qué lo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tener para ser fiel en las<br />

adversida<strong>de</strong>s? ¡Dios mió! que liberal sois, qué pronto estáis<br />

á recompensar á los que os aman con ternura! Ru la<br />

Magdalena y en las otras mujeres vemos la verda<strong>de</strong>ra<br />

imagen <strong>de</strong> un alma verda<strong>de</strong>ramente convertida , <strong>de</strong> un alma<br />

generosa y fervicnle, <strong>de</strong> un corazón abrasado en amor<br />

<strong>de</strong> DÍOÍ. ¿ Qué santa impaciencia no les inspira el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

volver á ver á Jesuciisfo, y <strong>de</strong> rendirle todavía los últimos<br />

obsequios? ¿Deliberan mucho tiempo si se pondrán<br />

en cainino para buscarle? ¿Creen oilas , como la mayor<br />

parte do las almas cobar<strong>de</strong>s, que siempre le hallarán pronto?<br />

Era necesario toda la autoridad déla ley para templar<br />

su ardor; el respeto que tuvieron al sábado, suspendió sus<br />

conatos y su zolo ; pero solo sirvió para acrocenlnr sus<br />

santos <strong>de</strong>seos. ¡ Dios mió I ¡qué poco se teme, qué poco<br />

se <strong>de</strong>libera, cuando se ama mucho ¡ Apenas espira el sábado<br />

van á proveerse do perfumes; no esperan al dia para<br />

ponerse en camino; previenen la salida <strong>de</strong>l sol; su amolles<br />

sirve <strong>de</strong> guia al través <strong>de</strong> las tinieblas. ¿Consultan acaso<br />

su <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za? ¿esnichan !a timi<strong>de</strong>z natural á su sexo,<br />

ni otras cien razones falsas que se presentan á su i<strong>de</strong>a,<br />

para disuadirlas <strong>de</strong> su <strong>de</strong>signio? Una piedad menos sólida,<br />

un amor do Dios ménos puro, hubiera sido ménos generoso,<br />

y se habría <strong>de</strong>jado persuadir; poro so difiere poco<br />

á los senlimiontos humanos, cuando se siguen los atractivos<br />

<strong>de</strong> la gracia. Dios no quiere esos espíritus muertos é<br />

irresolutos quo vacilan siempre sobre sn conversión. Dios<br />

rechaza esas almas libias, esos corazones tímidos, ipie<br />

parece que no cuentan masque sobre sus propias fuerzas;<br />

esas semivoluulados que no sirven mas quo para adormecer<br />

y para entretenernos. Pero, ¿acaso aquellas siervas<br />

generosas <strong>de</strong> Dios no han provisto las dificulta<strong>de</strong>s, é ignotau<br />

tos obstáculos? De ningún modo. Apenas so han<br />

puesto en camino cuando Ies ocurre la dificultad que leu-<br />

SANTO. 3i)<br />

drian en remover y quitar la piedra que cerraba la entrada<br />

<strong>de</strong>l sepulcro. Fsle solo obstáculo <strong>de</strong>bía, al parecer, hacerlas<br />

volver atrás; un cuerpo <strong>de</strong> guardia , una piedra <strong>de</strong><br />

un peso enorme, el sello <strong>de</strong>l magistrado, oran razones<br />

po<strong>de</strong>rosas para no pasar a<strong>de</strong>lante. Sin duda lo hubieran<br />

sido para quien no hubiera tenido masque un amor do<br />

Dios lánguido y flaco; pero para el que ama á Dios sin<br />

reserva , y que no busca mas que á Dios, la confianza le<br />

inspira un ánimo maravilloso , y le sirve para acometerlo<br />

lodo.<br />

PUNTO SECUNDO. —^ Consi<strong>de</strong>ra cuán poco farda Dios en<br />

recompensar á una alma que no le busca mas que á él,<br />

y que no está animada mas que <strong>de</strong> su espíritu. No hay<br />

cosa que así obligue al Señor á hacer milagros, que un<br />

amor generoso y una viv-a fó. No <strong>de</strong>tiene, á aquellas santas<br />

mujeres ni el temor <strong>de</strong> hallar soldados que las impidiesen<br />

el acercarse al sepulcro , ni la imposibilidad do<br />

quitar ellas solas una piedra, que muchos hombres juntos<br />

no hubieran podido remover; pero apenas se han <strong>de</strong>terminado<br />

á pasar a<strong>de</strong>lante, los soldados son puestos en fuga,<br />

y el sepulcro se abre. Do este modo se allanan en el<br />

servicio <strong>de</strong> Dios los mayores obstáculos, y <strong>de</strong>saparecen las<br />

ditlculia<strong>de</strong>s mas repugnantes, luego que se forma la resohiciou<br />

<strong>de</strong> vencerlas; apenas Dios ve queso le busca con<br />

rectitud, con ardor, con ánimo y buena fé. Dios <strong>de</strong>ja quesean<br />

probados por algún tiempo sus mas fieles siervos.<br />

Tinieblss, ari<strong>de</strong>ces, obstáculos, tentaciones, lodo pone á<br />

prueba nuestra fé y nuestra virtud ; dichoso el que persevera<br />

en amar á Dios y en buscarle; feliz el que lleno <strong>de</strong><br />

confianza nose <strong>de</strong>sanima. El Señor, apenas tarda en-recompensar<br />

á estas almas generosas. Ellas tienen el consuelo<br />

<strong>de</strong> saber las primeras que su buen Maestro ha resucitado,<br />

y son elegidas para que sean los primeros heraldos<br />

do su gloriosa y triunfante rcsmi eccion. Ningún<br />

soldado parece por allí, ningún obstáculo , ninguna dificultad<br />

se presiMita, La piedra <strong>de</strong> un peso enorme quecerraba<br />

la enlrada <strong>de</strong>l sepulcro, está (pillada ; en lugar<br />

<strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong> guardia terrible^ encuentran ángeles que<br />

las aseguran, que las consuelan, que las instruyen <strong>de</strong><br />

que Jesucristo ha resucitado , y las convidan á que por<br />

sí mismas lleguen á cerciorarse entrand ) en el sepulcro.<br />

1 O que liberal y qué prontamente es recompensada la<br />

perseverancia en el servicio <strong>de</strong> Dios ! Las solicitu<strong>de</strong>s , el<br />

zelo i el fervor , y las lágrimas <strong>de</strong> aquellas siervas líeles<br />

do Dios, obligan al Señor á que haga muchas maravillas<br />

en su favor. No esperimenlamos nosotros lo mismo, porque<br />

somos flojos en el servicio <strong>de</strong> Dios, porque le amamos<br />

¡toco, porque, no nos atreveríamos ni aun á asegurar<br />

que lo amamos. Quemase ser todo <strong>de</strong> Dios, eslo es , no<br />

se quiere , sino quo se querría , si Dios quisiera contentarse<br />

con un corazón dividido, si Dios quisiera ser servido<br />

á nuestro antojo , y nó según que él lo pi<strong>de</strong>; quern'a-e<br />

llegar á ta perfección, pero por el camino que nos agra<strong>de</strong>.<br />

Ouiérese que la p: u<strong>de</strong>ncia humana sirva <strong>de</strong> guia , y como<br />

si no hubiese que contar mas que con las propias fuerzas,<br />

se pier<strong>de</strong> el ánimo á la menor dificultad. Desconfíase,<br />

por <strong>de</strong>cirlo así, do la bondad <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> sus promesas,<br />

y se querría que Dios comenz;jse por allanarlo todo ántes<br />

<strong>de</strong> ponerse en camino; querríase que se levantasen los<br />

obstáculos, que la piedra se quitase ántes <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r<br />

el viaje. Fiémonos en la palabra <strong>de</strong>l Seiior. Él podia aplacar<br />

la tempestad, y calmar las olas antes que san Pedro se<br />

TOMO IV.<br />

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