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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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29 i LUNES<br />

yo Iriunfarc <strong>de</strong>l munJo y <strong>de</strong>l infierno. Toda esta nube <strong>de</strong><br />

enoüiigos encarnizados para perdonne, so <strong>de</strong>svanecerán,<br />

se consumirán, caerán hechos pedazos, corrompidos, y<br />

serán comidos <strong>de</strong> gusanos, al paso que yo hallaré en la<br />

ignominia <strong>de</strong> mi muerle, una vida gloriosa, impasible y<br />

cierna. «¿Quién <strong>de</strong> vosolros teme á Dios y oye la vez <strong>de</strong><br />

su siervo?» Jesucristo es el que habla por boca <strong>de</strong> su Profela,<br />

á sus fieles discípulos: Vosotros que teméis al Señor<br />

y que escucháis mi voz, no os espantéis do las amenazas<br />

<strong>de</strong> los malos; meten mucho ruido, pero hacen poco mal.<br />

Esperad en el Señor, y nada será capaz do doflaros. Dios<br />

os conservará en medio <strong>de</strong> los mayores peligros; en medio<br />

<strong>de</strong> las oscurida<strong>de</strong>s mas espesas él mismo os servirá <strong>de</strong><br />

guia. Mas con respecto á los que no quieren seguirme, que<br />

son indóciles á mi voz y que no quieren creerme, yo compa<strong>de</strong>zco<br />

su suerte. Por mas pecadoi-cs que hayáis sidoi<br />

por mas pobres, por mas abandonados, aborrecidos, perseguidos,<br />

por mas oprimidos que podáis veros, poned toda<br />

vuestra confianza en Dios, contad con su bondad, apoyaos<br />

en su misericordia iníinita, y nada temáis, porque seréis<br />

auxiliados.<br />

El Evangelio do este (lia refiere lo que pasó la víspera<br />

<strong>de</strong> la entrada solemne que hizo el Salvador en Jemsalen,<br />

cuando á su Tuelta <strong>de</strong> Ephrem so <strong>de</strong>tuvo en Belhania, en<br />

don<strong>de</strong> estaba Lázaro, á quien habia resucitado <strong>de</strong> eulrc<br />

los muertos. La veneración con que miraban á Jesús en<br />

aquella villa, sobre todo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l milagro <strong>de</strong> la resurrección<br />

<strong>de</strong> Lázaro, hizo que cada uno so apresurase á recibirle<br />

creyéndose muy dichosa en tener tal huésped. Mas<br />

el Salvador se fué á casa <strong>de</strong> Lázaro y <strong>de</strong> sus hermanas, en<br />

don<strong>de</strong> se le habia preparado la cena, y adon<strong>de</strong> hablan acudido<br />

muchas gentes, para ver al que todos miraban ya como<br />

al Mesías. Lázaro era uno <strong>de</strong> los que comían con él á la<br />

mesa, y Marta como la mayor <strong>de</strong> las dos hermanas le servia.<br />

Apenas so habia acabado <strong>de</strong> servir la mesa, cuando<br />

María, que escedia á lodos los <strong>de</strong>más en amor á Jesucristo)<br />

quiso servirle un plato tanto mas esquisito cuanto que era<br />

mas precioso, y al mismo tiempo encerraba mayores misterios.<br />

Era un vaso lleno <strong>de</strong> un licor sacado <strong>de</strong> la espiga<br />

<strong>de</strong>l nardo, esto es, <strong>de</strong> un licor odorífero muy esquisito y<br />

<strong>de</strong> gran precio. El nardo es una planta cuya cafía termina<br />

en espiga; el aceite, ó el licor cslraido <strong>de</strong> la espiga, era<br />

mas eslimado que el que se sacaba <strong>de</strong> las hojas, lil vaso,<br />

pues, que llevaba Magdalena estaba lleno y contenia una<br />

libra <strong>de</strong> este aceite estraido déla espiga <strong>de</strong>l nardo pisíico,<br />

esto es, <strong>de</strong>l nardo puro, que no estaba falsificado, y como<br />

el Salvador estaba tendido sobre uno <strong>de</strong> aquéllos canapés<br />

que se ponían al re<strong>de</strong>dor do la mesa, según la coslumbrc<br />

<strong>de</strong> losjudíos y <strong>de</strong> lodos los orientales, se llegó á ungir los<br />

piés <strong>de</strong> Jesucristo con e! precioso licor, con el que so embalsamó<br />

toda la casa, y <strong>de</strong>spués los enjugó con sus cabellos.<br />

Esta profusión no fué <strong>de</strong>l gusto <strong>de</strong> todos. Judas, aquel<br />

indigno discípulo que <strong>de</strong>bía muy pronto entregar á su buen<br />

Maestro, fué el primero que murmuró do ello, y su mal<br />

ejemplo, como suce<strong>de</strong> <strong>de</strong> ordinario, le siguieron algunos<br />

otros; y como á la murmuración se la colora siempre con<br />

algún motivo especioso en la apariencia: ¿A qué viene,<br />

esclamó, el per<strong>de</strong>r un licor <strong>de</strong> tan gran precio ? ¿no valia<br />

mas haberle vendido, se hubieran sacado Irescienlos <strong>de</strong>narios<br />

<strong>de</strong> plata (esta suma correspon<strong>de</strong> á ciento cincuenta<br />

libras <strong>de</strong> nuestra moneda) que podrían haberse repartido<br />

á los pobros? Las pasiones, especialmenle en los que hacen<br />

profesión <strong>de</strong> piedad, hablan siempre on lenguaje dovoto,<br />

y por lo común preleslan motivos religiosos y plausibles.<br />

No era por caridad con los pobres por lo que aquel<br />

traidor <strong>de</strong>cía esto, le daba muy poca pena su miseria; por<br />

otra parle, tampoco estaba encargado <strong>de</strong> hacer las limosnas;<br />

era el Salvador mismo el que las hacia; pero como<br />

Judas era el <strong>de</strong>posilario <strong>de</strong> la bolsa, y como Jesucristo, en<br />

sefial do una benevolencia particular, le habia confiado el<br />

cuidado <strong>de</strong> la pequefia <strong>de</strong>spensa, y <strong>de</strong> recibir como ecónomo<br />

las carida<strong>de</strong>s que le hacían para sus necesida<strong>de</strong>s y las<br />

<strong>de</strong> sus discípulos, robaba sccrelamenle, y separaba lo mas<br />

que podia en provecho suyo, meditando sin duda mucho<br />

tiempo habia <strong>de</strong>jarla compañía do los apóstoles. V siendo<br />

la suma <strong>de</strong> que trataba do consi<strong>de</strong>ración, seníia babor<br />

perdido la ocasión <strong>de</strong> hacer un latrocinio tan fuerte.<br />

Como todas estas quejas, ya que se hiciesen interiormente<br />

y en secreto, ya quo hubiesen sido á las claras, no<br />

se ocultaban al Salvador <strong>de</strong>l mundo, lomó también nbierlamente<br />

la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> su piadosa sierva, y justificó su acción.<br />

a¿Por qué censuráis, les dice, una acción que será<br />

alabada hasta el fin <strong>de</strong> los siglos? Dejadla aprovechar<br />

este precioso licor para el dia <strong>de</strong> mi sepultura.» Con estas<br />

palabras quiso dar á enten<strong>de</strong>r Jesucri«to que estaba próximo<br />

el tiempo <strong>de</strong> su muerte, y que María, <strong>de</strong>rramando sobre<br />

él este perfume, <strong>de</strong>sempeñaba con antelación un <strong>de</strong>ber<br />

que la piedad y la coslumbrc exigian que se tributase h<br />

los muertos antes <strong>de</strong> sepultarlos. El Salvador predice aquí<br />

bien posilivamenle su muerte próxima, y para hacer ver<br />

que su pensamiento está todo ocupado en ella, quiere quo<br />

so consi<strong>de</strong>re la acción <strong>de</strong> María como el embalsamamiento<br />

<strong>de</strong> su cuerpo, cuya muerte y sepultura presiente ella para<br />

<strong>de</strong>ntro do pocos días; es como si dijese: Aquí bay nn<br />

presagio <strong>de</strong> mi próxima muerte; ella mo traía como un<br />

hombre á quien so le tribuían los úllimos servicios; ella<br />

comienza á embalsamarme como á un hombre que va á<br />

ser colocado en el sepulcro. Da querido con anticipación<br />

hacer el gasto <strong>de</strong> mi scpiillura, y si ha prevenido el dia<br />

<strong>de</strong> ella, es porque tiene motivo para temer que los autores<br />

do mi muerte la impedirán entonces el tributarme este último<br />

obsequio. Por lo <strong>de</strong>más, añadió, os he dado bástanlo<br />

á conocer cuánto eslimo la limosna que so da á aquellos á<br />

quienes una dura necesidad les obliga á pedirla; pero tened<br />

presente que jamás os fallarán este género <strong>de</strong> pobres,<br />

al paso que <strong>de</strong>biendo'yo permanecer ya poro tiempo visible<br />

sobre la tierra, no <strong>de</strong>béis llevar á mal el que se apresure<br />

á ofrecerme esta clase <strong>de</strong> homenajes. KulreJanlo, habiendo<br />

corrido la noticia <strong>de</strong> su llegada á Bcthania en lodo<br />

el país comarcano, acudieron mnebos judíos, no solo por<br />

tener la satisfacción do ver á Jesús á quien se esperaba<br />

con impaciencia, sino también por ver con sus ojos á Lázaro,<br />

á aquel hombre <strong>de</strong> milagro á quien el Salvador habia<br />

resucitado cuatro días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido puesto<br />

en el sepulcro. Jesús merece, sin duda, por sisólo quo so<br />

le vaya á ver, y la perfecta pureza <strong>de</strong>intcanon no se conviene<br />

bien ni aun con una especie <strong>de</strong> curiosidad piadosa.<br />

¿Qué será, pues, do las miras bajas é interesadas que con<br />

lanía fivcuencia so mezclan en nuestras buenas obras, y<br />

aun en la misma profesión quo se hace <strong>de</strong> la piedad ? Sabemos<br />

que el Salvador osla realmente en nuestros altares<br />

para recibir allí nuestros votos y nuestros homenajes; qno<br />

está cu los hospitales, en las cárceles, en las casas do los<br />

pobroa, para recibir allí el consuelo y el socorro; pero

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