Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

368 DOMINGO
que locase su cuerpo este discípulo incrédulo, á fin de
convencerle á 61 de una manera sensible, y dar á todos
los fieles una prueba incontestable de su resurrección.
Santo Tomás confuso por su terquedad, y penetrado del
dolor mas vivo y de la contrición mas perfecta de su falta,
se arrojó á los pies del Salvador, y animado de una fó viva,
esclamó: Yo conozco, divino Maestro mío, que sois
verdaderamente mi Señor y mi Dios. Contento el Salvador
con la vuelta de esta oveja descarnada, le reprende á
la verdad, pero como buen pastor y como padre: Porque
me has visto, le dice con un airo sereno y con un tono de
voz lleno de dulzura y que reanimaba su confianza, porque
me lias visto has crcido; pero sabe que serán bienaventurados
los que no habiéndome visto no se negaron á
creer. Santo Tomás creyó con una fé divina: él creyó aun
mas de lo que veia, puesto que creyó la divinidad do Jesucristo,
que no caia bajo de los sentidos; y aun aquí se
ve la confesión mas espresa de la divinidad de Jesucristo,
que aparece en el Kvangelio. Pero quiso el Salvador darle
á entender que su fé hubiera sido mas perfecta, si sin esperar
prueba sensible se hubiera atenido desde luego |á la
palabra de Jesucristo, y á loque le habia dicho tantas
veces de su resurrección y de su divinidad, durante su
vida mortal. «Dichosos los que no vieron y creyeron. »
¡ Qué consolatorio es este oráculo para lodos los (icios!
Aquí estamos se&alados, particularmente nosotros, por el
Salvador, dice san Gregorio, nosotros que no habiéndole
visto en su carne mortal, le contemplamos solamente con
los ojos del entendimiento, y le conservamos invisiblemente
en nuestro corazón, con tal que nuestras obras
corr(ig.pondan á nuestra fé. Porque hacer profesión de conocer
á Dios y negarle con las obras, es ser fiel no mas
que de nombre.
Concluye san Juan la historia de esta aparición, diciendo
que el Salvador ha hecho todavía en presencia de sus
discípulos muchos otros milagros que no están escritos en
esle libro, y que estos se han escrito á fin de que creamos
que Jesús es el Cristo Hijo de Dios, y que creyéndolo tal
teng;imos la vida en su nombre. En efecto, en ningún olro
hay salvación; porque bajo del ciclo no hay otro nombre
dado á los hombres en virtud del que debemos ser salvos.
Es como si dijera que de todas las apariciones, por modío
de las cuales quiso Jesucristo asegurar á sus discípulos do
la verdad de su resurrección, no ha creído necesario el
santo Evangelista referir mas que estas , las que le han
parecido suficientes para convencer á los fieles de que Jesucristo
es el Dijo de Dios y el Salvador de los hombres-
Las demás apariciones que ha hecho con bastante frecuencia
hasta el dia de su gloriosa ascensión todas se han
ordenado á otro objeto que el de probar su triunfante resurrección
; ya para establecer á san Pedro por vicario
suyo y cabeza de su Iglesia , y ya para instruirles sobre
los misterios y otros puntos de la religión.
Ad regias Agni dapos
Slolis amidi candidis
l'osl transitum maris Uu-
bii
Chrislo canamusPrincipi.
HIMNO.
Al manjar del Cordero ¡nmaculado
Lleguémonos con blancas ves-
tiduras,
A Cristo sumo Rey de las alturas
Divina cujus Cbarilas
Sacram propinatSanguinem,
Almique membra Corporis
Amor Saccrdos imraolal.
Sparsum cruorem postibus
Vaslator horrcl Angelus:
Fugitque divisum mare :
Merguntur hostes íluctibus,
Jam Pascha nostrum
Chrislns est,
Paschalis idem Victima,
Et pura puris mcntilms
Sinceritatis azyma.
O vera ene]i Victima,
Subjecla cui sunt tártara,
Soluta mortis vincula,
Recepta vitic prámia!
Victor subaclis inferís
Troph;oa Christus explica!,
Coeloque aperto, subditum
Regem tenebrarum trahit.
üt sis perenne raenti
bus
Paschale Jesu gaudium
A morte dirá criminum
Vitae róñalos libera.
Canlemos el mar Rojo ya pasado
C).
Su ardiente Caridad tanto
se esplica.
Que nos brinda su Sangre generosa,
Y el Amor en ofrenda misteriosa
Los miembros de su Cuerpo
sacrifica.
Las puertas que con sangre
son rociadas (2)
El ángel exonera del castigo :
Abrese el mar , é incauto el
enemigo
Se anega enire sus olas encrespadas.
Ya Cristo es nuestra Pascua
verdadera
Es Víctima Pascual la mas preciosa,
ll .
Es ázimo sin mercla de otra
cosa
Para el alma devota, fiel, sincera.
¡O Víctima del cielo esclarecida.
Que al abismo sujetas de tal
suerte.
Que rompes las prisiones de la
muerte
Y nos logras los premios de la
vida!
Ya Cristo del infierno victorioso
Ostenta sus trofeos, ya las
puertas
Del cielo están al hombre abiertas,
Y avasallado el rey mas tenebroso.
Para que al alma seas fiel
consuelo,
Y alegría pascual, Jesús amado,
De la muerte terrible del pecado
Li bra á los renacidos para el
cielo.
(1) E^to alude h cmndo Dio.s ordené [ef. él Exodo) ol arigel
quo rociase con sangre las puertas do ios hebreos, para
que sus pi imogóiiil os fuefien exentos de la muerte quo debiao
sufrir los de los egipcios. Esta saugro es ligura de la
quo derramó el Cordero inniaculíulo de Dios, con la cual
rociado el género humano, estíi libre de la muerto cierna,
si so aprovecha de ella.
gD Esto es: Cantemos las glorias de su resurrección pasada
ya la tormenta de sus penas. O bien. Canlérnoslc por
habernos sacado del cautiverio del demonio, significado en
Faraón, y franqueándonos el paso íi la tierra de promisión,
eu que oslíi simli'jlizrtda la gloria, después do haber pasado
ol mar Bermejo en el que so siniholi/.aban la Pasión del
Salvador, lu Penilcncia, y el Eautismo.