Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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luí, y rendiros á ta verdad. Sea que yo juzgue de los demás,
ó que dé (eslimonio de mí mismo, no pueden menos
de serjnslos mis juicios, como que proceden de una sabiduría,
y de un conocimienfo que no pueden engañarse:
además de que yo jamás juzgo solo, sino que siempre lo
liago con mi Padre queme ha enviado aquí para vivir con
vosotros, para instruiros y para salvaros. En verdad que
mi palabra apoyada sobre su autoridad merecacon razón
el ser creida, puoslo que, según vuestra ley, el testimonio
de dos personas debe ser creído,
Aquí fué donde los fariseos no pudieron ménos de dar
á fonocer su espíritu pérfido y disimulado. Sabían ellos
bien que el Padre do que Jesucristo hablaba, era su Padre
eterno, su Dios y su Criador. Jesucristo se lohabia dicho
muchas veces y con bastante claridad, porque no hacia de
ello ningún misterio. Sin embargo, fingen que lo ignoran,
y le dicen que Ies ensenase en dónde estaba su Padre.
CHierian arrancar de su boca, dice san Juan Ci isóslomo,
alguna cosa que pudiesen hacer pasar en el ánimo dsl
pueblo por una blasfemia á fin de desacreditarle y de
perderle. Como el Salvador conocía el fondo de su corazón,
y toda su malignidad: «vosotros estáis cieg's,
les respondió, para no conocer ni á mi Padre, ni á mí.
Si hubiereis querido ser dóciles á mis instrucciones, hubierais
sabido quién soy yo, y sfibriais al mismo tiempo
quién es mi Padre; si quisierais rendiros á las pruebas
que os doy de mi divinidad, no buscaríais á mi Padre
sóbrela tierra, porque sabríais que está en el cíelo. »\sí
habló Jesús en *el| tesoro cuando ensenaba en el templo.
Llamábase tesoro ó gazofilacio una paite del templo muy
frecuentada, en donde esíaban eolocades diferentes cepes
para recibir las ofrendas del pueblo. No obstante que el
Salvador veía bien el peligro que corría su vida, habló en
esta ocajion con mucha firmeza, y de un modo muy claro
y muy preciso de su divinidad, y de su igualdad de
naturaleza con el Padre. Estaba rodeado de una multitud
de oyentes, la mayor parte enemigos suyos; les reprende
con una libertad que no le convenia mas que á él; habla
siempre como Maestro, aunque tuviese que habérselas
con gentes feroces y vengativas, de cuya malignidad podía
temerse todo. Pero no habiendo llegado todavía su
hora, nadie se atrevió á ocharle mano. No teniendo
criatura alguna autoridad sobre él, y debiendo entregarse
él mismo voluntariamente á la muerte por la salud de
los hombres, no podía ser preso hasta tanto que él quisiese.
Como no ha llegado todavía la hora qne Dios ha
señalado para los tormentos de su Hijo, los proyectos
que sus enemigos forman contra él son vanos. Prosigamos
la obra de Dios, sin que nos inquiete nada de lo que
pueda suesdernos por parte de los hombres: ellos no
tendrán otro tiempo, ni mas poder para dañarnos que el
que Dios tuviese á bien concederles; y sí es su voluntad
abandonarnos por último á su violencia, nopodria olvidar
entonces ni su bondad-, ni nuestra flaqueza. La hora del
justo es el tiempo de prueba; pero no es mas que una
hora, na es mas que un tiempo muy corto con respecto al
tiempo de la recompensa.
La oración de la misa de\cste dia es como sigue:
Fiat, Domine, qumsumus.
Haced, Scfior, por vuesfer
gratiam tuam fruciuosus
Ira gracia, que el ardor de
SABADO CUARTO
nosírec devolionis affectus: nuestra devoción no quede
guia tune nobis prodermil sin efecto; para que los
suscepta jcjmúa, si tuw sinl ayunos que observamos.
placita pietati. Per Domi- nosseanútiles, siendo agranum...
dables á vuestra divina voluntad.
Por nuestro Señor
Jesucristo, etc.
La Epístola es tomada del profeta Isaías, cap. 49.
IIwc dicil Domims : In Hé aquí lo que dice el Sct-m
por e plácito exaudivi te, ñor: Yo le he oído en e!
et ia die salutis auxiliatus tiempo favorable, y le lie
sum lui: et servavi te, el de- asistido en el dia de salud.
di te in fwdus populi, MÍ SUS- Yo le he conservado y le he
citares terram ; et possideres establecido pai ahaceralianhemlitatesdissipatas:
vt di- za con mi pueblo; para receres
Itis , qui ñncti snnl: parar la tierra; para poseer
Exile: elhis, gviin tenebris: las heredades disipadas;
¡{(rclamini. Super vins pas- para decir á los que estaban
miíw, et in ómnibus planis en cadenas, salid de la pripnscua
eorum. JSon esurient, sion ; y á los que estaban
ñeque sitient, et non percu- en tinieblas, ved la luz. Se
tiel eos ceestus et sol: quia apacentarán á lo largo do
miserator eorum regel. eos, los caminos, y todas las 11ael
ad fontes aquarum pola- miras les servirán de pashit
eos. Et ponam omnes tos. No tendrán hambre ni
montes meos in viam, et se- sed, y el calor ni el sol no
mita; mem exahnhuniur. Ec- los abrasarán, porque aquel
reisli de longe venient, el ce- que está lleno de miseriee
illiab Aquilone, et mari, errdía con ellos, les conduel
isti de Ierra Áustrali. Lau- eirá y les llevará á beber
date, eaeli, el exvita, térra; á los manantiales de las
juhilate , montes , laudem : aguas. Entonces convertiré
quia consolatus est Dominus todas mis montanas en un
pojmhim suum, et paupenm camino llano, y serán rellesuorum
miserehitur: Et di- nos todos mis senderos. Yo
xit Sion : Dereliquil me Do- veo á estos que vienen de
minus, et Dominus ohlitus esl muy lejos, los unos del Sepmei.
Numquid ohlivisci po- tentrion y del mar de Poíesí
mulier infantem suum, niente, y los otros de las
ut non misereatvr filio uteri lionas del Mediodía. Cielos,
sui 1 et ti illa ohlita fuerit, alabad al Señor, y tú, liorra,
ego tamen non obliviscar lui, llénale de alegría. Montes,
dieit Dominus omnipotens, haced resonar sus alabanzas
, porque el Señor ha
consolado á su pueblo, y se
compadecerá de sns pobres.
Mas con lodo eso, ha dicho
Sion: El Señor me ha abandonado,
el Señor me ha olvidado.
¿ Puede acaso una
madre olvidar á su hijo, ó
dejar de tener compasión
del hijo qne ha llevado en
sus entrañas ? Mas aun
cuando ella lo olvidare, yo
no me olvidaré nunca de tí,
dice el Señor omnipotente.
Isaías, como figura del Mesías, declara que el Señor le
ha enviado, no solo para anunciar á Jacob su vuelta del
cautiverio y su libertad, sino también para predicarla sa-