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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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«pcrmnnccet'íi en los hijos <strong>de</strong> Dios:» esta fuente no se<br />

agolará en la Iglesia. Las mas crueles persecuciones , los<br />

«'scomhros, por <strong>de</strong>cirlo así, <strong>de</strong> tantos millones <strong>de</strong> cuerpos<br />

do mártires, no lian podido hacerle tomar otro curso;<br />

la fuente <strong>de</strong> agua viva, esta agua saludable <strong>de</strong> la sabiduría<br />

no podia encontrarse en las sodas; no se halla ni<br />

pue<strong>de</strong> hallarse mas que en la verda<strong>de</strong>ra Iglesia; solo los<br />

hijos <strong>de</strong> la Iglesia son los que se sacian con elia. Bendigamos<br />

elernamenle al Señor. Kl mundo, cuya pretendida<br />

sabiduría no es mas que locura , <strong>de</strong>spreciará altamente á<br />

los hijos <strong>de</strong> Dios, que son verda<strong>de</strong>ramente los hijos <strong>de</strong> la<br />

la luz; pero la sabiduría pura, santa y verda<strong>de</strong>ra, cuya<br />

fuente han encontrado , les colmará <strong>de</strong> gloria eternamente;<br />

no cesemos <strong>de</strong> Iribuiar acciones <strong>de</strong> gracias á Dios por<br />

un beneficio tan singular, y cantemos sus alabanzas con<br />

una santa alegría. « Cantad las alabanzas <strong>de</strong>l Señor, invocad<br />

su nombre, dad á conocer la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> sns obras<br />

á todos los pueblos <strong>de</strong> la tierra.» La Iglesia no pue<strong>de</strong> contener<br />

su alegría en todo el tiempo pascual; así es que continuamente<br />

tiene en la boca cánticos <strong>de</strong> alegría y <strong>de</strong> acciones<br />

<strong>de</strong> gracias, y su reconocimiento por el beneficio<br />

<strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción la lleva hasta querer inspirar sus mismos<br />

sentimientos á todos los pueblos <strong>de</strong> la tierra.<br />

En la Epístola <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia se vo á san Pablo<br />

predicando á los judíos <strong>de</strong> Anlioqm'a <strong>de</strong> Pisidia , achacar<br />

el crimen cometido en la persona <strong>de</strong> Jesucristo á los judíos<br />

<strong>de</strong> Jerusalen, los cuales no conociendo á Jesús ni queriendo<br />

conocerle como quien era, ni entendiendo las palabras<br />

<strong>de</strong> los profetas que se leian todos los sábados, las<br />

hablan dado cumplimiento persiguiéndole hasta hacerle<br />

morir en la cruz; pero que al tercer dia aquel Jesús crucificado<br />

por los judíos habia resucitado y sehabia presentado<br />

á un gran número <strong>de</strong> hermanos que estaban vivos y<br />

daban testimonio <strong>de</strong> esta verdad.<br />

Habiendo recibido la fe, <strong>de</strong> Jesnctisto.por la predicación<br />

<strong>de</strong> los apóstoles, la ciudad <strong>de</strong> Antioquía, capital <strong>de</strong> la Siria<br />

, veía crecer lodos los días el número <strong>de</strong> fieles; y en<br />

esta iglesia tan floreciente fue en don<strong>de</strong> estos lomaron por<br />

primera vez, hácia el ano 43 <strong>de</strong> Jesucristo, el nombre<br />

<strong>de</strong> «crisinnos.» Babia en esta iglesia muchos profetas y<br />

doctores , entre los cuales estaban Saulo , que muy luego<br />

lomó el nombre <strong>de</strong> Pablo, y Bernabé. Habiendo escogido<br />

el Ksijírilu Santo á san Pablo y san Bernabé para que<br />

fuesen á predicar á los gentiles, partieron sin dilación los<br />

dos apóstoles, y la primera población en don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>iuvieron<br />

fué en Seleucia. ciudad marítima do Siria, poco<br />

distante <strong>de</strong> Antioqnía; <strong>de</strong> allí pasaron á la isla <strong>de</strong> Chipre,<br />

predicando en todas parles con mucho fmío, y haciendo<br />

muchos milagros. Habiendo partido <strong>de</strong> Pafos san Pablo y<br />

san Bernabé, se embarcaron con mucbosíielesque se habían<br />

agregado á ellos. Llegaron á Peigo , ciudad <strong>de</strong> Panfilia<br />

, y pasando a<strong>de</strong>hmlc fueron á Antioquía <strong>de</strong> Pisidia, en<br />

don<strong>de</strong> habia un gran número <strong>de</strong> judíos cslablecidos que<br />

hacian allí un gran comercio. Ilabia en el Asia muchas<br />

ciuda<strong>de</strong>s que se <strong>de</strong>nominaban Antioquía : contábanse hasta<br />

doce; esta estaba en Pisidia, provincia <strong>de</strong>l Asia menor,<br />

con la Frigia a! norte y la Panlilia al mediodía. Habia en<br />

la ciudad una sinagoga célebre. No <strong>de</strong>jaron ¡os dos apóstoles<br />

<strong>de</strong> ir á ella el sábado, y habiendo entrado en ella<br />

tomaron lugar, sentáronse, y oyeron la lectura. Acoslumhraban<br />

los judíos leer todos los sábados en sus smegttgps<br />

un capítulo <strong>de</strong> la ley, y añadir á él algún pasaje <strong>de</strong> h-<br />

TOMO IV.<br />

DE PASCUA.<br />

3G1<br />

profetas. En seguida el que presidia la asamblea convidaba<br />

á alguno, y en especial á los eslranjeros , á que hiciesen<br />

alguna instrucción af pueblo sobre lo que so acababa<br />

<strong>de</strong> leer. Después <strong>de</strong> la lectura ordinaria el que presidia<br />

envió á <strong>de</strong>cir á los dos apóstoles que si tenian alguna palabra<br />

<strong>de</strong> consuelo que <strong>de</strong>cir al pueblo, se les oiria con<br />

placer. Levantóse entonces san Pablo, y haciendo señal<br />

con la mano que se guardase silencio, les hizo el discurso<br />

que se contiene en esta Epístola.<br />

A vosotros, hermanos mios, hijos <strong>de</strong> la estirpe <strong>de</strong> Abraham,<br />

y á vosotros los que teméis á Dios (estas palabras so<br />

dirigían á los prosélitos y á los gentiles que creían en el<br />

verda<strong>de</strong>ro Dios, y que concurrían el sábado á las sinagogas<br />

para instruirse y para oír hablar <strong>de</strong> la ley) á vosolros<br />

es á quien yo dirijo mi palabra. Vosolros sabéis que Dios<br />

ha sido siempre el protector particular <strong>de</strong> nuestra nación;<br />

que ha escogido y amado á nueslros padres, hasta darles<br />

la preferencia sobre lodos los pueblos <strong>de</strong>l mundo. Vosotros<br />

no ignoráis todas las maravillas que ha obrado en favor do<br />

este pueblo escogido. ¡Qué <strong>de</strong> prodigios para sacarle <strong>de</strong>.<br />

la servidumbre <strong>de</strong> Egipto; con qué bondad sufrió su mala<br />

conducta en el <strong>de</strong>sierto por espacio, <strong>de</strong> cuarenta años; qué<br />

<strong>de</strong> victorias conseguidas ; cuántos enemigos vencidos para<br />

ponerles en posesión do la tierra prometida! ¿ Qué protección<br />

mas señalada que la que les franqueó bajo <strong>de</strong>l gobierno<br />

<strong>de</strong> los jueces por espacio <strong>de</strong> cerca <strong>de</strong> cuatrocientos<br />

cincuenta años? Y ¡qué bondad la que les dispensó bajo<br />

<strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> los reyes, y sobre lodo en el <strong>de</strong> David, <strong>de</strong><br />

eslerey según su corazón ! De su estirpe ha hecho Dios,<br />

consiguiente á su promesa, que naciese para Israel un Salvador,<br />

el cual es Jesús, cuya venida ha anunciado Junu<br />

Banlisla: ese admirable precursor <strong>de</strong>l Mesías, prometido<br />

(autos siglos hace, nada ha omitido para dar á conocer el<br />

divino Salvador á quien anunciaba. Vosotros no me conocéis,<br />

<strong>de</strong>cía á los judíos que iban en tropas al <strong>de</strong>sierlo para<br />

oirlc; vosolros me tenéis por el Mesías; no lo soy ; es el<br />

que va á presentarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mí, <strong>de</strong>l cual no soy digno<br />

ni aun <strong>de</strong> <strong>de</strong>satarle sus zapatos. Uablaba no solo á sus<br />

oyentes, sino también á vosolros, mis amados hermanos,<br />

dignos hijos <strong>de</strong> Abraham; á vosolros lo mismo que á ellos<br />

dirigía esta palabra <strong>de</strong> salud. También ha sido enviado á<br />

vosolros la palabra eterna, el Verbo divino. Ya se habia<br />

manifcslado bastante por sus profetas, cuyas predicciones<br />

leéis lodos los sábados eu vuestras sinagogas. En íin, se le<br />

ha visto, se le ha oído á él mismo, y los brillnnles milagros<br />

que ha hecho, <strong>de</strong>muestran sobradamente quién era; mas<br />

no obslanle que ha venido á su propia heredad, no ha sido<br />

recibido por los suyos. El pueblo <strong>de</strong> Jerusalen, y no ménos<br />

sus cabezas, no han querido reconocerle por el Mesías, y<br />

ellos han realizado, con<strong>de</strong>nándole, las palabras do los profetas<br />

que se leen todos los sábados; y por una impiedad,<br />

una injusticia que jamás ha tenido semejante, sin hallar<br />

nada en él que mereciese la muerte, pidieron á Pílalo que.<br />

le quitase la vida. Por este medio han ejeculado enteramente,<br />

sin saberlo, todo lo que habia sido dicho <strong>de</strong> él en<br />

los libros <strong>de</strong> los profetas; y hartándole <strong>de</strong> oprobios y haciéndole<br />

espirar en la cruz, han servido también en alguna<br />

manera sin saberlo á su gloria; porque habiendo sido<br />

puesto en el sepulcro. Dios le ha resucitado al tercero dia,<br />

y su muerte ha sido nuestra salud y su triunfo. Esta noti ­<br />

cia es incontestable, tiene tantos testigos como discípulos<br />

tenia. Todos los que habían venido con él do Galilea á Je-<br />

7iG

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