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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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2S0<br />

los que vivían en el mundo como los que estaban en los<br />

<strong>de</strong>siertos, el pastor y el artesano como los que hablan nacido<br />

entre el esplendor y el trono; todos han cruciflcado<br />

su cuerpo y no hay uno que no haya practicado la penitencia.<br />

Nosotros nos espantamos al solo nombre <strong>de</strong> mortificación<br />

; la abstinencia y el ayuno <strong>de</strong> Cuaresma se nos<br />

resisten; ¿y preten<strong>de</strong>mos salvarnos? ¿esperamos todos ser<br />

santos? [Pue<strong>de</strong> darse confianza mas presuntuosa!<br />

San Eduardo es jóven, es rey, su vida ha sido siempre<br />

pura é inocente; y san Eduardo ayuna, macera su carne,<br />

vive entregado á una austera penitencia, y en el dia <strong>de</strong><br />

hoy son pocas las gentes <strong>de</strong>l mundo que no tengan horror<br />

á las austerida<strong>de</strong>s. Edad, condición, motivo <strong>de</strong> salud, negocios,<br />

empleos, <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> temperamento, todo clama<br />

por dispensa. La religión no ha envejecido, la moral <strong>de</strong><br />

Jesucristo no se ha mudado, los sentidos no se han hecho<br />

menos enemigos, el tentador no se ha cansado, las pasiones<br />

no están eslinguidas. ¿Somos nosotros mas privilegiado.<br />

? ¿Se ha ensanchado el camino <strong>de</strong>l cielo? Digámoslo<br />

mejor, ¿habrá muchos que se salven?<br />

¡Cosa estraña! Una jóven va á sepultarse en un claustro<br />

con toda su inocencia, y se consume á fuerza <strong>de</strong> austerida<strong>de</strong>s<br />

para merecer el cielo; y su hermana entregada á<br />

todos los pasatiempos <strong>de</strong>l mundo, pasa sus dias entre la<br />

molicie y los placeres, y no pue<strong>de</strong> oir hablar <strong>de</strong> ayuno, <strong>de</strong><br />

mortificación <strong>de</strong> los sentidos, <strong>de</strong> Cuaresma; ciertamente<br />

una <strong>de</strong> las dos va mal: comultemos el Evangelio y sabremos<br />

cuál <strong>de</strong> las dos es la que está en el camino <strong>de</strong> la perdición.<br />

Al abrigo <strong>de</strong> las borrascas, lejos <strong>de</strong> los escollos, con las<br />

pasiones cuasi eslinguidas en el estado religioso, estas<br />

almas puras no creen todavía po<strong>de</strong>r labrar su salvación'<br />

sin el ausilio<strong>de</strong> la penitencia; y almas llenas <strong>de</strong> pecados,<br />

esclavas <strong>de</strong> las pasiones mas peligrosas, en medio <strong>de</strong> los<br />

mayores peligros, creen po<strong>de</strong>rse pasarsin esta salque impi<strong>de</strong><br />

la corrupción, sin estos remedios lan saludables contra<br />

el contagio, sin estas armas tan necesarias contra el<br />

enemigo <strong>de</strong> la salvación, sin estos frutos dignos <strong>de</strong> penitencia.<br />

¡Qué ilusión! iqné estravagancia!<br />

Conozco, Señor, la necesidad <strong>de</strong> estos po<strong>de</strong>rosos ausilios<br />

y mi pasada <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za, cubriéndome <strong>de</strong> confusión,<br />

me hace todavía conocer mas la indispensable necesidad<br />

que tengo <strong>de</strong> hacer penitencia: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este momento <strong>de</strong>claro<br />

la guerra á mi amor propio y mis sentidos, y lleno <strong>de</strong><br />

confianza en vuestra misericordia, espero que una completa<br />

victoria será muy pronto el fruto <strong>de</strong> las resoluciones<br />

q-io bago ahora.<br />

JkcuuTOiiiAS.—Sí, mi dulce Jesús, clavado estoy en la<br />

cruz con vos, y no me separaré ya jamás <strong>de</strong> ella. (Galat. i.)<br />

Yo lo veo, Salvador mió Jesucristo y no puedo dudarlo,<br />

SEMANA<br />

que no hay ninguno <strong>de</strong> los que son verda<strong>de</strong>ramente vuestros,<br />

que no haya crucificado su carne con sus vicios y<br />

concupiscencias. (Galat 2.)<br />

PROPÓSITOS.<br />

1 De todo lo que hab^s leído, y <strong>de</strong> todas las reflexiones<br />

que acabáis <strong>de</strong> hacer, concluid , que la mortificación<br />

<strong>de</strong>l cuerpo os es absolutamente necesaria, y haceos cargo<br />

cuál es el error y el peligro en que están todos los que<br />

pasan su vida en el regalo, que refinan hasta la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za,<br />

y á quiénes la abstinencia, el ayuno, y las <strong>de</strong>más<br />

austerida<strong>de</strong>s corporales asustan. No olvidéis nunca aquellas<br />

hermosas palabras <strong>de</strong> san Pablo, el oráculo que acabáis<br />

<strong>de</strong> leer: «<strong>Los</strong> que pertenecen á Jesucristo, han crucificado<br />

su carne; luego» ¿áquién pertenecerán los que la<br />

tratan tan <strong>de</strong>licadamente? ¿<strong>de</strong> quién son discípulos? Desengañémonos,<br />

puesto que esas mujeres mundanas, esos<br />

gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l siglo, esas personas <strong>de</strong> calidad, esas gentes<br />

<strong>de</strong>l mundo, son <strong>de</strong> la misma religión <strong>de</strong> los santos, preciso<br />

es que como los santos lleven una vida crucificada. Consi<strong>de</strong>rad<br />

hoy cuales son vuestras prácticas sobre este punto.<br />

Reglad con el parecer <strong>de</strong> vuestro director las penitencias<br />

esteriores que hubiereis <strong>de</strong> hacer, y no paséis día alguno<br />

sin hacer alguna mortiíicacion corporal.<br />

2 <strong>Los</strong> ayunos <strong>de</strong> la Iglesia y las abstinencias <strong>de</strong> precepto<br />

<strong>de</strong>ben ocupar el primer lugar. ¡Qué irreligión el<br />

dispensarse <strong>de</strong> ellos, porque uno es jóven, porque tiene<br />

un temperamento <strong>de</strong>licado, porque es <strong>de</strong> calidad, porque<br />

goza <strong>de</strong> una salud débil; mientras que estas salu<strong>de</strong>s tan<br />

flacas, estas <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>zas <strong>de</strong> temperamenlo tienen bastante<br />

fuerza para pasar las tres y las seis horas al juego, con<br />

una intensa aplicación <strong>de</strong> cuerpo y <strong>de</strong> espíritu que gastaría<br />

la salud mas robusta! El ayuno incomoda, se dice, la<br />

Cuaresma enflaquece; miserable razón, ridicula aun, en<br />

quien es cristiano. ¿Es acaso la penitencia una sensualidad<br />

? ¿Preten<strong>de</strong>s acaso lisonjear el gusto y alimentar el<br />

amor <strong>de</strong>l placer cuando se hace penitencia? No os dispenséis<br />

jamás <strong>de</strong> las abstinencias y <strong>de</strong> los ayunos <strong>de</strong> precepto<br />

sin una estrema necesidad, y aun entonces tratad <strong>de</strong> reemplazar<br />

por alguna buena obra trabajosa el ayuno y la abstinencia<br />

<strong>de</strong> que os habéis dispensado. No os contentéis con<br />

las penitencias <strong>de</strong> obligación; informaos <strong>de</strong> vuestro director<br />

cuáles podéis hacer <strong>de</strong> elección y <strong>de</strong> supererogación,<br />

lodos los años, todos los meses,' todas las semanas; si<br />

consi<strong>de</strong>ráis á vuestro amor propio, no hay mortificación<br />

alguna que os convenga, porque ninguna hay que no le<br />

sea contraria. Incomódase tanto por el mundo y por la diversión,<br />

¿y nose ha <strong>de</strong> hacer nada, nada se ha <strong>de</strong> sufrir<br />

por salvarse?<br />

SEMANA SANTA.<br />

La semana que prece<strong>de</strong> inmediatamente al dia <strong>de</strong> Pascua<br />

ha sido mirada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong> la Iglesia eolre<br />

los fieles como el tiempo mas santo <strong>de</strong>l aílo, y que exige<br />

<strong>de</strong> nosotros mas <strong>de</strong>voción y santidad, á causa délos gran<strong>de</strong>s<br />

misterios cuya memoria celebra la Iglesia, en atención<br />

á los que se ha llamado en todo tiempo Semana Santa<br />

porescelcncía. Hánsele dado también otros muchos nombres.<br />

Eusebio habla <strong>de</strong> ella bajo el nombre <strong>de</strong> semana <strong>de</strong><br />

las Vigilias, porque se pasaban cuasi todas las noches enteras<br />

en ejercicios <strong>de</strong> piedad para honrar la pasión <strong>de</strong>l<br />

Salvador, y particularmente aquella noche cruel en la que<br />

se hicieron sufrir á Jesucristo tantos tormentos, y se lo

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