27.08.2017 Views

Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

250 LUNES<br />

un criminn! qnc va 6 couif^PftCw á'n{e eí sobornno JIIOZ<br />

pora dar cuonta dol bui'no ó <strong>de</strong>l mal USÓ que bd IÍCCIÍO<br />

<strong>de</strong> todos los momonlos <strong>de</strong> su vida. I'ensamionlos lijcros,<br />

palabras inconsicleradas, sonliniicntos apasionaos, <strong>de</strong>seos<br />

<strong>de</strong>sreglados, nccionos poco crislianas , rriras lianianas,<br />

motivos ménos puros, todo será exatuinado, todo será juzgado,<br />

y es m Dios ei que examina y el que lo juzga lodo<br />

con el úllimo rigor <strong>de</strong> su jusíieia.<br />

Concibamos, si es posihle, cuáles serán eníonces los espantos<br />

horribles <strong>de</strong> su alma que conoce que no está unida<br />

al cuerpo mas que por un soplo , y que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dos ó<br />

Iresjnstantes va á comparecer en el tremendo tribunal <strong>de</strong><br />

Dios. Ella no tiene entonces peor enemigo que su conciencia<br />

; ella es la que la representa, aun ánles que espire,<br />

todos sus hechos; ella previene, por <strong>de</strong>cirlo asi , el juicio<br />

y el <strong>de</strong>creto.<br />

Buen Dios . qué tenor, qué espanto , ver que i onneen<br />

<strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong> la conciencia unamullitud innumerable.<strong>de</strong><br />

faltas que hasta entonces habían estado sepultadas en el<br />

olvido. ¡Ah , qué <strong>de</strong> pecados <strong>de</strong> la juventud , que se habían<br />

escapado á nuosiras investigaciones! ¡qué <strong>de</strong> pecados<br />

graves que nos hablan parecido acciones indiferentes!<br />

y ¡cuántos <strong>de</strong> los mismos <strong>de</strong> que nos hemos acusado, que<br />

por falla <strong>de</strong>conlricion no se nos han perdonado! Todo esto<br />

se presenta al espíritu en aquellos ñllimos momenios , y<br />

¡qué turbación, qué susto, á vista <strong>de</strong> tantos monslruos <strong>de</strong><br />

iniquidad!<br />

¡Qué <strong>de</strong> omisiones en los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> nuestro estado!<br />

¡qué <strong>de</strong> acciones hasta <strong>de</strong> piedad que tienen necesidad <strong>de</strong><br />

penitencial ¡qué <strong>de</strong> Sacramentos profanados , y qué <strong>de</strong><br />

talentos sepultados! ¡qué <strong>de</strong> gracias , precio <strong>de</strong> la sangre<br />

<strong>de</strong> Jesucristo, <strong>de</strong>spreciadas ó perdidas! Importunos remordimientos<br />

, conciencia molesta , ¿qué pesares y qué<br />

espanto no causáis? Si por lo ménos quedase todavía algún<br />

rayo <strong>de</strong> esperanza <strong>de</strong> tener un año, una semana, algunos'dias<br />

para arreglar estas cueulas, para reparar estas<br />

fallas, para ganar al Juez por la penilencia y por todo género<br />

<strong>de</strong> satisfacciones ; per» está uno seguro , se ve , se<br />

conoce que el tiempo espira , que no hay mas tiempo.<br />

¡Oh Dios mío! ¿y no se previenen estos sentimientos? ¿y<br />

no se piensa <strong>de</strong> continuo en este juicio lerrible [mientras<br />

dura ¡a vida?<br />

Pu.vro SEGUNDO.—Consi<strong>de</strong>ra cuán difícil es el no sucumbir<br />

á los pesares, al dolor, al miedo, en este eslremo tan<br />

<strong>de</strong>sesperado. Conócese que el tiempo va á concluir, y se<br />

ve uno á la entrada <strong>de</strong> la espantosa eternidad. La incerlidumbre<br />

<strong>de</strong> su suet te , el temor <strong>de</strong> una eterna <strong>de</strong>sdicha,<br />

las razones que hay para temerla , reducen alalina á un<br />

estado que pue<strong>de</strong>ilamarse un anticipado iníiemo.<br />

Preséntasele toda la ley <strong>de</strong> Dios , y lo que es todavía<br />

mas triste, ve su importancia y su justicia, y concibe su<br />

dulzura y su facilidad. Vuelta i n sí <strong>de</strong> todas sus preocupaciones,<br />

libre <strong>de</strong> los ataques impetuosos <strong>de</strong> tantas pasiones,<br />

reconoce y se persua<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo mal que ha hecho en no<br />

haber vivido según las máximas <strong>de</strong>l Evangelio.<br />

Costumbres perniciosas , con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncias escesivas,<br />

i<strong>de</strong>as frivolas, leyes imaginarias <strong>de</strong>l mundo, abusos autorizados,<br />

placeres , diversiones vanas y engañosas , alegrías<br />

superficiales, ¡vosotras habéis <strong>de</strong>saparecido, no subsistís<br />

mas que en un toitórgo arroponliinienlo! ¡O penas!<br />

¡O <strong>de</strong>sesperación! ¡O suplicio!<br />

Conócese enloncos lodo el peso <strong>de</strong> los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> su<br />

estado, <strong>de</strong> sus obligaciones; compáranse con aquellos vanos,<br />

aquellos indignos pasatiempos, con aquellos pretendidos<br />

<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> la ambición , con aquellas especiosas<br />

inutilida<strong>de</strong>s que han absorvido la mayor parle <strong>de</strong>l tiempo<br />

<strong>de</strong> la vida. Mo'eslas, <strong>de</strong>sesperanles comparaciones que no<br />

sirven tnas que para hacernos presenlirel rigor parlicular,<br />

<strong>de</strong>senvolviendo á nuestra vista toda la iniquidad <strong>de</strong> nuestra<br />

conducta.<br />

Si por lo ménos en tal horrible es:romosupiesen aprovecbarsc<br />

estos últimos momentos para recurrir á la sangre<br />

y á los méritos <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor, para implorar con confianza<br />

la protección <strong>de</strong> la santísima Virgen ; pero hablando<br />

<strong>de</strong> buena fé, ¿esaquel estado muy á proposito para servirse<br />

<strong>de</strong> estos últimos socorros? ¡Ah! un acci<strong>de</strong>nto <strong>de</strong><br />

apoplejía , un mal <strong>de</strong> corazón ocasionan trastornos y espantos<br />

moríales que privan <strong>de</strong> su acción al alma y la <strong>de</strong>jan<br />

incapaz <strong>de</strong> lodo. Y en estos últimos momentos en que<br />

el alma no sabe si está todavía en el camino ó si ha llegado<br />

al término ; en estos tristes momentos en que se agolpan<br />

cien objetos funestos , todos á cual mas espantosos;<br />

en eslos momentos críticos en que el alma se halla entregada<br />

á los dolores , á las penas <strong>de</strong> la vida y á ios espanlosos<br />

horrores <strong>de</strong> la muerte , ¿estará bastante tranquila,<br />

tendrá toda la confianza necesaria para procurar la salvación?<br />

¿podrá encontrar los caminos secretos <strong>de</strong> la penitencia?<br />

¿Y yo dilato para esos críticos, para esos peligrosos<br />

momenlos mi conversión , el negocio tan <strong>de</strong>licado do<br />

mi salvación , el <strong>de</strong>sembrollo <strong>de</strong>l caos , la esplicacion <strong>de</strong><br />

los misterios <strong>de</strong> iniquidad <strong>de</strong> mi conciencia?<br />

¡O divino Salvador mió! si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todas estas reflexiones<br />

no prevengo por una pronta penitencia el rigor<br />

lerrible <strong>de</strong> este juicio, ¿á qué <strong>de</strong>bo yo alenerme? No permitáis,<br />

pues, mi dulce Jesús, que la gracia que me hacéis<br />

hoy me sea inúlil; yo conozco su importancia ; haced quo<br />

esperimente inmedialamenlesus efectos.<br />

JACULATOUIAS.—Acusóme, Señor, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este instante<br />

comienzo á hacer peiiitencia en el polvo y en la ceniza.<br />

(Job. íí.) •<br />

Na enlreis. Señor, enjuicio con vuestro siervo , porque<br />

no hay un solo hombre sobre la tierra que pueda lisonjearse<br />

<strong>de</strong> aparecer inocente á vuestros ojos. (Psalm. 142.)<br />

PROPÓSITOS.<br />

1 ¿Queréis prevenir el juicio <strong>de</strong> Dií s? júzgaos á vosotros<br />

mismos, dice el Apóstol; ¿queréis tener favorable al<br />

Juez y ventajoso el juicio? examinad sin cesar vuestra<br />

conciencia. Vo he pasado por el campo <strong>de</strong>l perezoso y<br />

por la viña <strong>de</strong>l insensato, dice el Sabio (Prov. 2i), y lodo<br />

estaba lleno <strong>de</strong> orligas ; lodo estaba cubierlo<strong>de</strong> espinas, y<br />

la cerca estaba arruinada. La conciencia <strong>de</strong> los que no se<br />

examinan, es una viiia erial, que se llena <strong>de</strong> espinas y <strong>de</strong><br />

abrojos por falta <strong>de</strong> cullivo; es preciso lener conlinuamenle<br />

la poda<strong>de</strong>ra en la mano , aplicarse sin <strong>de</strong>scanso á<br />

corlar, ó arrancar, y esto es lo que se hace por medio <strong>de</strong>l<br />

examen <strong>de</strong> conciencia. Este examen es el que, por <strong>de</strong>cirlo<br />

r.sí, corla el vicio por el pié, el que arranca las inclinacionos<br />

perversas luego que empiezan á brotar , y el que impido<br />

que echen raices los malos hábilos. E¡uso <strong>de</strong>l examen<br />

<strong>de</strong> conciencia es el medio mas á proposito para prevenir y<br />

para caln.ar los espantes que prece<strong>de</strong>n o que acompafian<br />

al juicio particular. Con facilidad se limpia un campo,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!