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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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SANTO.<br />

los fieles dorante el tiempo pascual, qne era el saludo<br />

ordinario que se hacian mudiamcnle los unos á los otros.<br />

Conformábanse en esto con el espíritu <strong>de</strong> la Iglesia, que<br />

en todo este santo tiempo lo repite con mucha frecuencia<br />

en sus oficios. Este uso en la Iglesia romana data <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el tiempo <strong>de</strong>l papa san Dámaso: créese que san Gerónimo,<br />

que lo habia vislo establecido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mucho tiempo en la<br />

iglesia <strong>de</strong> Jerusalen, lo trajo á Roma. Como anliguamenle<br />

no se cantaba la Alleluya, .m3sqtie en el tiempo pascual,<br />

So/omcno dice que era una especie <strong>de</strong> juramento entre el<br />

pueblo, en lodo lo restante <strong>de</strong>l aflo, por el cual se prolestaba<br />

la verdad <strong>de</strong> la cosa <strong>de</strong> que se trataba, así como <strong>de</strong>seaban<br />

po<strong>de</strong>r oir y cantar Alleluya en la fiesta <strong>de</strong> Pascua.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa refiere el sanio empeño con qne al<br />

fin <strong>de</strong> la noche <strong>de</strong>l sábado, esto es, al amanecer <strong>de</strong>l domingo,<br />

que era el primer dia <strong>de</strong> la semana y el tercero<br />

<strong>de</strong>spués déla mdfirte<strong>de</strong>l Salvador, las santas mujeres que<br />

habían profesado una <strong>de</strong>voción mas tierna, mas ardiente<br />

y mas generosa á Jesucristo durante su vida, se apresuraron<br />

por ir al lugar <strong>de</strong> su sepultura para rendirle los últimos<br />

obsequios <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte. La Gesta <strong>de</strong>l sábado<br />

concluía siempre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. Hacia<br />

el fin, pues, <strong>de</strong> la noche, María Magdalena y María madre<br />

<strong>de</strong> Santiago y <strong>de</strong> José, con Salomé madre <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong>l<br />

-Zebe<strong>de</strong>o Juan y Santiago, tomaron las drogas aromáticas,<br />

el bálsamo y aceite olorosos que hablan comprado <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

las seis <strong>de</strong> la lar<strong>de</strong>, eslo es, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que terminó la fiesta<br />

<strong>de</strong>l sábado, á cuyo tiempo se abrian las tiendas, las cuales<br />

estaban cerradas todo el sábado. Luego que tuvieron<br />

con que embalsamar el cuerpo <strong>de</strong> Jesús, se pusieron en<br />

camino antes <strong>de</strong>l dia, y á favor <strong>de</strong> la claridad <strong>de</strong> la luna<br />

que estaba en su lleno, para ir á ofi ecer los últimos obsequios<br />

á su buen Maestro, sin pararse en la promesa que<br />

les habia hecho <strong>de</strong> resucitar al lercer dia; no habiéndoles<br />

permitido ser mas diligentes la fiesta <strong>de</strong>l sábadoque comenzó<br />

á las seis <strong>de</strong> la lar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l viernes. Ellas no llegaron<br />

al sepulcro hasta cerca do salir el sol. Antes que hubiesen<br />

llegado hubo un gran temblor <strong>de</strong> tierra, y en aquel momento<br />

resucitó Jesús. El lerremolo y el trastorno <strong>de</strong> la<br />

piedra que cerraba la entrada <strong>de</strong>l sepulcro, sucedieron<br />

mieniras que las santas mujeres estaban todavía en el camino.<br />

Oyeron el ruido que espantó á los guardias, y sintieron<br />

bien eJ terremoto que obligó á huir á los soldados.<br />

Habiendo llegado allá, quedaron muy sorprendidas <strong>de</strong> no<br />

encontrar ni los guardias ni la piedra enorme que cerraba<br />

la entrada <strong>de</strong> la prfiiiiN'Q gmia (jlR. ggfvk como <strong>de</strong> vestíbulo<br />

á la segunda en don<strong>de</strong> estaba el sepulcro. La primera<br />

gruta tenia nueve pies y medio <strong>de</strong> largo, ynn poco ménos<br />

<strong>de</strong> ancho. En esta primera gmta fué en don<strong>de</strong> eslaha la<br />

guardia en la que apareció el ángel á los soldados en el<br />

momento <strong>de</strong>l temblor <strong>de</strong> tierra que les obligó á huir. Esta<br />

primera gruta daba paso á otra ménos vasta, abiería en la<br />

'"oca; tenia esta seis piés <strong>de</strong> largo y cinco <strong>de</strong> ancho ; su<br />

altura era <strong>de</strong> cerca <strong>de</strong> ocho piés. La entrada era baslanle<br />

estrecha, como (jue no tenia mas qne tres piés y algunas<br />

pulgadas <strong>de</strong> altura y cerca <strong>de</strong>dos piés <strong>de</strong> ancho. Estaba<br />

f-errada con una piedra <strong>de</strong> un peso enorme, en la cual los<br />

sacerdotes habían pueslo el sello. En esta segunda gruía<br />

er? en don<strong>de</strong> se había colocado el cuerpo sagrado <strong>de</strong> Jesucrislo.<br />

Habiendo, pues, llegado las piadosas mujeres y<br />

"o habiendo encontrado soldados, entraron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego en<br />

!a primera gruía. Alliadvii líeronun ángel bajo <strong>de</strong> la figura<br />

<strong>de</strong> un joven vestido con una ropa blanca, su rostro brillaba<br />

como un relámpago y su ropa resplan<strong>de</strong>cía mas que<br />

la blancura <strong>de</strong> la nieve : estaba sentado sobre la piedra<br />

que habia sido puesta por tapa á la entrada <strong>de</strong>l sepulcro,<br />

la cual habia él <strong>de</strong>rribado al lado <strong>de</strong>recho. Al principio<br />

quedaron poseídas <strong>de</strong> espanlo; pero calmándolas e! ángel:<br />

¡No temáis, lasdijo^ no tenéis 'motivo para temer,<br />

vosotras que abrasadas <strong>de</strong> amor á vuestro Salvador solo<br />

veníais á rendirle los úllimos honores. Aquellos'que habiéndole<br />

perseguido basta el fin no le guardaban aquí en<br />

el sepulcro sino para hacer inútil, si hubieson podido, la<br />

predicción que habia hecho <strong>de</strong> darse á sí mismo una nueva<br />

vida <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte ; esos son los que tienen que<br />

temer: por lo que hace á vosolras, sé yo bien cuál es el<br />

religioso molivo^on que buscáis á Jesús Nazareno, que ha<br />

sido crucificado, el cual no está aquí. Vosotras pensabais<br />

encontrarle todavía en el sepulcro; ha salido <strong>de</strong>-á glorioso<br />

ty Iriunfante, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber resucitado á laníos muertos,<br />

se ha l esucilado á sí mismo. Si dudáis <strong>de</strong> elhx, no lemais,<br />

pasad mas a<strong>de</strong>lante; venid, mirad el lugar CA don<strong>de</strong><br />

se le habia pueslo, á lin <strong>de</strong> que conveiicidíis <strong>de</strong> la<br />

verdad <strong>de</strong> su resurrección, vayáis á llevar esta agradable<br />

noticia á sus discípulos, y señaladamente á I»edro. Decidles<br />

también que áutes que ellos puedan ir á Galilea, eslará<br />

él allí para <strong>de</strong>jarse ver <strong>de</strong> ellos^omo se lo -habia prometido.<br />

El amor diligente <strong>de</strong> aquellas santas mujeres las condujo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong>, ántes <strong>de</strong>l dia al sepulcro <strong>de</strong> su querido Maestro, y<br />

el Señor envió allí un ángel para (pie las instruyese <strong>de</strong> su<br />

resurrección. El fervor y la solicitud con Dios no están<br />

mucho tiempo sin recompensa : solo las <strong>de</strong>vociones frías,<br />

las almas cobar<strong>de</strong>s y perezosas son esdwidas <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong><br />

las bodas, porque llegan siempre tar<strong>de</strong>. La resurrección<br />

<strong>de</strong> Jesucristo inspira á las almas fieles una alegría espiritual<br />

y muy dnlce, al paso que llena <strong>de</strong> espanto á sus enemigos.<br />

Cuando uno es verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong> Dios, una verda<strong>de</strong>ra<br />

piedad, una conciencia pura dan á las fiestas <strong>de</strong><br />

Pascua y á los <strong>de</strong>más misterios <strong>de</strong> todo el año, aquella<br />

dulce alegría que es un gusto anticipado <strong>de</strong> los regocijos<br />

<strong>de</strong>l cielo; mientras que una falsa piedad, una <strong>de</strong>voción<br />

aparente jamás es mas triste ni siente minea menos unción<br />

ni fervor que en estas gran<strong>de</strong>s solemnida<strong>de</strong>s.<br />

Como en esta noche se daba solcmnemenle el bautismo<br />

á los niaosy á los adnllos, estos comulgaban todos al fin<br />

<strong>de</strong> la misa, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la comunión se les daba leche y<br />

miel, que se habían ben<strong>de</strong>cido ántes, para significar quo<br />

se les miraba todavía como niños tiernos, incapaces do<br />

olio alimento que leche y miel. Hacíase lambíen estopara<br />

darles á enten<strong>de</strong>r que por el baulísmo y la comunión habían<br />

adquirido el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> entrar en la lierra <strong>de</strong> los vivos,<br />

eslo es, en la Jerusalen celestial (pie Dios habia promelido<br />

á sus elegidos bajo el nombre <strong>de</strong> im i tierra que<br />

manaba leehe y miel. También en este día bendice el papa<br />

los Agnus D 'í, que son unas medallas <strong>de</strong> cera nueva bendita<br />

ó <strong>de</strong> la cera <strong>de</strong>l cirio pascual <strong>de</strong>l año prece<strong>de</strong>nte,<br />

amasada con el óleo sanio, á las cuales la bendición <strong>de</strong>l<br />

Sanio Padre da virlnd singular conlra las borrascas, las<br />

tempesta<strong>de</strong>s y los arlíücíos dañinos <strong>de</strong> los espíritus malignos.<br />

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