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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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<strong>de</strong> amar á Dios, sobre el que gira toda h ley; cuan cíerlo<br />

es que esta caridad indispensable está cuasi proscrita en<br />

el mondo, y como <strong>de</strong>sterrada <strong>de</strong>l comercio <strong>de</strong> la vida civil<br />

! La jerigonza <strong>de</strong>l disimulo y <strong>de</strong> un bien parecer oticioso,<br />

pero vacío y estéril, ba tomado su lugar. No bien se<br />

lia enseñoreado <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l bombre, cuando se rin<strong>de</strong><br />

voluntariamente esclavo <strong>de</strong> su amor propio y <strong>de</strong>sús pasiones:<br />

«No sea, pues, nuestro amor <strong>de</strong> palabra:» digan<br />

nuestros sentimientos y nuestras obras mejor que nuestras<br />

palabras si amamos á Dios, y si amamos á nuestros hermanos.<br />

Decir que se ama á Dios, y no guardar sus mandamientos,<br />

es mentira. Decir que se ama á sos hermanos, y<br />

no tener para con ellos mas que dureza ó indiferencia, es<br />

mojiganga: las obras son un testimonio poco sospechoso<br />

<strong>de</strong> nuestros verda<strong>de</strong>ros sentimientos.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa está lomado <strong>de</strong>l <strong>de</strong> san Luco»,<br />

cap. 14.<br />

In tilo tempore : Dixit<br />

JiSus pharisaiis par abóla<br />

m hanc : Homo quídam<br />

fecit ctenttm magnam, et<br />

vocavü mullos. El misil<br />

scrvum suum hora ccence<br />

dicere invilalis ul venirenl,<br />

^«ta jam parala<br />

sunl omnia. El capcrmt<br />

simul omncs excusare. Primas<br />

dixit ei: Villam mi,<br />

el necesse ¡tabeo exire, el<br />

vidcre iltam : rogo le hube<br />

me excusalum. El aller<br />

dixit : Juga boum emi<br />

quinqué, el eo probare illa:<br />

rogo le habe me excusalum.<br />

Et alius dixil: Uxorem<br />

duxi, el i<strong>de</strong>o non possum<br />

venire. Et reversus<br />

serntíi, nunliavit hwc domino<br />

suo. Tune iratus paler<br />

familias, dixil servo<br />

suo : Exi cito in plateas<br />

el vicos civitaiis: el panperes<br />

ac débiles, el emos<br />

el claudos inlroduc huc.<br />

Et ait servus : Domine,<br />

fnclum esí M£ imperasíi, el<br />

adhuc locas esl. El ait dominus<br />

servo : Exi in vías<br />

el sepes : et compelle intrarc,<br />

ut implealur domus<br />

mea. Vico autem vobis,<br />

quod nemo virorum illorum<br />

qui vocati sunl, guslabil<br />

cwnam meam.<br />

DOMINGO 1NFRAOCTAVO<br />

En aquel tiempo dijo Jesús<br />

h los fariseos esta pai'ábola :<br />

Cierto hombre dió una gran<br />

•cena , y convidó á nuu lios.<br />

Cuando fué tiempo <strong>de</strong> cenar<br />

envió á su criado , que dijese<br />

á los convidados que viniesen,<br />

porque todo estaba pronto.<br />

Kmpcznron enlonces lodos á<br />

escusnrse. Díjole el primero :<br />

Ue comprado una casa <strong>de</strong> campo,<br />

y me es preciso ir á verla;<br />

ruégelo que me escuses. El<br />

olio dijo : lie comprado cinco<br />

pares <strong>de</strong> bueyes, y voy á probarlos<br />

s ruégele que me escuses.<br />

Yo me he casado, dijo<br />

otro , y por esto no puedo ir<br />

allá. Volviéndose el criado,<br />

dió cuenta <strong>de</strong> lodo á su seílor.<br />

Enlonces airado el pudre <strong>de</strong><br />

familias dijo á so siervo: Inmediatamente<br />

sal á las plazas<br />

y calles <strong>de</strong> la ciudad, y tráelo<br />

acá los pobres, los paralíticos,<br />

los ciegos y los cojos. Señor,<br />

dijo el criado , está ejecutado<br />

lo que or<strong>de</strong>nasteis, y todavía<br />

queda lugar. Díjole el sefior<br />

<strong>de</strong> nuevo á so siervo : Vé á los<br />

caminos y por los vallados , y<br />

á los que encuentres precísalos<br />

á enlrar á fin <strong>de</strong> que se llene<br />

mi casa; porque yo os aseguro<br />

que ninguno <strong>de</strong> los que liabian<br />

sido convidados gustará <strong>de</strong> mi<br />

banquete.<br />

MEDITACION.<br />

la figura, es la comunión. Este es clbanqnefo divino en el<br />

que sirsen <strong>de</strong> manjar y <strong>de</strong> hehida el cuerpo y la sangre<br />

<strong>de</strong> Jesucristo; el Salvador es el que lo ha preparado y convida<br />

á todo el mundo. Pero ¿cuántos se cscusan y se niegan<br />

á concurrir á él? Yo he comprado una casa <strong>de</strong> campo,<br />

dice el uno, y no puedo ménos <strong>de</strong> ir á verla. Yo me he<br />

casado, dice otro, y es bien claro que mi escusa es legítima.<br />

Otro dice: Yo he comprado cinco pares <strong>de</strong> bueyes,<br />

preciso es que vayaá probarlos. De aquí, dice san Gregorio,<br />

los tres gran<strong>de</strong>s principios <strong>de</strong> nuestra in<strong>de</strong>voción, do<br />

nuestro alejamiento <strong>de</strong> la comunión y <strong>de</strong> nuestra repugnancia.<br />

El apego á los bienes <strong>de</strong> la tierra, el interés y el<br />

amor <strong>de</strong>l placer son los aciagos lazos que nos enca<strong>de</strong>nan<br />

y nos <strong>de</strong>tienen. Por mas que Jesucristro nos envia sus domésticos<br />

y sus siervos que nos digan que todo está pronto,<br />

y que nos espera á comer en su me^a don<strong>de</strong> él mismo<br />

quiere servirnos su precioso cuerpo, no se hace caso <strong>de</strong> un<br />

pan divino y <strong>de</strong> un maná enteramente celestial; nos gustan<br />

mas las cebollas <strong>de</strong> Egipto. Estamos pegados á la tierra<br />

por muchas parles: el corazón es <strong>de</strong>masiado terreno, y<br />

el entendimiento apenas es tampoco mas espiritual. Nos<br />

<strong>de</strong>cidimos al servicio <strong>de</strong>l mundo, y este señor, enemigo<br />

<strong>de</strong>clarado <strong>de</strong> Jesucristo y <strong>de</strong> nuestra salvación, no se conviene<br />

á permitir á sus esclavos el que se hallen en esta divina<br />

mesa. <strong>Los</strong> negocios temporales, el comercio, absorven<br />

lodo el tiempo, y sufocan poco á poco todo espíritu do<br />

religión. <strong>Los</strong> dias <strong>de</strong> trabajo no bastan ; un insaciable interés,<br />

una codicia dominante quiere también aprovecharse<br />

<strong>de</strong> los días <strong>de</strong> fiesta. El dia santo <strong>de</strong>l domingo apena»<br />

es para la mayor parte <strong>de</strong> los hombres el dia santo <strong>de</strong>l Señor;<br />

las fiestas campestres y lo mas espinoso <strong>de</strong> los negocios<br />

se <strong>de</strong>ja para los domingos y dias festivos. La comunión<br />

no es cosa que interesa á la mayor parle <strong>de</strong> las<br />

gentes; pi<strong>de</strong> <strong>de</strong>masiada preparación y cuidado, y hay otras<br />

cosas que hacer. En fin, aun cuando no tuviésemos mas<br />

que la funesia pasión <strong>de</strong>l placer, es innegable que los lazos<br />

que produce son muy fuertes y muy multiplicados; el<br />

obstáculo es muy gran<strong>de</strong> para ir á participar <strong>de</strong> los divinos<br />

misterios. Cuando agradan los placeres carnales ó<br />

impuros, la comunión causa tedio. Por mas que el espíritu<br />

mundano aduzca cien preteslos plausibles, son vanas y<br />

frivolas escusas, siempre uncen do uno <strong>de</strong> estos fondos.<br />

Siempre hay tiempo para hallarse en todas las parlidasy<br />

reuniones á que el mundo nos convida; pero si se trata<br />

<strong>de</strong>l hanquete sagrado, al cual nos convida el Salvador, jaatól<br />

hay lugar. Por mas que se nos represente que esle es<br />

el festin <strong>de</strong> Jesucristo, que es el pan <strong>de</strong> vida el que allí se<br />

nos dá, y una vida celestial y eterna, ce<strong>de</strong> siempre al pan<br />

terrestre <strong>de</strong> un puñado <strong>de</strong> dias. Ni la dignidad, ni la majestad<br />

<strong>de</strong>l que nos convida, ni el precio infinito <strong>de</strong>l alimento<br />

divino que allí se nos da, ni los auxilios y la fortaleza<br />

que allí se encuentra, ni los medios <strong>de</strong> salud que se hallan<br />

allí, ni las dulzuras puras y esquisitas que gustan en é]<br />

las almos santas, nada basta para vencer la repugnancia,<br />

.sefial visible <strong>de</strong> reprobación. ¡Cuántas gentes no comulgarían<br />

jamás, si bajo pena <strong>de</strong> pecado y <strong>de</strong> escomunion no<br />

soles forzase á comulgar al ménos por la Pascua ! y ona<br />

comunión hecha por fuerza ¿es una prenda <strong>de</strong> salud ?<br />

Sobre las escusas que alejan á muchos <strong>de</strong> la comunión.<br />

h vi o i-uiMEno. — Consi<strong>de</strong>ra que el verda<strong>de</strong>ro banquete<br />

celestial al cual están convidados lodos los fieles, y <strong>de</strong><br />

el que la cena <strong>de</strong> que habla el Evangelio no era mas que<br />

PUNTO SEGUNDO.—Consi<strong>de</strong>r a que no es ménos frivola la<br />

escusa <strong>de</strong> aquellos que so alejan <strong>de</strong> la comunión por un<br />

prelesto <strong>de</strong> respeto y <strong>de</strong> humildad, respeto simulado, humildad<br />

imaginaria y engatlcsa; puesto que una humildad

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