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22<br />
Judwi ab Jerosolymis sacerdolcs<br />
el levilas (id Joannem,<br />
«i inlcrrognrent eum : Tu<br />
quis es ? El confessus esl, el<br />
non neyiml : el hoitfastús.<br />
Quia non snm ego Chrislus.<br />
El interrogaverunl cum: Quid<br />
ergo? Elias es tu f El áixil:<br />
Non sum. I'ropheta es tu? El<br />
respondit : iVon. íñxerunl<br />
ergo ei. Quis es, ul responsum<br />
<strong>de</strong>mns his, gui miserunl<br />
nos? Quid duis <strong>de</strong> te<br />
ipso ? AÜ : Ego PO.X clamanlis<br />
in <strong>de</strong>serto: dirigite viam<br />
Domini sicut dixü haiasprophela.<br />
Elqui missi fuerant,<br />
eranl ex pharizccis. Et inlerrogaverunt,<br />
eí dixexunl<br />
ei: Quid ergo buplizas, si<br />
tu non es Chrislus , nrque<br />
Elias, ñeque prophela? itárf<br />
pondü eis Joannes, diccns:<br />
Ego baptizo in aqua: medius<br />
aulem veslrum sletit, quem<br />
vosnoscilis. ípse esl, quiposl<br />
me venlurus esl, qni anle me<br />
facluscsl: cujusego non sum<br />
dtgnus, ul solvain ejus rorrígxauxcokmmsnli.<br />
Ihvc in lieihama<br />
facía sunl irans Jor~<br />
danem, ubi eral Joannes bap~<br />
lizans.<br />
dios do Jerusalon, enviaron<br />
sncertlotcs y levitas para<br />
que piTgnnlason á Juan:<br />
¿ Quién ores? Él lo confesó<br />
y no negó; y lo volvió á<br />
confesar: Vo no soy el Crisfo.<br />
¿Quién eres, pues, le<br />
preguntaron? ¿eres Elias?<br />
Nó: les dijo el. ¿Eres profeta<br />
? Nó , les respondió.<br />
Oyendo oslo , le dijeron:<br />
DIMOS, pues,quién eres para<br />
que podamos respon<strong>de</strong>r á<br />
los que nos han enviado;<br />
¿qué es lo que dices <strong>de</strong> ti<br />
mismo? Entonces les respondió<br />
: Yo soy la voz <strong>de</strong>l<br />
que clama en el <strong>de</strong>sierto:<br />
Or<strong>de</strong>nad el camino <strong>de</strong>l Señor,<br />
como lo lia dicho el<br />
profeta Isaías. Y losqne habían<br />
sido enviados eran <strong>de</strong><br />
la seda <strong>de</strong> los fariseos. Entonces<br />
le hicieron una nueva<br />
piegunfa: ¿Porqué bautizas,<br />
le dijeron, si no eres ni<br />
el Cristo ni Elias, ni profeta<br />
? Juan les respondió diciéndoles:<br />
Yo no administro<br />
mas que un bautismo <strong>de</strong><br />
agua; pero hay en medio<br />
<strong>de</strong> vosotros uno á quien vosotros<br />
no conocéis. Este es<br />
el que <strong>de</strong>be venir <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> mí, que esánlcs que yo,<br />
y <strong>de</strong>l que yo no soy digno<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>satar la correa <strong>de</strong> su<br />
calzado. Estas cosas pasaron<br />
en Bethania <strong>de</strong>l otro lado<br />
<strong>de</strong>l Jordán en don<strong>de</strong> bautizaba<br />
Juan.<br />
MEDITACION.<br />
TERCER DOMINGO<br />
Cuan poco conocido es Jesucristo, y cuán poco amado <strong>de</strong><br />
aquellos mismos que le conocen.<br />
PUMO PRIMERO.—Consi<strong>de</strong>raconcuánta razónpodria <strong>de</strong>cirse<br />
á muchos cristianos, lo que san Juan <strong>de</strong>cía á los judíos:<br />
«Jesucristo nuestro Señor esttá en medio do vosotros,<br />
y vosotros no le conocéis.» Si le conocieseis no le<br />
temlriais tan poco amor, tan poca afición, tan poco respeto,<br />
tan poco reconocimiento. ¡Qué <strong>de</strong>sgracia para los<br />
j! id ios el no haber conocido á su legitimo Rey, su soberano<br />
Señor, su Re<strong>de</strong>ntor, su Mesías, el Mesías tan ardientemente<br />
<strong>de</strong>seado y esperado por tanto tiempo; estando<br />
tan claramcnlc mar cado el tiempo <strong>de</strong> su venida, y<br />
viéndose el cumplimiento <strong>de</strong> las profecías que le habían<br />
íimmciado en su doctrina y en sus milagros. No es menor<br />
!;i <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> los cristianos en no conocer á Jesucristo sino<br />
van una fé débil, lánguida y medio eslinguida , una<br />
fe Cdifiíí muerta; que luce lo que basta para hacernos ¡nescusables,<br />
pero que no obra lo necesario para hacernos<br />
verdndoros cristianos. Jesucristo está realmente en medio<br />
<strong>de</strong> nosotros en el adorable sacramento <strong>de</strong> la Eucaristía ;<br />
¿y se conoceá Jesucristo bajo estos velos? Gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
mundo , ¿1"conocéis vosotros? vosotros que castigáis tan<br />
rigorosamente las menores fallas que se cometen contra el<br />
respeto que se os <strong>de</strong>be , mientras que sois tan insensibles<br />
á los ultrajes que se hacen al Señor soberano, á quien hacéis<br />
profesión <strong>de</strong> conocer. Pueblos, ¿ conocéis vosotros á<br />
este Dios, á este Salvador que está en medio <strong>de</strong> vosotros?<br />
vosotros que sois tan frecuentes cerca <strong>de</strong> aquellos <strong>de</strong> quienes<br />
esperáis alguna gracia , y tan respetuosos, tan comedidos<br />
en la presencia <strong>de</strong> los que teméis, mientras que no<br />
tenéis respeto alguno en la iglesia, ni encontráis nunca un<br />
momento <strong>de</strong>socupado para venir á ofrecer \ueslros homenajes<br />
á Jesucristo sobre nuestros altares. Les ministros<br />
<strong>de</strong>l Señor, las personas consagradas á Dios por profesión<br />
y por estado conocen a Jesucristo: porque al fin , las funciones<br />
ordinarias <strong>de</strong>l sagrado ministerio, los empeños tan<br />
solemnes y tan perfectos la vida reglada y austera , lodo<br />
esto prueba bastante que, por lo menos <strong>de</strong> esta porción<br />
escogida y privilegiada <strong>de</strong>l pequeño rebaño , no es Jesucristo;<br />
pero ¿correspon<strong>de</strong>n á este conocimiento su afición,<br />
su zelo, su amor á Jesuciisto? i Ah l ¡y con qué frialdad,<br />
acaso, se cumple todo esto! Hay poco empeño en bacer<br />
la córte á Jesucristo, se le mira con indiferencia , no se<br />
tiene confianza en él, porque no se le conoce sino imperfeclametile:<br />
y si se ha dé juzgar por los efectos y por la<br />
esterilidad <strong>de</strong> esto infructuoso conocimiento, ¿po<strong>de</strong>nií-s<br />
razonablemente lisonjearnos <strong>de</strong> que conocemos verda<strong>de</strong>ramente<br />
á Jesucristo?<br />
PUNTO sjbüNoo.—Consi<strong>de</strong>ra cuán poco amado es este<br />
amable Salvador <strong>de</strong> aquellos mismos <strong>de</strong> quienes es conocido.<br />
Representémonos aquí solo aquellas peí senas cristianas<br />
que haciendo profesión <strong>de</strong> conocer á Jesucristo, no<br />
ignoran ni lo que es, ni lo que ha hecho para ganar nuestro<br />
corazón , ni lo que está en estado do hacer en favor<br />
nuestro. Aquellas personas que perfectamente instruidas<br />
<strong>de</strong> lodos nuestros misterios, no olvidan los señalados benelicíos<br />
<strong>de</strong> la Re<strong>de</strong>nción y <strong>de</strong> la Eucaristía, y admiran sin<br />
cesar la humildad <strong>de</strong> su encarnación, la pobréza <strong>de</strong> su nacimiento,<br />
la oscuridad <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> su vida mortal,<br />
las maravillas incomprensibles <strong>de</strong> la adorable Eucaristía<br />
, las humillaciones y sufrimientos <strong>de</strong> la pasión y la<br />
ignominia <strong>de</strong> su muerte, y que todo esto lo ha obrado por<br />
la salud <strong>de</strong> los hombres: estas personas, repito, ¿ aman<br />
fervorosamente á Jesucristo? ¿correspon<strong>de</strong> su ümor á la<br />
i<strong>de</strong>a que <strong>de</strong>ben tener <strong>de</strong> la escelencía y <strong>de</strong> la majestad<br />
<strong>de</strong>l Salvador? ¿ correspon<strong>de</strong> su amor á sus beneficios?<br />
¿correspon<strong>de</strong> al amor que él nos tiene ? ¿correspon<strong>de</strong> al<br />
espirita <strong>de</strong> nuestra religión? y sin consultar mas que á<br />
la razón, nuestro amor á Jesucristo ¿correspon<strong>de</strong> á los<br />
bienes que nos ha hecho? ¿á los que recibimos <strong>de</strong> él todos<br />
los dias? ¿á loo que esperamos en el liempo y en la<br />
eternidad ? ¿ á los que estamos recibiendo á todas horas?<br />
Conocer á Jesucristo, y creer que está continuamente con<br />
nosotros sobro nuestros altares ; y no tener, ni aquel empeño<br />
que se tiene por llenar los <strong>de</strong>beres contraídos con los<br />
gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> quienes se espora todo , y no tener incesantemente<br />
presente en el entendimíeato un objeto <strong>de</strong> que el co <br />
razón <strong>de</strong>be estar tan ocupado, y no aprovechar todas las<br />
ocasiones <strong>de</strong> agradar a aquel que es el áibiíro <strong>de</strong> nuestra<br />
suerte cierna; bé aquí un misterio <strong>de</strong> iniquidad incomprensible.<br />
Desgraciadamente lo <strong>de</strong>muestra una espericncia