Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

í.imv.i 11 ¡i.'.'.'.si.lid do miá iiiáli uccíonos; no os juslo qnc
tlt'jc peieccr á tantos pueblos por no dislrihuii les el alimento
espiritual que vosotros habéis recibido losprimeros.
Si el livitngeiio que os lio anunciado os da una seguridad
cierta del reino de Dios que be venido á establecer, no
debe ser de tal manera propio de vosotros este reino, que
no so estienda también á todas las naciones del mundo, las
cuales se unirán de aquí adelante para no formar mas
que una sola Iglesia. Con el designio de reunirías me ba
enviado mi Padre, y pam esto be bajado del cielo. De osle
modo lleno deardor por la conversión de (odo el mundo,
iba de un lugar á otro predicando en lodaslas sinagogas
de la Galilea, y obrando una infinidad de milagros;
baciendo bien por donde quiera que pasaba, y curándolos
poseidos y los enfermos. (Act. 10.)
Si la oración de la misa de este dia hace memoria de san
Cosme y san Damián, es poique la estación de los fieles
ha sido indicada en Roma en la iglesia deesíos dos santos,
médicos de profesión, á quienes se invoca para obtener la
continuación de la salud, para la mitad que rcsla de Cuaresma.
La oración de la misa de este dia es como sigue:
Magnificel le, Dominesane-
' íomm luvnm Cosmce el Dawitini
bmln snlemnitas: qua
el illis gloriam sempilmuim
el opera nobis inefj'ubiti peo*
ridenlia eohlulisii. Per Doím'íiuíH
mstrwn...
JUEYES TiaiCliRO
Seáis, Señor, glorificado
en la bionavenlurada solemnidad
de vuestros santos
Ccsme y Damián , en la
cual les habéis coronado de
gloria cierna, y nos habéis
socorrido con vuestra inefable
providencia. Por nuestro
Señor, etc.
ta Epístola es lomada del cap. 7 del profeta Jeremías.
In diebus illis: Faclmn est En aquellos dias diriverbum
Domini ad me. 4i- giéndome el Señor su palaa'ñs
: Sta in porta domas Lea me dijo : Ponte en pié
Dowini, el praidica ibi ver- á la puerta de la casa del
hum islud, el dicÁudile Señor , y predica allí oslas
verlmm Domini, omnis Juda, palabras, y diles: Escuchad
qui ingredmini per parlas la palabra del Señor, toJcs
has, ut adorelis Dominum. los habitantes de Judá, que
Ucee dicit Doaiiaus exerñ- entráis por estas puertas
tmm Deus hrael: lionas fa- para adorar al Señor. lie
cite vias veslras, el studia
vestra: et habilabo vobiscum
aquí lo que dice el Señor de
los ejércitos, el Dios de Is-
-iit I020 isto. Noide confidere rael: Enderezad vues'.ro.-'
in verbis mendiidi, dicentcs: caminos , y corregid vues-
Templum Domini, lemplum tra conducta ; y hahilüi ó
Dumini, tcmplamDomini est. con vosotros en esto lugar.
Quoniam si bene direxcrilis No confiéis en palabiasde
vias vestras , el stuiia ves- menüra, diciendo : Es'e es
ira ; si [eecriii'i judidum in- el templo del Soñor, este es
ler virutn el proximum ejus; el templo del Señor, osle es
adeeno', el papilla, et vidace el templo del Señor. Porque
non feccrilis catumniam; nec sí cuidaseis de rectificar
sanguincm innocenlcm ejfu- vuestros caminos, y correderiiisin
loco hoc : et post gir vuestra conducta; sibiíicos
a'ieuos «oft am&uíat'm- ciereis justicia entre el va-
ÍÍS in malam vobismelipsis: ron y su prójimo , si no hihabitabo
vobiscum in loco is- ciereis violencia al esíranto,
in terraquam dedi pairi- joro, al huérfano , y á la
bus vesiris , « sceulo, el us- viuda , ni derramárois en
que in seculum : ail Dominus este lugar la sangre inocenomnipulcns.
te : si no fueseis por vuestra
desgracia en pos de los dioses
ajónos; habitaré con
vosotros por siglos de siglos
en este lugar y en esta tierra
que he dado á vuestros
padres : esto dice el Señor
omnipotente.
Jeremías tiene el segundo lugar entre los profetas: él
mismo dice que ha sido santificado antes de su nacimienlo
en el seno de su madre. Muchos intérpretes entienden es!a
anticipada santificación del deslino, de la elección á que
Dios hizo de él ántes de su nacimienlo para el empleo de
Profeta; y el Eclesiástico hablando de él, dice que los judíos
han maltratado al que ha sido consagrado Profola
desde el seno de su madre.
REFLEXIONES.
«No confiéis en palabras de mentira, diciendo: este es
el templo del Señor.w ¡Qué grosera ilusión! sin embargo es
muy común el creer que porque se tiene la ventaja y la
dicha de pertenecerá una sociedad augusta por su antigüedad,
estimable por la perfección de su instituto, celebre
por el número de sus santos, respetable por la dignidad
desús funciones, santa por la escelcncia desús deberes,
por la abundancia de sus socorros espirituales, y por
la multitud de sus buenos ejemplos, se puede conlar ÍOgm
amonio con su salvación; y como si la perfección del
estado nos pusiese ai abrigo do los peligros, se puede vivir
en la tibieza y aun alguna vez en la relajación sin temer
nada. Desengafiémonos, la virtud de nuestros hermanos
n" suplirá jamás á nuestras imperfecciones; podrá
muy bien merecernos gracias de predilección, sernos áa
un socorro especial, poro servirá también para hacernuestra
llojod.ul mi;s criminal h .ciendola menos escusable.
¿Qué, so nos dirá un dia, esos grandes ejemplos que teníais
sin cesar á vueslra vista, no debian haberos ensoñado
los verdaderos caminos de la salud? ¿esas virtudes do -
méslicas no os echaban en cara con baslante viveza vuestras
irregularidades? oran lecciones mudas, pero fuel les;
¿cómo habéis sido tan indóciles á lan concluyenlos instruccionos,
á solicitaciones tan elocuenles? ¿qué esc usa
daréis á vuestra cobardía? ¿á vista de laníos buenos ejemplos
puede juslilicaros vuestra pusilanimidad? ¿cómo, se
nos dirá a'gun dia, no habéis podido loque tantos oíros
lian lioolio? educados en la misma escuela, trasplantados
al mismo campo, cultivados por la misma mano, regados
con la misma fuente, li;n!cs otros mas jóvenes, mas delicados
que vosotros, de un temperamento mas delicado, de
un natural ménos feliz, con pasiones mas vivas, han podido
con el auxilio de las mismas gracias, que os eran comunes
con ellos, guardar los mismos votos, las mismas
reglas, las mismas observancias á que estabais igualmonto,
obligados y que vosotros habéis violado con tanta frecuencia,
habéis croido que eran un yugo muy duro, una carga
demasiado pesada, una sujeción demasiado austera. ¿Qué
confianza mas frivola ni mas vana que el contar con la
santidad de un estado cuyas obligaciones no se cumplen?
Habiéndose visto á Saúl desechado por el Señor, después
de uniwycacion tan marcada; habiéndonos Salomón deja-