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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DESPUES DE GEMZA. 83<br />

5IliÍ.lTACU)iN.<br />

Sobre la ¡¿ viva.<br />

rL.\TOPiUMERO.—Consi<strong>de</strong>ra que la fó viva es siempre<br />

Pudorosa, porque obüga á Dios á que nada le niegue. Ella<br />

eoniit'ne en sí una lan alta y tanjusla i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> las perfecciones<br />

<strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> su bondad, <strong>de</strong> su sabiduría , <strong>de</strong> su omnipotencia,<br />

<strong>de</strong> su bondad sincera para hacemos bien , <strong>de</strong> su<br />

ternura palei nal, que no es posible á Dios, si es licito hablar<br />

así, resistirse á sus repelidas solicilaciones. Y á la<br />

verdad solo esta fé viva es la que honra á Dios con un<br />

eulloreal, religioso y proporcionado en alguna manera á<br />

nuestro ser, y al ser inünilo é incomprensible <strong>de</strong> nuestro<br />

bios. No hay ningún olro medio saludable para conocer<br />

á Dios , para amar á Dios, para adorar á Dios, que la fé.<br />

Sin ella no hay virtud alguna, ninguna verlla<strong>de</strong>ra religión,<br />

"iugun verda<strong>de</strong>ro culto. No hay virtud , sin que eslé animada<br />

<strong>de</strong> la fé, fundada sobre la fé, emanada, por <strong>de</strong>cirlo<br />

«sí, <strong>de</strong> aquella fé viva, sola que constituye los lic!es. Sin<br />

'a fe no hay esperanza, no hay <strong>de</strong>voción, no hay caridad<br />

ciisliaua , no hay culto religioso divino. Queriendo Dios<br />

darse á conocer, hacerse amar, y queriendo ser honrado<br />

y servido por criaturas racionales , <strong>de</strong>bia ncce?ai ¡amento<br />

Establecer una religión, y no podía al parecer establecerla<br />

sino subre lafé. La fé es la que lia JusUücado á Abrabam<br />

y á lodos los santos <strong>de</strong> la antigua ley y <strong>de</strong> la nueva ; ella<br />

¥H la que forma lodos los héroes cristianos , es como el<br />

"¡ma <strong>de</strong> los elegidos. A la fé ha querido Jesucristo atribuir<br />

lodos sus milagros : no solo es una disposición necearía<br />

para la gracia , sino que el Salvador la ha consi<strong>de</strong>-<br />

•iido como la causa y el <strong>de</strong>terminativo <strong>de</strong> sus beneficios,<br />

''ero es preciso que sea una fé viva, esto es, una fé divina,<br />

que no tenga por principio y por objeto mas que. ó<br />

Wos ; una fé animada <strong>de</strong> la caridad ; una fé fecunda en<br />

buenas obras; una fé constante, generosa, universal, que<br />

no sabe loque es dudar, consultar, temer ; una fe, en lin,<br />

bU como la <strong>de</strong> un san Pedro , la <strong>de</strong>l Ceuluriou, <strong>de</strong> la Gftr<br />

nanea ¡ una fé que elevándose sobre los sentidos, y sobre<br />

'a razón misma, no encuentre nada difícil, nada imposible<br />

P^ra Dios. ¿Es nuestra fé <strong>de</strong> este carácter? ¿Tiene todas<br />

^'stas cualida<strong>de</strong>s? ¿Tenemos una fé viva? Consultemos sus<br />

efectos. ¿Tenemos una fé generosa á prueba <strong>de</strong> todas las<br />

lenlaciones, <strong>de</strong> lodos los encaulos <strong>de</strong> los sentidos, <strong>de</strong> lodos<br />

tos esfuerzos <strong>de</strong> las pasiones , <strong>de</strong> todas las ejecutivas soli-<br />

Clbicioncs <strong>de</strong>l amor propio? Consultemos nuestra conducta<br />

y nuestra cobardía.<br />

P^NTO SEGiNuo.—Consi<strong>de</strong>ra que el origen <strong>de</strong> nuestra<br />

poca <strong>de</strong>voción, poco fervor y poco celo, que el principio<br />

^ nuestra cobardía, <strong>de</strong> nuestras infi<strong>de</strong>lida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> nuestros<br />

<strong>de</strong>sarreglos, <strong>de</strong> nuestras recaídas, no es otro que<br />

luestra poca fé. No creemos mas que á medias, dudamos,<br />

leuieinos, no tenemos confianza en Dios, <strong>de</strong>sconlinmos<br />

aun <strong>de</strong> su bondad, <strong>de</strong> su misericordia, <strong>de</strong> su ternura pae'nal;<br />

¿<strong>de</strong>bemos eslrauar si á la menor agitación <strong>de</strong> las<br />

^las» al menor viento, á la menor tempestad per<strong>de</strong>mos el<br />

"'niiuo, nos sumergimos? ¿En qué consiste que creemos<br />

a" l)0co? ¿De qué proviene que estando persuadidos, (pie<br />

ewifesaudo nosotros mismos que si somos tan imperfeclan<br />

in<strong>de</strong>votos, lan cobar<strong>de</strong>s en el servicia <strong>de</strong> Dios, no<br />

sino porque no tenemos mas (pie una fé lánguida, una<br />

^nbra <strong>de</strong> fé, no se aviva mas nuestra fé, no se hace mas<br />

generosa, mas perfecta? Esto consiste en que no queremos<br />

<strong>de</strong>scompadrar con nuestros sentidos, romper con<br />

nuestras pasiones, entrlstecernueslro amor propio. No<br />

queremos romper los lazos que nos alan á la criolura. Somos<br />

esclavos <strong>de</strong> nuestras pasiones, y nos complacemos<br />

en miesfros yerros y en nuestra esclavitud. Ardorosos para<br />

satisfacer en todo, rehusamos á Dios los menores sacrificios;<br />

y hé aquí lo que estingue nuestra fé, lo que<br />

<strong>de</strong>bilita tanto nuestra confianza : Dios se ha dignado <strong>de</strong>clararnos<br />

<strong>de</strong> mil modos diferentes que <strong>de</strong> nada tiene tanto<br />

<strong>de</strong>seo como <strong>de</strong> hacernos bien: se ha dignado invitarnos,<br />

solicitarnos, urgirnosá que pongamos en él toda nuestra<br />

confianza; se ha dignado imponernos un precepto do<br />

que le pidamos todo lo que necesitemos, hasta repren<strong>de</strong>r<br />

nuestra timi<strong>de</strong>z y qnojürsc <strong>de</strong> nuestra gran reserva en<br />

pedirle. En fin, para escitar, para avivar nuestro <strong>de</strong>seo<br />

nos promete oír nuestros votos y conce<strong>de</strong>rnos nuestras<br />

peticiones; y todas estas solicilacioe.es amorosas, todas<br />

estas espresiones lan interesantes no bastan para reanimar<br />

nuestra confianza. ¿En qué consiste tan cstraordínaria<br />

timi<strong>de</strong>z? ¿En qué e>ta falla <strong>de</strong> con^wv.MWi Todo esto proce<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> la memoria esperimental <strong>de</strong> nuestras ingratitu<strong>de</strong>s<br />

con un Dioslan bueno, tan liberal, lan benéfico. Nosotros<br />

le rehusamos iodo lo que nos pi<strong>de</strong>; aun cuando<br />

nada nos pida que no sea muy fácil, que no sea para nuestro<br />

bien, para hacernos felices, nosotros se lo rehusamos<br />

todo; y hé aquí lo que <strong>de</strong>bilita nuestra fé, lo que sofoca<br />

toda nuestra confianza. ¿Queremos tener una fé viva; queremos<br />

pedir á Dios con valentía y con confianza; queremos<br />

que Dios nos conceda nuestras peticiones, que oiga<br />

nuestras súplicas, que prevenga nuestras necesida<strong>de</strong>s?<br />

Sirvámosle con celo, "con fervor, con fi<strong>de</strong>lidad ; cumplamos<br />

las obligaciones <strong>de</strong> nuestro estado; guar<strong>de</strong>mos con<br />

puntualidad nuestras reglas mas pequeñas. Entonces sentiremos<br />

crecer mieslra fé, revivir mieslra coníian/.a, y nos<br />

veremos colmados lodos los dias y con la mayor alnmdancia<br />

<strong>de</strong> PUS beneficios.<br />

Yo reconozco. Señor, la triste causa <strong>de</strong> mi poca fé. En<br />

vano os pediría que la aumentaseis si yo no cesase en mi<br />

ingratitud con vos. Voy, mediante vuestra gracia, á serviros<br />

con una fi<strong>de</strong>lidad estrema, y estoy seguro que entonces<br />

aumerilareis mi coulianza y mi le.<br />

JACUIATOKIAS.—Lo he jurado, Señor; be resuelto guardar<br />

vuestros mandamientos con una fi<strong>de</strong>lidad inviolable.<br />

(Psalm. 118.)<br />

Señor, aumentad en nosotros la fé. (Luc. H.)<br />

PROPOSITOS.<br />

1 No omitáis nadapara escitar vuestra confianza y reanimar<br />

vuestra fé por medio <strong>de</strong> una corta oración y <strong>de</strong> reílexiones<br />

saludables. Ciertamente seríamos muy pronto<br />

fervorosos, taorlilicados, <strong>de</strong>votos, <strong>de</strong>sengañados <strong>de</strong> los<br />

bienes criados, fieles observantes <strong>de</strong> la ley cristiana, si<br />

tuviésemos una fé viva. Pidámosla muchas veces á Dios,<br />

y siempre por la intercesión <strong>de</strong> la Santísima Virgen y <strong>de</strong>l<br />

apóstol san Pedro. Acostumbraos á obrar por un espíritu<br />

<strong>de</strong> fé. Dad con frecuencia señales <strong>de</strong> vuestra fé en vuestras<br />

palabras y en toda vuestra conducta. Guamo mas<br />

molestos son los acci<strong>de</strong>ntes, tanto mas generosa y constante<br />

<strong>de</strong>be mostrarse vuestra fé. En medio <strong>de</strong> lag olas<br />

agitadas y <strong>de</strong> las tempesta<strong>de</strong>s es cuando es preciso que<br />

brille vuestra fé. Principalmente <strong>de</strong>be manifestarse en la

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