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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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524 DOMINGO DECIMOTERCIO<br />

vivido antes <strong>de</strong> la fé, que vivian en el error, acerca <strong>de</strong> un<br />

gran número <strong>de</strong> punios <strong>de</strong> moral. Ella ha hecho ver á los<br />

judíos que vivian bajo <strong>de</strong> la ley que eran prevaricadores;<br />

en fln, ella les ha hecho esperar; pero no les ha dado el<br />

remedio eficaz á sus males. Este no le han podido ohtener<br />

sino por la fé en Jesucristo. La antigua ley no se ha promulgado,<br />

concluye el santo Apóstol, para justificar á los<br />

hombres, sino para hacerles conocer su flaqueza, y que se<br />

penetrasen mejor <strong>de</strong> la necesidad que tenian <strong>de</strong> la fé <strong>de</strong><br />

Jesucristo, su Ile<strong>de</strong>ntor y Mesías, y que no hahiaotro medio<br />

que esta fé para adquirirla herencia.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia contiene la curación<br />

milagrosa <strong>de</strong> diez leprosos cuya historia es como sigue:<br />

El Salvador, que por don<strong>de</strong> quiera que pasaba iba haciendo<br />

bien, y que obraba maravillas por todas parles,<br />

yendo á Jerusalen para la fiesta <strong>de</strong> la Dedicación, pasó por<br />

medio <strong>de</strong> la Samarla y <strong>de</strong> la Galilea. Al tiempo <strong>de</strong> entrar<br />

en un pucblecillo vió venir hacia él diez leprosos, que <strong>de</strong>teniéndose<br />

léjos, porque la ley les prohibía comunicar con<br />

nadie, inmedialamenlequele vieron <strong>de</strong>sdo don<strong>de</strong> estaban,<br />

gritaron diciendo: Jesas, Maestro nuestro, compa<strong>de</strong>ceos <strong>de</strong><br />

nosotros. Luego que el Salvador hizoalto en ellos: Id, les dijo,<br />

mostraos á los sacerdotes. La ley establecía jueces <strong>de</strong> esta<br />

enfermedad á los sacerdotes, á los cuales tocaba el <strong>de</strong>clarar<br />

silos que se les presentaban estaban atacados <strong>de</strong> ella,<br />

6 si estaban bien curados. Aquellos cuya curación estaba<br />

reconocida ofrecían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego dos gorriones, y ocho<br />

dias <strong>de</strong>spués ofrecían dos cor<strong>de</strong>ros y una oveja, y si eran<br />

pobres un cor<strong>de</strong>ro ydos tórtolas. Enviando Jesucristo los<br />

leprosos á los sacerdotes, les daba á enten<strong>de</strong>r que quedarían<br />

curados en el camino, puesto que no <strong>de</strong>bían irse á<br />

presootar a los sacerdotes sino á fin <strong>de</strong> que estos pronunciasen<br />

sobre su curación, y que no pudiesen dudar <strong>de</strong> su<br />

misión con un testimonio tan seguro como el <strong>de</strong>l milagro.<br />

Cumplieron con gusto los leprosos lo que el Salvador<br />

les- mandaba; no dudaron un momento en tomar el camino<br />

<strong>de</strong> Jerusalen como si ya hubiesen quedado enlcramente<br />

limpios <strong>de</strong> su lepra. Su fé recibió sobre la marcha su recompensa,<br />

y apenas se pusieron en camino cuando todos<br />

se hallaron perfectamente sanos. El regocijo que les causó<br />

sn curación, hizo que se olvidasen <strong>de</strong> aquel á quien se<br />

la <strong>de</strong>bían; <strong>de</strong> los diez que eran, no hubo mas que uno á<br />

quien ocurriese el pensamiento <strong>de</strong> volver á dar gracias á<br />

su insigne bienhechor, y aun este era samaritano, y por<br />

consiguiente mirado como gentil y estranjero; los otros<br />

nueve» que eran judíos, no fueron tan reconocidos. El samaritano,<br />

pues, volvió al mismo sitio sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> alabar<br />

en alta voz la bondad <strong>de</strong>l Salvador, y eialfar su omnipotencia.<br />

Luego que llegó á don<strong>de</strong> estaba Jesucristo, se postró<br />

á sus piés, pegado su rostro con la tierra, y le rindió<br />

mil acciones <strong>de</strong> gracias por su curación.<br />

Recibióle Jesús coa su acostumbrada dulzura; pero sig.<br />

nificó bien lo quo le llamaba la atención el paso que acababa<br />

<strong>de</strong> dar, y la ingratitud <strong>de</strong> los otros que no estaban<br />

menos obligadoí! que él á hacer lo mismo. Por esto dijo en<br />

alta voz : Qué, ¿ no han sido diez los curados? ¿dón<strong>de</strong><br />

están, pues, los o^os nueve? ¿Precisamente no hay otro<br />

que este estranjero que haya sido agra<strong>de</strong>cido, y que haya<br />

dado gloria y gracias á Dios por el beneficio recibido? La<br />

sorpresa que <strong>de</strong>muestra aquí el Salvador, no es efecto <strong>de</strong><br />

una estrañeza verda<strong>de</strong>ra, ó <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> ignorancia:<br />

Jesús no podía admirarse <strong>de</strong> nada, conociendo todo lo que<br />

<strong>de</strong>bía suce<strong>de</strong>r aun antes que sucediese; quería solo abrirnos<br />

los ojos para que viésemos niiostra ingratitud para con<br />

Dios. Dichoso aquel, dice san Agustín, que á ejemplo <strong>de</strong><br />

este samaritano, consi<strong>de</strong>rándose como estranjero con respecto<br />

á Dios, le da muestras <strong>de</strong>l mayor reconocimiento<br />

por los beneficios mas pequeños, persuadido que nada es<br />

tan gratuito como lo que se hace por un estranjero y un<br />

<strong>de</strong>sconocido. Tenía también el Salvador la ¡<strong>de</strong>a <strong>de</strong> indicar<br />

por estas palabras cuan diferente seria con respecto á él la<br />

conducta <strong>de</strong> los gentiles <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l pueblo judío, el cual no<br />

<strong>de</strong>bía pagarlos favores tan insignes <strong>de</strong> que habia sido colmado<br />

sino con la mas insigne y la mas negra <strong>de</strong> todas las<br />

ingratitu<strong>de</strong>s. « Levántate, » le dice, « vé, tu fé le ha salvado.<br />

» Seguramente los otros habían tenido fé, puesto<br />

que sin replicar habían obe<strong>de</strong>cido y habian sido curados;<br />

pero el reconocimiento <strong>de</strong> este le atrajo otras nuevas gracias,<br />

yes verosímil que el Salvador promete aquí alguna<br />

cosa particular á este samaritano, con respecto al bien <strong>de</strong><br />

su alma y á su conversión. Figura insirucliva <strong>de</strong> lo quo<br />

suce<strong>de</strong> todos los días en el cristianismo. Muchos hay que<br />

reciben <strong>de</strong> la misericordia <strong>de</strong>l Señor curaciones milagrosas,<br />

y muchos pecadores convertidos beneficios singulares,<br />

gracias particulares; pero pocos se portan con un<br />

verda<strong>de</strong>ro reconocimiento, y por esla negra ingratitud so<br />

hacen indignos <strong>de</strong> nuevos favores.<br />

La oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia es como sigue:<br />

Omnipolens sempilernc<br />

Deus, da nobis fi<strong>de</strong>i, spei<br />

el charitatis augmentum:<br />

et] MÍ mereamur assequi<br />

quod promitlis , fac nos'<br />

amare quod prwcipis. Per<br />

Dominum...<br />

Dios omnipotente y eterno:<br />

aumentad en nosotros siempre<br />

mas y mas la fé, la esperanza<br />

y la caridad; y á fin <strong>de</strong> quo<br />

podamos adquirir lo que nos<br />

prometéis, haced que amemos<br />

lo que nos mandáis. Por nuestro<br />

Señor Jesucristo, etc.<br />

La Epístola es <strong>de</strong>l cap. 3 <strong>de</strong> la carta <strong>de</strong> san Pablo apóstol á<br />

los gálatas.<br />

Fratres : Abrahce dictee Hermanos mios: Las proswnt<br />

promissiones, el se- mesas se han hecho á Abramini<br />

ejus. ¡Son dicü el se- ham, y al que nacerá <strong>de</strong> él.<br />

miruí/ws, quasi in mullís; No ha dicho á los que nacerán,<br />

sed quasi in uno : el semi- como sí hubiesen <strong>de</strong> ser mum<br />

luo , qui est Chrislus. chos, sino cual si no se trataso<br />

Uoc aulem dico, teslamen- mas que <strong>de</strong> «no, y al que natum<br />

confirmakim a Deo : cera <strong>de</strong> tí, el cual es Cristo. Ué<br />

queepost quadringentos et aquí, pues, lo que yo digo. La<br />

Iriginta annos facía est alianza que el mismo Dios ha<br />

lex, non irritum fácil ad ratificado, no la anula la ley<br />

emcuandam promissio- que se ha promulgado cuanem.<br />

Nam si ex legekere- trocienlos y treinta años <strong>de</strong>slías,j'am<br />

tiorn ex promis- pues, <strong>de</strong> suerte que sea vana<br />

sione. Abrahce aulem per su promesa. Porque sí el <strong>de</strong>repromissionem<br />

donai'tt recho <strong>de</strong> heredar está fuñíais.<br />

Oiitd igitur lex? dado en la ley, ya no lo está<br />

Proplcr transgressiones en la promesa ; ahora bien, á<br />

posila est, doñee veniret Abraham se lo ha dado Dios<br />

semen, cuipromiscrat,or- por la promesa; ¿para qué<br />

dinataper angelosinma- sirve, pues, entonces la ley ?<br />

nw medialoris. Mediator Esta se ha establecido á causa<br />

aulem unius non est: Dcus <strong>de</strong> los crímenes basta la veni-

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