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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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eproscqnere: MÍ ohscrvaaliam,<br />

quam rorporal'<strong>de</strong>r exhibemus,me>uibus<br />

eliani síua:ris<br />

exercere valeainur. /'«•<br />

Dominum...<br />

que bemos comenziulü, ú íin<br />

<strong>de</strong> $86 continuánciolos por,<br />

la aLslinencia corporal, los<br />

observe-nos al mismo tiempo<br />

con fi<strong>de</strong>lidad sincera <strong>de</strong><br />

mieslras almas, ^or nuestro<br />

Btífior, ele.<br />

La Epístola es tomada <strong>de</strong>lprofda Isaías, cap. 5S<br />

Ucee dicit Domhms Dcus:<br />

Clama, ne cesses: quasi luba<br />

exalta vocem luavi, el annunúapopulo<br />

meo scelera eorum,<br />

el domiú Jacob peccala<br />

eorum. Me elen'm <strong>de</strong> die in<br />

diem quwnint, et scire vias<br />

meas vohint, quifsi gens<br />

qum justitiam feceril, el judirinm<br />

Dei suiuon<strong>de</strong>rdiqncrü:<br />

roganl me judicia justi-<br />

(ítí?; appropinquare Deo vohint.<br />

Quarc jejmaviims, et<br />

non aspexisti: humiíiavumts<br />

animas nostras, et nesásti?<br />

Ecce m die jejnnii vcslri in~<br />

venitur voluntas vestra, ct<br />

omnes ^<strong>de</strong>bitores vestros repelüis.<br />

Ecce ad lites et contentiones<br />

jejunatis, et percutiiis<br />

pugno impie. Nolile jejunare<br />

sicut. usque ad hanc<br />

diem, ut audialur in excelso<br />

clamor vetter: Numquid tale<br />

esl jejunium, quod elegi, per<br />

diem afjligere hominem animam<br />

suam? mmquid contorquere<br />

quasi eirculum caput<br />

suum ; ct saecum et citicrem<br />

slemere? Numquid islud vocabis<br />

jejanium, et diem ac~<br />

wptalñlein Domim? Nonne<br />

hocest magis jejunium, quod<br />

clegi? dissolve colligutiones<br />

vnpiflalis, solve fasciculos<br />

<strong>de</strong>primentes, dimilte eos, qui<br />

fonfracti sunt, liberos, et<br />

omite onus disrumpe. Frange<br />

esurienti panem tuum, etegenns,<br />

vagosque induc in do-<br />

^wn tuam: cum vi<strong>de</strong>ris nudum,<br />

operi eum, ct airnnn<br />

tuaia ne <strong>de</strong>spexeris. Tune<br />

erumpet quasi mane lumen<br />

'«WÍÍI, et sanilas lúa cilius<br />

^ietur , el anleibil faciem<br />

luam ¡usiitia lúa, ct gloria<br />

botnini colligci le. Tune invocubis,<br />

n Dominus cx.iutL'1rtamabis,<br />

el dicel: Ecce<br />

««swm; qvia •'nisericors sum,<br />

vomiaus Deus tuus.<br />

DESPUES DE CENIZA. 87<br />

nó aquí lo que dice el<br />

Señor: Clama sin cesar,<br />

haz resonar lu voz como una<br />

trompeta; anuncia á mi<br />

pueblo los crímenes que ha<br />

cometido, y á la casa <strong>de</strong><br />

Jacob los pecados en que<br />

ha incurrido. Ellos pues rae<br />

bascan do día en dia, y<br />

quieren saber mis caminos,<br />

como si fuese un pueblo que<br />

hubiese obrado según la justicia,<br />

y no hubiese abandonado<br />

la ley <strong>de</strong> su Dios. Ellos<br />

me pi<strong>de</strong>n razón <strong>de</strong> los juicios<br />

<strong>de</strong> mi justicia y quieren<br />

acercarse á Dios. ¿Por<br />

qué hemos ayunado, dicen,<br />

y no habéis apreciado nuestros<br />

ayunos? ¿Por qué hemos<br />

humillado nuestras almas^<br />

no habéis hecho caso<br />

<strong>de</strong> nosoti'os ? Esto ha sido<br />

porque en vuestro ayuno<br />

va también envuelta vuestra<br />

propia'voluntad, y porque<br />

pedís con dureza lo que os<br />

<strong>de</strong>ben vuestros <strong>de</strong>udores.<br />

Ayunáis para poner pleitos<br />

y querellas, y maltraíais á<br />

vueslos hermanos con una<br />

violencia implacable. No<br />

ayunéis en a<strong>de</strong>lante como<br />

hasta aquí, haciendo resonar<br />

vuestros gritos en el aire.<br />

¿Por veitlura el ayuno<br />

que yo pido, consiste en que<br />

el hombre aflija por un dia<br />

su alma? ¿Por ventura en<br />

que dé muchas vueltas á su<br />

cabeza, y que se cubra con<br />

el saco y la ceniza? ¿Es este<br />

el que llamáis ayuno y dia<br />

aceptable <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor?<br />

¿No es mas bien esle e! ayuno<br />

que yo he probado?<br />

romped las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> la<br />

impiedad, aliviad la carga<br />

á los que están abrumados,<br />

<strong>de</strong>jad libres á los que oprime<br />

la servidumbre, y haced<br />

pedazos lodo lo que carga<br />

sobre los oíros. Dá paríe <strong>de</strong><br />

lu pan si que tiene hambre,<br />

y dá posada á tu casa á los<br />

pobres y á los que no tienen<br />

don<strong>de</strong> retirarse. Cuando<br />

vieres al <strong>de</strong>snudo, vístele,<br />

y no <strong>de</strong>sprecies á tu propia<br />

carne. Entonces lu luz<br />

brillara jL'omo la aurora, recobrarás<br />

muy pronto tu salud,<br />

lu justicia caminará <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> tí, y la gloria <strong>de</strong>l<br />

Señor te proU'gerá. Entonces<br />

invocarás al Señor y le<br />

oirá; clamarás á él y le dirá:<br />

Yedme aquí; parque yo<br />

soy el Señor tu Dios, lleno<br />

<strong>de</strong> bondad y <strong>de</strong> misericordia,<br />

líi gran<strong>de</strong> objeta que ocupaba principalmente á Isaías<br />

cí a la caulividad <strong>de</strong> Babilonia, y la vuelta <strong>de</strong>eslacaulivié»ii<br />

este parece ser el sentido literal; pero en las profecías<br />

que miran á esta caulividad y á esta libertad <strong>de</strong>l pueblo,<br />

Isaías tenia siempre por primero y principal objeto la<br />

caulividad <strong>de</strong>l género bumano <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l pecado, la venida<br />

<strong>de</strong>! Mesías y el misterio <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción; y esle es el<br />

sentido alegórico <strong>de</strong> todas estas profecías.<br />

REFLEXIONES.<br />

('¿Por qué hemos ayunado, y no habéis apreciado nuestros<br />

ayunos? ¿Por qué hemos humillado nuestras almas, y<br />

no habéis hecho caso <strong>de</strong> nosotros?» \Qaé triste es y qué<br />

doloroso haber hecho en vano gran<strong>de</strong>s gastosl Ayunar,<br />

macerar su carne, llevar una vida dura y austera, esto es<br />

lo que hacen todavía hoy muchos bonzos en el Japón, algunos<br />

herejes en Europa, y lodos los falsos <strong>de</strong>votos y penitentes<br />

en el mundo cristiano: ¿pero qué recompensa sacan<br />

<strong>de</strong> todas estas esteriorida<strong>de</strong>s afligenles? ¿qué fruto do<br />

todas estas farsas <strong>de</strong> religión? ¿qué premio <strong>de</strong> todas estas<br />

obras incómodas? Si Dios no atien<strong>de</strong> á todas estas artificiosas<br />

austerida<strong>de</strong>s, porque no es él el moli\o <strong>de</strong> ellas; si no se<br />

digna ni aun mirarlas, porque no están marcadas con su<br />

sello; ¿qué valor es el suyo, qué precio, qné mérito?"<br />

Separados <strong>de</strong> la Iglesia, solo son unos pcnilenles reprobados.<br />

Privados, <strong>de</strong>snudos <strong>de</strong> la gracia sanlilicanfe<br />

por elcstado <strong>de</strong> pecado, vneslras obras y vuestras austerida<strong>de</strong>s<br />

no serán jamás el objeto <strong>de</strong> sus recompensas. Que<br />

os satisfaga vuestra falsa penitencia el mundo, por el<br />

cual o? habéis mortificado; los hombres por quienes os habéis<br />

incomodado; el partido por cuyos intereses os habéis<br />

sacrificado. El <strong>de</strong>monio tiene sus mártires; ¿por que no<br />

tendrá también sus confesores y sus penitentes? La hereg-a,<br />

el cisma tienen sus partidarios, que son siempre sus<br />

víctimas. Se ayuna en Londres, en Ginebra, en Amsterdam;<br />

¿pue<strong>de</strong>mirar Dios con agrado una ofrenda hecha por<br />

una mano enemiga? Le mueve poco al soberano Pastor lo<br />

que .sUiren las ovejas que no son <strong>de</strong> su redil: se le da muy<br />

poco al Padre <strong>de</strong> fmmlias <strong>de</strong> los que no pertenecen á ella.<br />

A los que les loca la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> vivir y morir fuera <strong>de</strong>l<br />

seno <strong>de</strong> la Iglesia, ningún <strong>de</strong>recho les asiste á los méritos<br />

y á las recompensas <strong>de</strong> Jesucristo. Ni basta estar en el seno<br />

<strong>de</strong> la Iglesia para que los ayunos y las penitencias sean<br />

meritorias; es necesario a<strong>de</strong>más esíar en gracia <strong>de</strong>l Sal-

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