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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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la fuente. ¡Qué dichosos son los que reciben el Espíritu<br />

Sanio! Veamos lo que pasa hoy en los apóstoles. En nadie<br />

consiste mas que en nosotros el lograr ¡la misma dicha.<br />

Josucrislo nos ha prometido este don precioso que es el<br />

origen <strong>de</strong> lodos los dones, y si no le recihimos atribuyámoslo<br />

á nosotros mismos. Procuremos que nneslra <strong>de</strong>voción<br />

nuestro amor á Jesucristo, nuestro fervor, nuestro<br />

nuevo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> llegar á la perfección <strong>de</strong> nuestro estado y<br />

toda nuestra conducta nos pruebe que hemos recibido el<br />

Espíritu Santo , y que nuestros sentimientos, nuestros<br />

<strong>de</strong>seos y nuestras palabras digan que hemos quedado llenos<br />

<strong>de</strong> ól.<br />

2 Es una práctica <strong>de</strong> piedad muy saludable y común<br />

éntrelas personas virtuosas el renovar hoy <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

la comunión los votos y los empeños <strong>de</strong>l bautismo. Esta<br />

ceremonia cristiana <strong>de</strong>be hacerse con mucho fervor. Deba<br />

comenzarse por dar gracias á Dios por el bien que nos ha<br />

hecho reengendrándonos por este sacramento, haciéndonos<br />

hijos <strong>de</strong> la Iglesia, hijos adoptivos <strong>de</strong> Dios, sus here<strong>de</strong>ros<br />

y discípulos amados. En seguida se renueva todo<br />

lo (jue se ha prometido en el bautismo; dícese el Credo,<br />

que contiene todos los principales artículos do la fé; protéstase<br />

á Dios que se cree firmemente lodo lo que la Iglesia<br />

cree, y en particular la presencia real <strong>de</strong> Jesucristo en la<br />

adorable Eacaristía; renunciase al espíritu <strong>de</strong>l mundo,á sus<br />

pompas y á lodas sus máximas. Declárase á Dios que no<br />

se quiere vivir sino según las máximas <strong>de</strong>l Evangelio, el<br />

cual será en lo sucesivo la regla <strong>de</strong> nuestras costumbres y<br />

<strong>de</strong> toda nuestra conducta. Renovad lambiou nuestra consagración<br />

y nuestra <strong>de</strong>dicación á la sanlisima Virgen, haciendo<br />

una nueva profesión y protesta <strong>de</strong> ser siervos suyos,<br />

poniéndoos do nuevo bajo su protección especial,<br />

lomándola <strong>de</strong> hoy mas por madre querida nuostra, sin<br />

omitir nada para hacernos dignos <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l numero <strong>de</strong><br />

sus hijos. Si os halláis en el estado religioso, renovad los<br />

votos <strong>de</strong> religión; si estáis adscriplos á alguna sociedad,<br />

como la <strong>de</strong>l Rosario, la <strong>de</strong>l Escapulario, etc., renovad<br />

también el voto y las obligaciones que habéis contraído en<br />

ella. Renovad igualmente vuestra <strong>de</strong>voción á vuestro ángel<br />

<strong>de</strong> guarda y sedle fiel.<br />

DIA SEGUNDO DE PENTECOSTES.<br />

DIA SEGUNDO<br />

La semana <strong>de</strong> Pentecostés que compren<strong>de</strong> lodo el espacio<br />

<strong>de</strong> su octava, se termina en el sábado siguiente; sin<br />

embargo, no <strong>de</strong>ja por eso <strong>de</strong> contener ocho dias enteros,<br />

porque se la hace comenzar en la Iglesia per el sábado prece<strong>de</strong>nte,<br />

según se acostumbracon la <strong>de</strong> la Pascua.y esto en<br />

consi<strong>de</strong>ración á los nuevos bautizados, á quienes, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, se les hacían los principales honores <strong>de</strong> la fiesta.<br />

El abad Kuperlo ha hecho la aplicación <strong>de</strong> los siete oficios<br />

<strong>de</strong> Pentecostés, á los siete dones <strong>de</strong>l Espíritu Santo. <strong>Los</strong><br />

seis dias que s\gnan al domingo <strong>de</strong> la fiesta eran en olro<br />

tiempo cuasi tan solemnes en la Iglesia como el primero.<br />

Aparece por el concilio <strong>de</strong> Maguncia celebrado el año<br />

<strong>de</strong> 813, que estos seis dias eran fiestas <strong>de</strong> obligación,<br />

hasta que la fiesta <strong>de</strong> siete dias quedó reducida á (res,<br />

hácia mediados <strong>de</strong>l siglo x, á lo cual no contribuyó<br />

poco el haberse fijado á esta semana el ayuno <strong>de</strong> tas<br />

cuatro témporas, y la necesidad que el pueblo tenia <strong>de</strong><br />

trabajvu;.<br />

El introito <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> osle día osla tomado <strong>de</strong>l salmo<br />

80, en el cual exhorta el Proíola á los judíos á que celebren<br />

dignamente las fiestas or<strong>de</strong>nadas por el Seftor en<br />

memoria <strong>de</strong> sus beneficios; hace hablaren 61 al mismo<br />

Dios que por la relación <strong>de</strong> sus gracias preten<strong>de</strong> obligar<br />

al pueblo á que le sirva, y (pie a! mismo tiempo se queja<br />

<strong>de</strong> la ingratitud <strong>de</strong> este pueblo. Nada conviene mejor á la<br />

solemnidad <strong>de</strong> este dia. El versículo mismo <strong>de</strong>l salmo que<br />

sirve <strong>de</strong> introilo, significa que la nueva ley no se ha dado<br />

solo á los judíos, sino también á los gentiles y á lodos los<br />

pueblos <strong>de</strong> la tierra. «El Señor les ha alimentado, dice,<br />

con la harina mas pura <strong>de</strong>l trigo, y les ha saciado con<br />

miel que ha salido <strong>de</strong> la piedra. Pueblos, cantad regocijados<br />

las alabanzas <strong>de</strong>l Señor, que os ha protegido, y en<br />

quien masque nunca <strong>de</strong>béis poner toda vuestra confianza.<br />

Celebrad alegres la gloria <strong>de</strong>! Dios <strong>de</strong> Jacob, que lo es<br />

también vuestro, y que ha hecho ver bien claramente en<br />

la maravilla que acaba <strong>de</strong> obrar cuánto ama á los hombres,<br />

en cuya salvación ha lomado tanto interés. Ben<strong>de</strong>cid<br />

sin cesar al Dios <strong>de</strong> las misericordias, y no <strong>de</strong>jéis <strong>de</strong> alabarle.»<br />

El Señor ha alimentado á su pueblo con la harina<br />

mas pura <strong>de</strong>l trigo, y le ha saciado con miel que ha salido<br />

<strong>de</strong> la piedra. Todo esto <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse alegóricamente<br />

délos dones y gracias espirituales que Dios <strong>de</strong>rrama sobre<br />

sus siervos; y do la sania Eucaristía, que es el verda<strong>de</strong>ro<br />

pan vivo y la miel <strong>de</strong> la piedra, la cnal no es otra<br />

que Jesucristo, dice san Pablo. Jesucristo no solo es el pan<br />

<strong>de</strong> vida, sino lambíen una fuente inagotable <strong>de</strong> dulzura<br />

para lodos sus siervos fieles. «¡Qué mullilud <strong>de</strong> dulzura,<br />

ó Dios mío, esclama el Profela, reserváis para los que os<br />

aman, que os temen y que os sirven con fi<strong>de</strong>lidad 1»<br />

La Epístola <strong>de</strong> la misa es sacada <strong>de</strong>l capítulo 10 <strong>de</strong> los<br />

Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles, en don<strong>de</strong> san Pedre, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber hecho un compendio <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong> la muerto y <strong>de</strong><br />

la resurrección <strong>de</strong> Jesucristo, en casa <strong>de</strong>l centurión Cornelio<br />

en Cesárea, tuvo el consuelo <strong>de</strong> ver bajar al Espíritu<br />

Santo sobre aquel oficial y sóbrelos <strong>de</strong>más gentiles que<br />

componían aquella piadosa reunión, aun ántes <strong>de</strong> que hubiesen<br />

recibido el bautismo, lo cual pasmó á los fieles que<br />

eran judíos <strong>de</strong> origen y so hallaban présenles. Esta maravilla<br />

les convenció que Dios habia resuello comunicar<br />

también á los gentiles la gracia <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y la salud<br />

que habia traído Jesucristo en favor <strong>de</strong> lodos los hombres,<br />

sin distinción ó aceptación do personas.<br />

Después <strong>de</strong> la visión misteriosa que luvosan Pedro estando<br />

en Joppe, habiendo recibido el espreso qüe el centurión<br />

Gornelio le habia enviado, vino á Cesárea, en don<strong>de</strong><br />

halló encasa <strong>de</strong> este oficial una reunión numerosa que le<br />

esperaba, y que estaba dispuesta á oír <strong>de</strong> su boca lo que<br />

el Señor quería enseñarles en or<strong>de</strong>n á su salud. Uabiéndoles<br />

prevenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego el santo Apóstol lo eslraño<br />

que podría parecer el verle entre ellos, siendo bien sabido<br />

cuán distantes estaban los judíos <strong>de</strong> mantener comercio alguno<br />

con los eslranjeros, estándoles absolutamente prohibida<br />

esta especio <strong>de</strong> comunicación, añadió: Pero Dios<br />

me ha dado á conocer que ya no hay pueblo sobre la lierra<br />

que <strong>de</strong>ba pasar por inmundo, lo cual me ha <strong>de</strong>terminado<br />

á venir aquí, tan pronto como he sabido que lo <strong>de</strong>seabais<br />

y que el Señorío quería. Pero bien, añadió, ¿qué<br />

servicio es el que yo puedo haceros? ¿cuál es el motivo<br />

por qué me habéis llamado? Tomando Gornelio la palabra,<br />

le refirió sencillamente lo que le habia sucedido; como so<br />

le hiibia parecido el ángel, la or<strong>de</strong>n que lo habia dado <strong>de</strong>,<br />

parle <strong>de</strong> Dios para que le enviase á buscar á Joppc á casa

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