Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DE CUARESMA.
ban que comiese; mas él Ies rííspondió, quo lenia un alimenlo
que ora mucho mas de su gusto, y le sostenía mas ¡
que el que ellos le piTsenialwti; cuya respuesta hizo decir
á sus discípulos: ¿Le hnbvá Iniido alguno que coiuer?
¿Queréis súber, les añadió entonces, cuál es este alimento
con que yo me sustento? es hacer la voluntad de aquel
que me ha enviado, y cumplir su grande obra que es la
salvación de ¡os hombres; yo quiero qua vosotros trabajéis
conmigo en ella; bay una gran cosecha en la que he
resuello ocuparos, y en que hay mucho que hacer. Tal
vez me diréis (pie quedan todavía cuatro meses hasta el
tiempo de la cosecha, y yo os digo que está ya muy próxima.
No leñéis mas que considerar todos los pueblos de
la tierra, he aquí el campo que os está destinado; vosotros
los veréis tan prontos para la cosecha espiritual de
que yo os hablo, como están las campiñas para la cosecha
ordinaria, cuando los trigos están amarillos y del todo maduros.
En esla especie de cosecha todos los que trabajan
tienen su recompensa; el que siembra como el que recoge,
cada uno tiene de qué congralularsc. Yo os envió á
bacer la recolección á unas tierras que vosotros no habéis
labrado ni sembrado. Los que han precedido, quiero decir,
los patriarcas, los profetas, los doctores que Üios ha
dado á su pueblo para instruirles, le han dispuesto para
que se aproveche de vuestros trabajos,
Bientras que el Salvador ihstruia así á sus discípulos,
los habilanles de Sichar, á quienes la Samaritana lesbabia
anunciado, y de quien les había contado tantas maravi-
Nas, vinieron á verle en tropas: su aire, su modeslia, su
iaira, sus palabras, lodo les confirmó en lo que aquella
nuijer les habia dicho, llübiéndule rogado,'y habiendo
conseguido que se detuviese dos días en su ciudad, apelas
lo oyeron cuando toda la ciudad creyó en él. No es
ya, decían á la Samaritana, lo que lú hasdicho lo que nos
obüga á creer que él es el Mesías; lo que nosotros mismos
hemos oido de su propia boca, no nos permite ya dudar
que el es el Salvador del mundo, que los judíos y nosotros
esperamos.
Í91
Noesestraña, diac san Agustin, quela Samarilana no
haya comprendido cu:d era el agua de que Jesucristo hablaba,
puesto que los mismos discípulos no comprenden
cuál era el alimento de que les hablaba á ellos; pero ¿no
es luda vía mas sorprendente que el Salvador mire el cuidado
de trabajar en nuestra salvación como la mas urgennecesidad
de su vida, y que nosotros miremos este mis-
'"o cuidado de nuestra propia salvación como un negocio
que apenas nos interesa 9 Si la Samarilana no hubiese
Creido, no hubiera anunciado á Jesucristo á sus conciudadanos,
y estos no hubiesen atraído el Salvador á su ciu-
(^d. Así por un secreto impenetrable de los juicios de Dios
^ salvación de una ciudad, de un reino entero depende
algunas veces de la salvación de uno solo. Si aquella mu-
Jei" mundana, si aquel libertino se convertiesen á Dios,
Hioverian tal vez con sus ejemplos á muchísimos otros que
Perecerán con ellos. Pero ¡qué docilidad en un pueblo metboinfie!,
al pasoque el verdadero pueblo de Dioslienetan
Poca i EI samarilano cree en Jesucristo con solo escuchar
sus discursos, y el judío no cree en él, aun viéndole obrar
los mayores milagros. Dos días solos predicó en Sichar, y
se convierten los sarnari;anos: predica, y obra las mara-
^'"as mas asombrosas por espacio de tres años en la Judeaj
Y ios judíos le quitan la vida. Así lambicn se ve algunas
veces que el cristiano vacila en la fé, que pierde
la fé en medio de los mayores auxilios espirituales, y á
pesar de las luces mas vivas, mientras que el bárbaro,
dócil á la voz de un hombre apostólico, cree y vive conforme
á la fé.
La oración de la misa de este dia es como sigue:
Os suplicamos , Señor,
que recibáis favorablemen-
te nuestros ayunos , á fin
deque así como nuestros
cuerpos observan abstinencía
de los manjares, nues­
Jejunia nostra, queesumus,
Domine, benigno favore prosequere:
ul sicut ab alimenlis
abstiuemus incorpore, ita
a viliis jejunemus in mente,
Per Dominum...
tras almas también se abstengan
de los vicios. Por
nuestro Señor, etc.
La Epístola es lomada del libro de los Números, cap. 20.
In diebus illis: Convene-
En aquellos dias se rcurunt
flii Israel adversum nieron los hijos de Israel
Moyses el Aaron: et versi ia contra Moisés y Aaron , y
seditionem , dixerunt: Date habiendo formado una scnobisaquarn,
ulbibamús. In- dicion dijeron: Dadnos agua
gressusque 3Ioyses et Aaron para que bebamos. Habiendimissa
muhiiudine, taber- do despedido la multitud,
namlvm fwderis corrucrunt Moisés y Aaron entraron en
proni in lerram, clamave- el tabernáculo de la alianza,
rvntque ad Dominum, alque se postraron pegado el rosdixeruní:
Domine Dcus, audi tro con la tierra , y clamaclumorem
hajus popuü, et ron al Señor, diciéndole:
aperi eis thesaurum tuum Señor Dios, oid el clamor de
fonicm aquoe vivee, ul satia- este pueblo , abridles vuesti,cesselmurmuratioeorum.
tros tesoros , y dadles una
El apparuil gloria Domini fuente de agua viva , para
super eos. Lomtusqueest Do- que saciados cesesuniurn^ÉNi
ad Mousen, dicens: muracion. Entonces apa-
Tolk virgam, el congregapo- reció la gloria del Señor sopukm
, ÍH el Aaron fraler bre ellos ; y el Señor habló
tms, et loquimini ad pelram á Moisés, y le dijo: Toma la
cor améis, el illa dabil aquas. vara y congrega al pueblo,
Cumque eduxeris aquam de lú y Aaron tu hermano ; y
petia,bil)el omnis multilu- habla á la roca delante do
do, el jumenta ejws. Tulil ellos, y ella dará aguas.
Ufkét Moyses tirgarn , qvce Cuando hubieren salido las
eralin cons¡ieclu Domiui,si~ aguas de la roca, beberá
cul prceceperal ei, congrega- todo el pueblo y sus bestias.
la mulliludim ante pelram: Tomó, pues, Moisés la vara
dixitque eis : Áudite, rebelles que estaba delante del Seel
increduli: num de pelra ñor, conformé se lo habia
hac vobis aquam pnievimus mandado , y congregada ia
ejkere? Cumque elecasset mullítud delante de la roca
Moyses mamm , percutiens les dijo: Oid, rebeldes é
rír^a bis siiicem , egressa incrédulos, ¿podremos hasunt
aqum larguissima, ila cer que salgan aguas de esut
populas biberel el jumen- ta piedra? Entonces levanta.
Dixilque Dominas ad lando Moisés la mano , y
Moysen et Aaron: Quia non habiendo herido dos veces
crcdidisíis mihi, uí sanctifi- la roca con la vara, salieron
caretis me coramfiliis Israel, aguasen abundancia, de
NO* inlroducetis ¡ios populas suerte que todo el pueblo
in tenam, quam dabo eis. bebió y todas las bestias.
Uwc Él aqua contradklio- Entonces el Señor dijo á