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HISTORIA GENERAL DE BOLIVIA - Educabolivia

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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> <strong>DE</strong> <strong>BOLIVIA</strong><br />

inspiraban ni respeto ni confianza y él sabía bien lo que eran, cómo<br />

llenaban su cometido y a dónde, en fin, iban a parar.<br />

Los inequívocos signos de este cambio de la opinión agudizaron la<br />

natural suspicacia del Dictador que, al igual de los hombres de su<br />

época, tenía mayores motivos de creer en la malicia que en la<br />

bondad de sus semejantes. Y sospechando que cualquier<br />

movimiento de protesta debía venir por parte del ejército, hizo<br />

disolver un batallón formado con las disgregadas tropas de Córdova<br />

que el jefe, con el tácito consentimiento del ministro de la guerra,<br />

había reunido quizás en vista de futuros acontecimientos. Renunció<br />

el jefe el cargo y también la cartera el ministro. Aceptó Linares ambas<br />

renuncias y dispuso inmediatamente que fuesen apresados los dos y<br />

sometidos a juicio. No reveló ningún plan secreto el proceso; pero<br />

linares, ya prevenido y oyendo los pérfidos consejos de su ministro<br />

Fernández, que, al decir de Sotomayor Valdés,- "desempeñó el singular<br />

papel de amigo y protector del reo (el ministro general Pérez) al<br />

que veía secretamente en su prisión, en tanto que azuzaba a<br />

Dictador y buscaba el concurso de otros individuos para perder a su<br />

protegido"- mandó desterrar a su ex ministro perdiendo<br />

imprudentemente un buen amigo y un esforzado servidor.<br />

Los militares, ya descontentos desde que perdieron parte de sus<br />

sueldos por inspiración del Dictador, al ver la facilidad con que había<br />

sido disuelto un batallón, comenzaron a acariciar proyectos de<br />

revuelta, cohibidos como se encontraban, en sus costumbres<br />

enfrenadas por una, orden general donde se decía "que serían dados<br />

de baja y sometidos a juicio los oficiales que fueran encontrados en<br />

estado de embriaguez", y vieron que de seguir sosteniendo la causa<br />

del Dictador bien pronto serían atacados en sus fueros, concibiendo<br />

naturalmente el propósito de dar fin con ese gobierno.<br />

Esto les parecía fácil y hacedero. Gozaban en aquellas épocas de un<br />

influjo incontrarrestable, pues, según el justo pensar de Walker<br />

Martínez, cumplido biógrafo de Linares, "el predominio del sable se<br />

había afianzado de una manera y terrible, parecía a la multitud que<br />

sólo a los que cargaban charreteras les estaba dado ocupar los altos<br />

destinos públicos, que eran a sus ojos como un ascenso natural y<br />

legítimo. Los jefes de cuerpo, -añade,- se daban –los aires de<br />

señores de la nación, y a título de tales, de sus fondos públicos, de<br />

sus empleos, de sus aplausos mismos"...<br />

Un ambiente de recelos y mutuas desconfianzas comenzó a cernirse<br />

sobre el país. "El Gobierno, -dice el escritor Eduardo Subieta,- recibía<br />

frecuentes avisos de sus autoridades sobre planes y trabajos<br />

subversivos. A cada aviso, nuevas prisiones; a cada sospecha,<br />

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