13.07.2015 Views

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Antes de hacer público su proyecto de Ley para la Reforma, el Gobierno consultó, tanteó, buscóacuerdos con la oposición, pues la filosofía de fondo era partir del máximo consenso posible a fin dellegar a unas reglas de juego aceptables por «la mayor mayoría». Cuando al profesor Carlos Ollerose le pidió un borrador fue a sabiendas de que él lo cotejaría con la plural oposición representada enla comisión de los Nueve.El Rey: «Adolfo, en este asunto yo tengo algo que decir»Una vez listo el proyecto reformista del Gobierno, Suárez subió con él a ver al Rey. Se lo entregó ylo comentaron.—A partir de aquí, cambia todo. Esto no es una de aquellas promesas gaseosas que hacía CarlosArias. Esto es ya una convocatoria de elecciones, para que el pueblo haga la nueva Constitución; undiseño de las Cámaras donde habrá de hacerse; y un «adelante» a los partidos. Ha llegado la hora delegalizarlos.—¿Todos los partidos... a un tiempo? —preguntó el Rey—. ¿Todos ya?—Todos los que quieran registrarse y cumplan los requisitos de legalidad, a tenor de la reformaúltima del Código Penal.—Adolfo, en este asunto yo tengo algo que decir. El Ejército no nos creará problemas por darlepaso al Partido Socialista; ahora bien, corremos el riesgo de que nos monten algo, y muy gordo,cuando se enteren de que tenemos intención de legalizar el Partido Comunista. Así que te pido que nohagas nada sin consultarme antes.El Rey sabía que Suárez acababa de iniciar una relación con Santiago Carrillo a través de Armero.Y él mismo había intercambiado mensajes con Nicolás Franco y con el presidente Ceaucescu y elministro Ionescu, «los rumanos», los llamaba.—Hombre, yo tengo la palabra de Carrillo de que no moverá un dedo —dijo el Rey—. Tengo supalabra. Si legalizamos su partido, aceptará la Monarquía y la bandera roja y gualda...—Si legalizamos su partido..., pero ¿y si no pasa el filtro del Registro o del Tribunal Supremo? Yolo que intento averiguar es su situación actual de dependencia o independencia respecto al PCUS.Ellos dicen que se enfadaron con Brezhnev y rompieron en 1969, cuando la invasión deChecoslovaquia, y que de Moscú no reciben ni un rublo, ni un duro. Sin embargo, Dolores Ibárruri,la Pasionaria, sigue teniendo allí su dacha y vive allí con su familia...El argumento que Don Juan Carlos repetía era:—Adolfo, el mensaje que yo le hice llegar a Carrillo fue que tendría que esperar algún tiempo, unpar de años al menos; y, aunque resistiéndose, me prometió que no se movería, que su gente no seecharía a la calle. No tengo por qué dudar de que cumplirá su palabra.—En cambio, el mensaje reciente que yo tengo de él es que el PCE quiere ser legalizado cuandolos demás, que no piensan «disfrazarse de lagarteranas» bajo otras siglas que no sean las suyashistóricas, y que si no es así nos pondrán las cosas muy difíciles...—Lo que quiero decirte, Adolfo, es que tenemos que obrar sin herir la susceptibilidad de losmilitares. No podemos darles la impresión de que maniobramos a sus espaldas. Conozco bien a losmilitares. Detestan las sorpresas, los subterfugios, las medias verdades..., y, por supuesto, no toleranla mentira. La verdad de cara, aunque les siente como un rayo, la encajan bien. Hay que hablarles,decirles lo que hay. Me gustaría hablarles yo mismo de este asunto, pero debes ser tú, comopresidente del Gobierno, quien les ponga al corriente de nuestras intenciones.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!