13.07.2015 Views

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

del Reino a continuación? Arias controla a la mayoría de los consejeros. Pero vamos a ponernos enque Torcuato les da buenos argumentos y aceptan que yo le destituya. El paso siguiente es que losconsejeros me ofrezcan una terna donde esté el hombre capaz de fajarse de verdad con la reforma. Ya fecha de hoy, el Consejo del Reino no tragaría ni tu nombre ni el de Fraga. «No los votarían», meha dicho Torcuato.El Rey siguió hablando:—¡Esto es demencial!, ¡esto es luchar contra los elementos! A veces tengo la sensación de queestoy en medio de la corriente de un río, y me agarro a lo que creo que es un tronco, ¡y va y es uncaimán, o un cocodrilo!Areilza ya no escuchaba todo ese safari imaginario del Rey. Se había quedado con el alfilerazo deque «el Consejo del Reino no tragaría ni tu nombre ni el de Fraga». Procuró permanecer impávido,aunque el Rey hubiese pinchado el globo de sus ilusiones. Pero lo que le escamaba era el doblejuego de Torcuato. ¿Por qué, cuando estuvo por la mañana en su casa, no le dijo ni media palabrasobre el veto del Consejo del Reino hacia su persona? Areilza ya sabía que todo se muñía y sedecidía entre esa especie de duunvirato en la penumbra conformado por el Rey y por Torcuato,pero... ¿qué se traían entre manos?—Dame algún nombre, José María —le estaba diciendo el Rey.—¿Algún nombre...?—Para sustituir a Arias.—Pues... el teniente general Gutiérrez Mellado.Lo dijo con la rapidez con que un prestidigitador se saca un inesperado pañuelo de la bocamanga.El Rey enarcó las cejas y abrió mucho los ojos, sorprendido.—Majestad, todo será trabajar en vano mientras no se llegue a un acuerdo con las FuerzasArmadas. Pero no con entreguismo, como está haciendo Fraga, sino con argumentos que les haganentrar de lleno en la operación reforma. Y Gutiérrez Mellado es un militar apolítico, un militarquímicamente puro, pero entiende bien de qué se trata. Y creo que se lanzaría a la tarea, si le dieranesa oportunidad.»El búnker político, el de las Cortes, puede incordiar más o menos, pero su fuerza se acaba en suescaño. Aquí el auténtico búnker con capacidad de oponerse frontalmente es el de los generales«azules» y el de los «no azules», que siguen estando a las órdenes de Franco. Yo los llamo «loscostaleros». Están ocultos debajo del paso. No se les ve, pero son los que hacen que el paso avance,o se detenga o recule. Hay que hablar con los costaleros, uno a uno. Los otros búnkeres no puedennada. No hay más.Y aunque ni el Rey ni Areilza lo mencionaran, ambos sabían que el capataz de los costaleros era unteniente general en activo y en la cúspide del Gobierno: el vicepresidente De Santiago y Díaz deMendívil.—¡Ya me gustaría a mí poder contar con Gutiérrez Mellado! Mira, cuando Arias estaba haciendosu gabinete, saqué el nombre de Díez-Alegría. Vi que torcía el gesto y no insistí. A continuación, nosé si por agradarme o por qué, él mismo propuso a Gutiérrez Mellado como vicepresidente para laDefensa. Pues se lo tumbaron los dos búnkeres, el civil y el militar. Más aún, me hicieron llegar undossier poniéndole a caldo...—Me imagino la letanía: rojo, espía, liberal, masón...—Lo que más subrayaban en el dossier era su actitud «demasiado tolerante y comprensiva con losoficiales de la UMD».—Ése es el sambenito que le cuelgan los que quieren quemar su imagen. Es una insidia y es una

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!