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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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que al menos había dos dispositivos golpistas: el de Tejero con «la banda borracha» y «el de losgenerales». [24]Estaban bastante informados de lo que se cocía. Vislumbraban la caída de Suárez si elloscooperaban en una moción de censura, y la puerta abierta a su entrada en el Gobierno «del brazo deotros». Aunque durante un rato jugaron a amagar y no dar, con medias palabras y sobreentendidos,llegó un momento en que se habló en plata. Felipe dejó claro que él prefería esperar a las eleccionesy entrar en La Moncloa por la puerta grande, a adelantarse un año o dos y entrar «en mogollón»; peroque las cosas estaban muy mal, muy mal... y él era un político con sentido de España y con sentidodel Estado; por tanto, estaba dispuesto a meterse debajo del paso, como un costalero más, y arrimarel hombro en un Gobierno de concentración que presidiera otro... por supuesto, no Suárez. Otro conun programa concreto y un tiempo tasado. Aquí bromas macabras de generales vitalicios, ni mediamás.Entonces Sabino se mojó y lanzó un nombre entre interrogantes:—¿El general Armada...?No vio caras de sorpresa en ninguno de los tres socialistas.—La figura del general Armada —dijo Felipe—, aunque personalmente no le conocemos, podríaser bien aceptada por nosotros.—Pues a mi modo de ver —contestó Sabino—, la voluntad del Rey es que ese Gobierno demuchos, de cuantos más mejor, se forme en tiempo breve.Sabino los vio muy interesados. Como si se acordara en ese instante, añadió:—Claro, previamente habría que tener la seguridad jurídica de que eso es constitucional; no se hahecho nunca con esta Constitución, y convendría disponer de un estudio riguroso antes de dar ningúnpaso. [25]Quizá por la sugerencia de Sabino de «disponer de un estudio riguroso», desde el PSOE lepidieron a Carlos Ollero, catedrático de Teoría del Estado y de Derecho Constitucional, un informesobre la licitud de investir a un candidato extraparlamentario. Ollero era simpatizante del PSOE y yales había echado una mano en otras ocasiones. Había sido senador real constituyente y manteníabuena relación con el Rey. Aunque estaba en Cádiz veraneando, se puso a la tarea. Ese informepodría haberlo hecho el propio Peces-Barba, padre de la Constitución, pero los socialistas preferían«una mano blanca imparcial». Un par de veces en la primera quincena de agosto, Peces-Barba yMúgica le apremiaron: «Carlos, ¿has hecho ya las gestiones con Marivent?» Esas gestionesconsistían en que Ollero, con su informe pericial en mano, tenía que darle garantías al Rey de que elCongreso podía destituir a Suárez y poner en su lugar a un presidente designado al margen de lospartidos, un independiente, que formase un Gobierno transitorio de gestión o de salvaciónnacional. [26] Mediado agosto, el informe llegaba a Armada, y no a La Zarzuela ni a Marivent...extraño zigzag. Armada metió en un sobre los cuatro folios y medio mecanografiados, y sin explicarde dónde procedían ni cómo le habían llegado a él, se los remitió a Sabino: «Recibirás un documento—le dijo Armada—, para que se lo pases a Su Majestad. Es la fórmula de la destitución de Suárez, ode moción de censura, con la propuesta de un candidato neutral, apartidista, un catedrático, unhistoriador, un economista, un militar demócrata... Alguien relevante y con prestigio social, que notiene por qué ser diputado. Lo razona jurídicamente un importante constitucionalista español.»El texto exponía cómo se engarzaba esa propuesta en el articulado previsto por la Constituciónpara cambiar al presidente del Gobierno sin necesidad de nuevas elecciones. Se indicaban dos vías:

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