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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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Partido Comunista? ¿Deslegalizarlo y decir «ustedes perdonen, vuelvan a las alcantarillas»?Toda aquella ofuscación parecía demencial, inconcebible en los más eximios generales, casi todosellos con fajín azul de Estado Mayor; pero era la fotografía exacta de una marejada de gran calado.Vega Rodríguez, ayudado por el nuevo director de la Guardia Civil, Ibáñez Freire, consiguióaplacar las furias y las salidas de tono, rebajar la crispación y que al fin «la exigencia de repudioregio» se encauzara hacia la redacción de una nota.El primer texto que escribieron era vejatorio y amenazante. Impublicable. Se logró que ese escritofuese sólo de circulación interna, aunque alguien «privadamente» lo hizo llegar al Rey. Un segundotexto, del mismo corte pero desescamado y suavizado, fue de dominio público dos días mástarde. [155]El núcleo de la nota oficial, firmada por el ministro Félix Álvarez-Arenas, dando cuenta de lacumbre máxima, decía:El Consejo Superior consideró que la legalización del Partido Comunista de España es un hechoconsumado que admite disciplinadamente; pero, consciente de su responsabilidad y sujeto al mandatode las leyes, expresa la profunda y unánime repulsa del Ejército ante dicha legalización y actoadministrativo, llevado a efecto unilateralmente, dada la gran trascendencia política de tal decisión.Expresaba también «la profunda preocupación del Consejo Superior, con relación a instancias tanfundamentales cuales son la unidad de la patria, el honor y respeto a su bandera, la solidez ypermanencia de la Corona, y el prestigio y dignidad de las Fuerzas Armadas [...], exigiendo alGobierno firmeza y energía» en la adopción de «cuantas disposiciones y medidas sean necesariaspara garantizar los principios reseñados».Concluía con una seria advertencia, cuya dislocada sintaxis no aminoraba un ápice de su «ardorguerrero»: «El Ejército se compromete a, con todos los medios a su alcance, cumplir ardorosamentecon sus deberes para con la patria y la Corona.» [156]Al día siguiente, 14 de abril, el teniente general Vega Rodríguez subió a La Zarzuela para informaral Rey de lo sucedido en el Consejo Superior del Ejército: le describió la crispación, el fraseo feroz,el mar de fondo militar y le entregó la nota oficial.Carrillo: «Camaradas, hay que apoyar al Gobierno y al Rey»Era el 14 de abril, aniversario de la proclamación de la Segunda República. Una fecha muyespecial para los republicanos. El PCE había decidido celebrar ese día su primera reunión de comitécentral ya en la legalidad, después de cuarenta años. Lugar: una sala amplia del Meliá Castilla, callede Capitán Haya, en Madrid. Al capitán de la Policía Armada que mandaba la patrulla de protecciónle dio un ataque de ira histérica: «¡Pero ¿a quién coño estoy yo protegiendo aquí?!», tiró su gorra alsuelo y empezó a pisotearla. Hubo que llevárselo de allí y enviar a otro oficial para reemplazarle.A las doce del mediodía, Suárez telefoneó a Armero:—Pepe, la cosa está que arde. Habla ahora mismo con «tus amigos», y que, en esa gran reunión queestán teniendo, resuelvan de la mejor manera posible el tema de la bandera, que es un problema queexcita al Ejército; el tema de...—¿Qué bandera? ¿La de ellos o la española?—¡La roja, hombre! Lo que excita a los militares es volver a ver la bandera roja con la hoz y elmartillo. No digo que la escondan, pero que no la exhiban... Y ¡ni una sola bandera republicana! Lotomarían como una provocación. Encaréceles de mi parte que hagan unas declaraciones sobre...,

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