13.07.2015 Views

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

las esencias del 18 de julio —afirmaba sin ambages el procurador Díaz Llanos—. Como malos hijos,nos estamos repartiendo la herencia antes de que el Movimiento muera: cuando aún agoniza.» [148]«Los partidos no me asustan, pero parten. No los quiero. Son malos para España.» Así seexpresaba en los pasillos Alejandro Rodríguez de Valcárcel, ex presidente de las Cortes. Y Girónemitía onomatopeyas de búfalo: «¡Ahora quieren partidos, ¡buuuuuuffffff! Lo desvirtuarán todo,¡buuuuuuffffff! Hemos perdido esta batalla, pero aún podremos ganar la guerra, y ¡daremosguerra!» [149]La tarde anterior, Jesús Fueyo, falangista cerebral reconcentrado, director del Instituto de EstudiosPolíticos, hombre de pocas pero muy intencionadas palabras, cubileteaba taciturno con su vaso degüisqui en el bar de las Cortes. «El procurador —dijo— está meditando su voto.» Al día siguiente,contra todo pronóstico, se levantó y desde su escaño dijo un «sí» que sonaba a peñascos. Alguien lepreguntó: «¿Por qué “sí”?» «Porque el “no” no es una política.» «¿Y el “sí”? ¿Y su “sí”?» «El “sí”es una aventura. Y el mío quizá sea un suicidio.» [150]Pero su voto positivo no le nubló el razonamiento ético: «Hagamos normal en la ley lo que en lacalle es normal; acomodemos el derecho a la realidad...» Peligrosa filosofía. Por ahí se llega alpositivismo jurídico: lo normal ha de ser legal, y lo legal, por ser legal, es lícito, es válido, es bueno.El Rey: «Adolfo, ¡has estado cojonudo, eres un todoterreno!»El Rey había pasado la mañana del 8 de junio en Páramo de Masa presenciando unos ejerciciostácticos, con tres de los ministros militares. Desde Burgos felicitó a Suárez:—Adolfo, ¡has estado cojonudo! ¡Por ahí, por ahí tenemos que ir! ¡Eres un todoterreno!La clase política estaba impresionada y sorprendida con Suárez. Lo último que esperaban era queel secretario general del Movimiento hiciera un discurso a favor de liquidar el partido único ylegalizar todos los demás. Un discurso sobrio y directo que convenció. Pero en aquellas Cortes habíamucha oratoria. Y de filigrana. Lo importante no era declamar lo que los plumíferos de turno lesescribían a sus señorías. Lo importante era ganar la votación de lo que se había defendido. Y Suárezla ganó abrumadoramente. A partir de aquel día, el país empezó a fijarse en él.Los primeros y más sorprendidos fueron sus colegas de Gobierno, especialmente Areilza yGarrigues, que siempre le miraron por encima del hombro. Para ellos, Suárez era el «guapito delpueblo», el «chusquero de la política», el «si no falangista, sí empleado en esa casa», el «flecha», el«meritorio voluntarioso pero sin pedigrí». Y con peor intención, «el correveidile de Torcuato».Cuando alguna de esas lindezas le llegaban a Suárez, apretaba y alzaba el mentón, y decía alrecadero: «Sé que soy de pueblo, de un pueblo donde no había biblioteca, ni orquesta ni banda demúsica para las fiestas, y empecé a usar el cubierto de pescado cuando estudiaba ya la carrera. Hevivido en pensiones baratas, he sido maletero de estación y vendedor a domicilio. He tenido quetrabajar para ayudar a mi familia. Sé lo que vale un peine. No tengo abolengo, ni sé idiomas. Soy unhombre hecho a sí mismo. Lo sé. No me descubren nada. Pero también sé que es más fácil viajar porEuropa vendiendo humo que desmontar el Movimiento. Y esa china es la que me ha tocado a mí.» [151]Suárez había sacado adelante un importante derecho ciudadano, pero como en realidad se tratabade dar vía libre a los partidos, que estaban prohibidos, era preciso reformar el Código Penal justo en

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!