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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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cuarteles y residencias de oficiales buzoneando panfletos antidemócratas y antimonárquicos.En Lausana, durante una cena con Don Juan de Borbón, se comentaron los hechos de la últimasemana. Entre los comensales, monárquicos de diversas sensibilidades, estaba José Mario Armero.Don Juan le llamó un momento aparte, interesado en conocer la intrahistoria del editorial conjunto,«porque, chico, ¡mira que es raro que tantos directores de periódicos de toda España se pongan deacuerdo en algo, y algo tan importante!».En ese rato a solas, alabó Don Juan la actuación de Suárez: «Cuando le veas, dile que estoy deacuerdo con lo que ha hecho, comparto su punto de vista, y me pareció muy inteligente lo delsabadazo, que es como llaman en México a tomar decisiones importantes el Sábado de Gloria.» [161]El Rey, entre tanto, intensificó sus relaciones castrenses. Audiencias militares todos los lunes.Entregas de despachos, juras de bandera, maniobras y ejercicios tácticos. El 14 de mayo, clausuró elcurso en la Escuela de Estado Mayor, impuso los fajines y pronunció un discurso sobre las tareas ylos valores de las Fuerzas Armadas en el que subrayó su identificación personal con los interesesmilitares.El 28 de mayo, su hijo Felipe, Príncipe de Asturias, que entonces tenía nueve años, fue nombradomiembro del Regimiento Inmemorial del Rey. Por primera vez el niño Príncipe vestía el uniforme desoldado con botas y quepis. Luego, los Reyes, el Príncipe y el Gobierno en pleno presenciaron unimponente desfile de la División Acorazada Brunete. Más de diez mil hombres, tanques, carrosblindados y otros vehículos artilleros, a las órdenes del general Milans del Bosch.Se cuidó el Rey de que su hijo, al despedirse, saludase militarmente al presidente Suárez.—Felipe, tienes que cuadrarte con la mano en la sien.—¿Por qué no le doy la mano, si no es militar...?—Porque es el presidente del Gobierno, y en él termina la cadena de mandos militares, ¡fíjate si tetienes que cuadrar!Una explicación borbónica... mirando al tendido.Al día siguiente, presidió en la avenida de la Castellana la gran parada militar de gala. Era elprimer año que la Fiesta de las Fuerzas Armadas sustituía al tradicional Desfile de la Victoria.Pero no todo fueron protocolos respetuosos y aguas mansas. En algún momento, el Rey tuvo que darun golpe sobre su mesa de despacho y ponerse serio. Así se lo contó el propio Don Juan Carlos aLaureano López Rodó.Recibió al capitán general de cierta región, que aprovechó la audiencia para dar rienda suelta a suscríticas por las reformas políticas que se estaban produciendo, «y las más importantes, por ley o porreal decreto ley, con la firma de Su Majestad».El Rey le respondió por un registro inesperado:—Me han dicho, y mis fuentes suelen ser buenas, que en varios regimientos de su región militar hanretirado de los despachos mi retrato y mi primer mensaje a las Fueras Armadas, que teníanenmarcado y colgado. ¿Qué puede decirme sobre eso?—La verdad, señor, no sé nada de ese asunto... Hay muchos cuarteles y muchos despachos en miregión, como para controlar...—Pues procure informarse bien de cuanto ocurre en sus cuarteles y ocúpese de que se mantenga ladisciplina en todas las unidades que tiene bajo su mando. [162]En los días previos a la legalización del PCE, llegaron al Rey alarmantes avisos de que «el PartidoComunista no podría ser legalizado, pues aunque los asesinatos y torturas cometidos por las «hordas

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