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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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le concedió entidad al asunto: «Bah, fantasías disparatadas», dijo. Y ahí quedó el tema.El otro, el comandante Manuel Vidal Francés, transmitió un informe escrito a su jefe en la PolicíaArmada, el general Timón de Lara, que sí se inquietó, sobre todo por los detalles y concreciones queaportó Vidal. Timón habló personalmente con el director del CESID, el general José María Bourgón.Actuaron con la mayor rapidez pues, de no ser una bravata, el golpe estaba programado para el díasiguiente. En cuestión de horas, los servicios del CESID y los de información de la Guardia Civil,dirigidos por Andrés Cassinello, tuvieron a punto un texto «confidencial», inequívoco y preciso, queTimón entregó en mano al presidente Suárez. Gutiérrez Mellado estaba en un viaje oficial por laregión militar de Sevilla. La operación fue yugulada a ras de tiempo.Tejero e Ynestrillas se sometieron a la justicia militar por el delito de «conspiración y proposiciónpara la rebelión militar». Presidía el consejo de guerra el general Juste Fernández. Pero el abogadodefensor de Tejero, José María Stampa Braun, avezado penalista de minutas nada baratas, consiguióque todo quedase en «simples charlas de café». A pesar de que su detención fue el 16 de noviembrede 1978, no hubo veredicto hasta el 8 de mayo de 1980. Las sentencias fueron mínimas: siete meses yun día para Tejero, y seis meses y un día para Ynestrillas. Las cumplieron en régimen atenuado dearresto domiciliario, y dos meses después obtuvieron la libertad provisional. Ninguno de ellosperdió su condición militar, incluso Ynestrillas fue posteriormente ascendido a comandante.Champán en la celebración.Años más tarde, no pocos de los procesados por el intento de golpe de Estado del 23-F, desde ungeneral Torres Rojas hasta un capitán Abad, reconocieron haber visitado a Tejero y a Ynestrillas enel escaso tiempo que estuvieron en la prisión militar de Alcalá de Henares.Pese a la investigación judicial que se practicó, Galaxia quedó como un secreto virgen bajo lasguerreras de estos dos militares: entre los organizadores, y por encima de Tejero, había un coronel.No se supo su identidad. Tampoco las de los oficiales que comprometieron sus apoyos. Era elblindaje protector del «espíritu de cuerpo» que funciona con fuerza entre los militares.Abortada la Operación Galaxia, el ministro de la Presidencia Otero Novas comentaba un día conAdolfo Suárez la posibilidad física de un asalto a La Moncloa, un palacete con escasa seguridad.Suárez le enseñó una pequeña pistola de bolsillo que tenía en su despacho. Y un encendedor desobremesa que en realidad era una pistola.—Si vienen a tomar La Moncloa o a llevárseme a mí, no creas que voy a levantar los brazos y adecir «me entrego». Yo planto cara a quien sea. O les disparo o me disparan; pero, si me sacan deaquí será contra mi voluntad y con los pies por delante. [46] Aunque la intentona de Galaxia era unabengala de alerta, no alteró la agenda del Rey ni la del presidente del Gobierno. Suárez habíavisitado al comandante comunista Fidel Castro, en Cuba. Y el Rey, al general golpista Jorge Videlaen Argentina. Ambos viajes fueron criticados por la clase política; pero no por los empresarios nipor los financieros españoles, que estaban al cabo de la calle del volumen comercial e inversor queEspaña mantenía con uno y otro país desde los tiempos de Franco, sin mirar sus ideologías. Luego elRey compensaba la estancia bonaerense con la visita a Dolores Rivas Cherif, viuda del presidenteAzaña, en su casa de México, o recibiendo a David Rockefeller en Mallorca.Infinitamente más difícil era compensar, o al menos balsamizar, la secuencia macabra de ETA y sustrallazos mortales: general Sánchez Ramos; teniente coronel Pérez Rodríguez; general Ortín Gil,gobernador de Madrid; teniente general Gómez Hortigüela, con sus ayudantes, los coroneles Ábalosy Laso..., cuyas honras fúnebres en los patios de armas se convertían en fieros motines militaresdonde los responsos eran interrumpidos por los gritos y los insultos al vicepresidente de la DefensaGutiérrez Mellado: asesino, traidor, mentiroso, espía, rojo, chaquetero, masón... Y en dos ocasiones

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