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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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—Cuando volvamos a tomar el té Wiggin y yo —concluyó Areilza—, le preguntaré simplemente«How much?» [31]Operación DédaloAreilza, por ser el jefe de la diplomacia, despachaba frecuentemente con el Rey. No siemprehablaban de cuestiones exteriores. De vez en cuando, Don Juan Carlos sacaba el tema de la renunciade Don Juan. Quería que fuese cuanto antes. Lo llamaban en clave Operación Dédalo. Habíanbarajado y descartado escenarios: las Cortes, el Palacio Real, El Escorial..., «aunque a mi padre legustaría ese lugar, de donde vienen los Austrias y los Borbones, las dinastías españolas». El Reyprefería que la renuncia se hiciera «como un pacto de familia, y sin ningún intermediario para elresultado final». Y en un sitio lo más parecido a ninguna parte, un gran navío militar fondeado enaguas territoriales españolas: el portaaviones Dédalo.Desde diciembre, Antonio Fontán viajó varias veces a Estoril llevando a Don Juan algunassugerencias concretas apuntadas por el Rey:—Solemnidad protocolaria del acto, para recibir yo de mi padre la investidura de legitimidad, lajefatura de la dinastía, de la Orden del Toisón de Oro y de la grandeza de España. El Conde deBarcelona podría conservar ese título soberano de modo vitalicio, es lo único que me ha pedido, contratamiento de Alteza Real, y ser almirante honorario de la Armada. Viviría en España, conresidencia y dotación presupuestaria, y en el protocolo oficial tendría el estatus de padre del Rey. [32]No tardaban en llegarle al Rey noticias indirectas de la reacción de su padre. El emisario solía serAntonio Fontán, y en alguna ocasión Joaquín Muñoz Peirats. Pero no era un asunto que lo hablase concualquiera.Don Juan estaba dispuesto a dar el paso definitivo y a que fuera pronto. Pero en los últimos díasrecibió tanto «empujón oficioso» que... se repuchó. No sólo se lo pidió doña María; también letelefonearon para lo mismo algunos miembros destacados de casas reinantes europeas. Don Juansuponía que todas esas insistencias las movía su propio hijo.A pesar de todo —era uno de los mensajes que llegó al Rey—, su decisión es firme en el sentidode ceder a Don Juan Carlos la investidura de la legitimidad. Y dentro de poco tiempo. Tiene yaredactado un borrador del documento, que ha cotejado con otros gestos parecidos habidos en susascendientes reyes, y espera que el acto sea público, breve, pero solemne.Y se apuntaba una pregunta de protocolo:¿Convendría que, una vez negociado el asunto, el Gobierno enviase a algún ministro a Estoril parapedirle oficialmente a Don Juan este último acto de generosidad y patriotismo? ¿O debe mantenersecomo «pacto de familia» sin intervenciones políticas oficiales?La prisa de Don Juan Carlos se debía a su deseo de hacer coincidir la renuncia de su padre con sufiesta de cumpleaños, el 5 de enero, y celebrarlo en el Palacio Real, en la recepción solemne de suprimera Pascua Militar como Rey.El último recado de Don Juan frenaba esas impaciencias dando la razón de su demora: «El Condede Barcelona piensa que el Rey debe comprometerse antes en un programa de reformas, quizá algoparecido al del “memorial Fraga”. Quiere ver que se inicia en serio una apertura democrática. Y esoes lo que podrá desencadenar la “operación renuncia”.» [33]

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