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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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El 3 de abril, Domingo de Ramos, comenzó la diáspora vacacional de Semana Santa. También losministros se ausentaron. Suárez les preguntó a algunos dónde pensaban estar, para que dejaran engabinete telegráfico sus datos de localización.El 5, Martes Santo, por orden de Suárez fueron convocados a una reunión urgente losvicepresidentes Gutiérrez Mellado y Osorio; Landelino Lavilla, ministro de Justicia; Ignacio GarcíaLópez, secretario general del Gobierno, ya no del Movimiento; y Rodolfo Martín Villa como titularde Gobernación.Martín Villa estaba con su familia en Extremadura, invitado por el ministro de Comercio, JoséLladó, en su finca Los Chiqueros, junto al embalse de Puerto Peña. Por la distancia y la prisa, pidióun helicóptero de la Guardia Civil de Badajoz que le llevó a Madrid. Landelino Lavilla estababastante más cerca, en Manzanares el Real.Ya en La Moncloa, Suárez les puso al corriente:—La Sala de lo Contencioso del Supremo nos ha devuelto el expediente sobre la legalización delPCE. Argumenta que no es competencia suya, sino del Gobierno. Pero esto nos ha retrasadoenormemente. Nos pillamos los dedos si no pisamos el acelerador, porque las elecciones del 15 dejunio hay que convocarlas dentro de diez días, el 15. Sesenta días justos. Los estatutos del PCEparecen en regla. Se nota que han hecho un esfuerzo interno, acallando a los prosoviéticos que tienendentro, y están dispuestos a pasar por el aro. Si el PCE no es admitido ahora, os puedo asegurar queno tendremos la fiesta en paz: ni las elecciones serán pacíficas, ni se considerarán libres, ni tendránel menor crédito democrático en el resto del mundo. Y los mismos comunistas se encargarán depropalarlo. Por todo esto, y porque es de justicia, la legalización ha de hacerse ya.—Pido la palabra. —Osorio había levantado su bolígrafo de oro—. Si el Supremo se lava lasmanos y nos deja, perdonad, con el culo al aire, necesitaremos un dictamen oficial, de peso, deautoridad, que respalde la decisión del Gobierno. ¿Razón? Si el día 11, al recibir los estatutos delPCE, los remitimos al Supremo porque presumíamos una posible ilicitud penal, ¿cómo justificamosahora que de la noche a la mañana ha desaparecido esa presunción? Si tuviéramos otro aval jurídicoinstitucional afirmando que no hay nada contrario a la ley en esos estatutos, o un dictamen positivodel Consejo de Estado, los militares aun tapándose las narices acatarían la legalización. Por sentidode la disciplina, la acatarían. Conozco el paño, soy coronel jurídico del Aire.—Desde hace días, y por no andar improvisando —intervino Lavilla—, se ha pensado ya enremitir el expediente a la Junta de Fiscales para que lo estudie. Es presumible un dictamen favorablea la inscripción del PCE en el Registro. Hablaré con el fiscal del Reino, Eleuterio GonzálezZapatero, y a ver si puede ponerlos a trabajar hoy mismo, y a su palabra nos atendremos. En estecaso, el recurso al fiscal es la vía correcta para el Gobierno y un aval de peso, como tú dices,Alfonso.—¿Cuánto estimas que puedan tardar? —preguntó Suárez.—Si se les dice que con tampón de urgencia, en un par de días lo pueden tener listo. Es un textobreve. [125]—¡Cuidado, no nos juguemos la Corona! —Osorio, más que poner pegas, quería seguridades—. Atodo esto, ¿qué opina el Rey?—Está de acuerdo, porque cree que no hay otra solución —respondió Suárez con algo desequedad. [126]El presidente pidió a algunos de los reunidos que permanecieran en Madrid «a la espera mientrasesto se encarrila, y cada uno atento a su propia responsabilidad».Al teniente general Gutiérrez Mellado le dijo de modo taxativo: «Manolo, quiero que te encargues

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