13.07.2015 Views

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

los capitostes de KIO... Un socialista amigo de la beautiful people. O de los simplemente ricos. EnPanamá, huésped de Torrijos, el militante González se divirtió, se olvidó de todo, recobró fuerzas.Al volver, tendría que ganar una batallita. Y una guerra. La batallita del PSOE estaba lubricada yfinanciada, sin que él moviera un dedo. En septiembre fue reelegido secretario general por mayoríaarrasadora: el partido aceptó sin discusión el socialismo democrático y abjuró de los postuladosmarxistas.La guerra sería más bien una cacería. Cacería de un hombre: Adolfo Suárez. Un safari a tiro hecho,en los suburbios del poder.Los Borbones borboneanEl rotativo alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung del 14 de junio de 1979 se hacía eco de unasestimaciones políticas obtenidas «en los círculos que rodean al rey Juan Carlos I» y corroboradaspor personas próximas a Don Juan de Borbón. Siendo el Frankfurter Allgemeine un periódico serio,liberal conservador, independiente de partidos políticos, con buenas fuentes y muy acreditadoscorresponsales en España, no había por qué cuestionar la veracidad de la información. Otra cosa eraque pudiera e incluso debiera causar perplejidad. El diario alemán afirmaba que, no sólo políticosespañoles de peso, sino también el rey Juan Carlos y Don Juan de Borbón, a quien calificaba como«uno de sus más influyentes consejeros», se habían pronunciado «a favor de que finalizara elGobierno minoritario de Adolfo Suárez y que diera entrada a los socialistas en un gabinete decoalición presidido por Suárez».El Frankfurter completaba esta información dando noticia de una entrevista celebrada entre Suárezy Don Juan, y otra más extensa —«de varias horas»— entre Suárez y Felipe González, ambas paradiscutir el tema del Gobierno de coalición UCD-PSOE. Incluso entraba en detalles de lascondiciones cruzadas entre ellos: «Un acercamiento de los dos grandes partidos sería posible si seprodujeran las renuncias de Abril y de Guerra, dos políticos que cuentan con muchos enemigos en suspropias filas partidarias.»Nada decía de la postura de González respecto a Guerra, pero sí que, siendo la renuncia de Abrilel primer paso para esta reestructuración del gabinete, «Suárez parece dispuesto a prescindir de suvicepresidente segundo, Abril Martorell».Y reiteraba la información de fondo, como obtenida desde muy cerca del Rey o destilada por lapropia Zarzuela: «El Rey está muy preocupado por la crisis abierta en el PSOE y la dimisión deFelipe González como secretario general, ya que desea que los socialistas participen en elGobierno.»Hacía apenas dos meses que Adolfo Suárez había ganado las elecciones generales con mayoríaabsoluta. La preocupación del Rey, subrayada por el Frankfurter, además de denotar unaimpaciencia prematura, era una interferencia inconstitucional sin paliativos, pues el monarcapretendía, o al menos deseaba, torcer el reciente veredicto de las urnas; y unido a ello, el borboneode intervenir en alianzas o componendas entre partidos. Constitucionalmente, la hora regia pararecomendar coaliciones o pactos de legislatura entre las fuerzas políticas había pasado ya: el Reytuvo en su mano esa potestad durante la ronda de consultas con los líderes, inmediatamente despuésde las elecciones del 1 de marzo. Pero el resultado de la UCD era una mayoría tan clara que nonecesitaba socios ni apoyos para gobernar en solitario.Esa información, en la que además se traslucía un notorio interés del Rey en adelantar el acceso del

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!