13.07.2015 Views

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Estados Unidos y la Comunidad Europea; y como atención de orden menor, Latinoamérica y muydeterminados países árabes: Marruecos, Egipto, Jordania y la península Arábiga. Marcelino Orejaera un clásico: europeísta y atlantista. Su mayor audacia fue establecer relaciones con la UniónSoviética. Su frustración, no pedir el ingreso en la OTAN, porque Suárez se oponía. Y su sueñoinalcanzado, la recuperación de Gibraltar.Con la programación de Oreja, el Rey tenía una agenda desbordada de viajes de Estado que élhacía y de visitantes extranjeros que él recibía. Disfrutaba ejerciendo como Rey. Tenía más prestigioy atractivo que influencia real, pues España era una potencia media, intentando superar un bacheeconómico profundo, que tras cuarenta años de ostracismo empezaba a ser admitida en el exterior.Pero la figura del Rey abría puertas por sí misma. Su prestancia, su porte regio, su manejo hábil delos idiomas, su exquisito conocimiento de las reglas de protocolo, incluso de las más exóticas, sujuventud madura y su simpatía campechana en el plano corto hacían que cualquier viaje suyoresultara altamente rentable. Ganaba voluntades, abrochaba acuerdos para que sus ministrosgestionasen inversiones, contratas de obras públicas, abastecimiento de crudo o venta de equiposbélicos de marca española. «Es una matada de kilómetros y de comer dátiles, cuscús, ojos decordero y todas esas gorrinadas que nos ponen —solía decía al ministro de jornada que leacompañaba—; pero yo disfruto, porque veo que estoy ayudando y me siento útil.» Su misión no era,por ejemplo, venderle a Saddam Hussein varias partidas de vagones Talgo, pero entre dátil y dátil selas vendía. Ni desatascar un permiso para tránsito de cítricos o un contencioso pesquero conMarruecos, pero si los ministros de Exteriores, de Transportes y de Agricultura y Pesca de ambospaíses habían llegado a un punto intransigente de bloqueo, a Don Juan Carlos no le importabalevantarse de la cama y, de madrugada y en pijama, llamar al Palacio Real de Rabat, hablar con sutambién somnoliento «hermano» Hassan II, y que aquello se desbloquease. [81]Vino Arafat y el Rey se quitó de en medioLa diplomacia diseñada en La Moncloa la desarrollaba Adolfo Suárez en primera persona. Nopretendía eclipsar al Rey ni provocar interferencias, pero Suárez apuntaba a mundos diferentes.Cabría decir que eran «sus picas en Flandes» o su aventurerismo rompedor. En 1978, viajó a LaHabana para invitar a Fidel Castro a visitar España. Fue el primer presidente europeo que tomósemejante iniciativa. Sorprendió, extrañó, fue criticado. Sin embargo, amarrar una buena relaciónpersonal con el comandante Castro tenía su interés político y económico. España era el mayor paísinversor en Cuba.Al año siguiente, en septiembre de 1979, otro gesto diplomático insólito en un país como España,tradicionalmente aliado y dependiente de Estados Unidos: envió en nombre del Gobierno a unobservador a la VI Cumbre de Países No Alineados que ese año se celebraba en La Habana y reuníaa ciento diecisiete Estados miembros de Iberoamérica, África y Asia, más diversas organizaciones ypaíses observadores. Marcelino Oreja se opuso y se negó a asistir. Y como, en la clausura de lacumbre, Fidel Castro celebró la presencia de la delegación española diciendo que eso abría «laesperanza de que Madrid pudiese desarrollar relaciones amistosas y útiles con todos los pueblos delmundo, sin dejarse arrastrar por la alianza «ofensiva» de la OTAN», Oreja respondió sin demora conuna dura nota de protesta para que nadie interpretase que en España había dos políticascontrapuestas.Muy pocos días después, el presidente Suárez volvía a dar el campanazo recibiendo con honores

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!