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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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acción masiva, encauzarla él. En ese punto, me decía que el prestigio de Milans y el que yo pudieratener podrían servirle de apoyo para reconducirla a sus debidos cauces.Yo estuve bastante en contacto con el general Milans del Bosch, destinado en Valencia. Milans mepidió que informase al Rey del estado de ánimo militar que allí se palpaba, y le advirtiera de lo quepodría pasar. Así lo hice. Yo iba contándole al Rey con todo detalle mis reuniones con Milans. Lehablé también de los contactos que tuve con otros militares y políticos. Ése era mi papel: serreceptor, enterarme y oír para contárselo al Rey. [63]El general había expuesto al monarca un escenario catastrofista en el que se avistaba un alzamientomilitar encabezado por tenientes generales. La estrategia que él expuso allí aquella tarde fuecortocircuitar o detener el golpe en ciernes, a base de una transacción con Milans: lo que iba mal enEspaña se resolvería con un golpe de timón, sin cuartelazo, reconduciendo a sus cauces lo queestuviera desmadrado, empezando por el excesivo poder de los partidos, los sindicatos y lasautonomías; se harían cambios en la Constitución; se tomarían medidas «muy duras» contra elterrorismo; se daría un cambio de ciento ochenta grados a la orientación de nuestra política exterior,etc. Y todo eso se haría desde un Gobierno fuerte, por pasos contados y con cambios de peonesimportantes.El Rey, al oír ese «menú» de cambios tan tremendos, lo único que autoriza a Armada es que avancea Milans que Armada irá destinado a Madrid, junto a Gabeiras. Después se produciría la caída deSuárez, por dimisión voluntaria o por moción de censura. Otro peón que desaparecería de la escenasería Gutiérrez Mellado... Cambiaría la JUJEM. Incluso el propio Milans podría volver a Madrid ypresidir la nueva. Ésa era la baraja de naipes con que Armada podría hacer malabares ante Milans.Luego, el Rey y Armada se fueron a cenar a casa de Rafael Cavero, excelente gourmet y hermanodel ministro Íñigo. Un tipo peculiar, simpático, que coleccionaba papás noel de todos los tamaños yal llegar las Navidades los distribuía por toda la casa. Acabada la cena, Armada regresó a Lleidapara llegar al término de la cabalgata de los Reyes Magos, que tenía su colofón en el GobiernoMilitar.Sabino Fernández Campo no estaba en Baqueira, pero a los pocos días el Rey le contó lo queArmada y él habían hablado junto a la chimenea del refugio de La Pleta, y las misiones que le habíaencomendado para detener a Milans, Torres Rojas, Tejero y los demás levantiscos.Él mismo comentaría veinticinco años después:Armada jugaba con el malestar de los militares, e informó al Rey con ciertos tonos alarmistassobre un cuadro de intentonas que estaban cociéndose, y de la casi inevitabilidad de un golpe duroque asestarían los generales en el mes de mayo.Sí, es posible que aquella tarde o noche en Baqueira Armada hubiese hablado con los Reyes de laconveniencia y de la posibilidad de dar un golpe de timón, una corrección del rumbo político, parareconducir el calamitoso estado de las cosas de aquel tiempo; adelantarse al golpe duro que alparecer estaba en máquinas.Entonces estaba en marcha la idea de la moción de censura contra Suárez, pero no con FelipeGonzález, sino con Armada como candidato. Era la operación a la que el Rey daba oídos y consentíacomo solución extraordinaria, pero constitucional. Iba a ser así. Con ello se detendrían los planesgolpistas fuertes de otros militares, entre ellos Milans del Bosch y Tejero.El Rey, a Armada, le dio alas. Debió de parecerle bueno y ajustado a la norma constitucional elplan del general y su moción de censura «constructiva». Además de emanar del Parlamento, y no de

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