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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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circunstanciales: si fue el 23 o el 24 de enero; si cenando, almorzando o en una reunión informativa.La primera, muy detallada y dramática, con algún ingrediente rocambolesco, la publicó en 1982Antonio Izquierdo, director de El Alcázar. Otra fue narrada por el teniente general Merry Gordon —presente en la escena: él sacó la pistola— y recogida por personas de su entorno, que la dieron aconocer través de Internet. En noviembre de 2013 aún permanecía accesible en la Red, en la websitededicada al teniente general Pedro Merry Gordon. La tercera versión es la que el propio AdolfoSuárez refirió al cardenal Vicente Enrique y Tarancón, en días muy próximos al suceso.Transcurridos unos años, el cardenal la relató durante una tertulia coloquio sobre la Transición, conestudiantes de la residencia Azorín que dirigía Manuel Unciti, periodista y sacerdote de las MisionesPontificias, en un chalé de la calle Rosa Jardón de Madrid. Ésta fue la que publicó Abel Hernándezen su libro El quinto poder, Temas de Hoy, Madrid, 1995. Recientemente, el 26 de octubre de 2013,Abel Hernández confirmó a la autora la autenticidad del relato que el cardenal Tarancón habíarecibido de Adolfo Suárez, en charla amistosa personal: «Y aún conservo la transcripción con pelosy señales del relato del cardenal Tarancón, que en su día me envió por fax, lo que usábamos antes dele-mail, el padre Manuel Unciti, director de la residencia y testigo de la tertulia del cardenal.»Por otra parte, la autora recabó información sobre el doble episodio, la montería interrumpida y lavisita intempestiva de generales en La Zarzuela, buscando fuentes que lo hubiesen sabidodirectamente por el Rey o por Suárez. Y obtuvo el minucioso relato que Adolfo Suárez hizo a JaimeLamo de Espinosa, responsable —como ministro de Agricultura— del Icona y del coto de LugarNuevo cuando ocurrieron los hechos. «Suárez me contó sin prisas y deteniéndose en el pormenor, laescena en Zarzuela con el Rey, y a solas con los generales», dijo Lamo de Espinosa a la autora. Yagregó que tenía «otras dos fuentes absolutamente incontestables» que reafirmaron el hecho.Conversaciones con Jaime Lamo de Espinosa los días 9 de diciembre de 2005 y 6 de marzo de 2006,en su despacho de Paseo de Moret 7, de Madrid.Confirmó también el episodio, tanto en lo referente al escenario de la montería y la marchaintempestiva del Rey en helicóptero, como en lo relativo a la inesperada visita de los generales en LaZarzuela, Paddy Gómez-Acebo, que lo escuchó directamente del Rey, su amigo y concuñado. Gómez-Acebo concluía así su evocación, hablando con la autora: «El Rey introduce a Suárez en lahabitación donde esperan los generales. Cierra la puerta y él se queda fuera. ¿No es eso unaencerrona en toda regla? En mi opinión, Suárez sale de ahí moralmente dimitido, y no por losgenerales, sino por la actitud del Rey.» Conversación con Ignacio Gómez-Acebo en su despacho delas Torres KIO, en diciembre de 2005.Acerca de la montería en Lugar Nuevo, con todos sus pormenores logísticos, hasta el avisotelefónico y la partida urgente del Rey en helicóptero, informó a la autora el director general delIcona José Lara Alén, que organizó la montería y fue testigo de la llamada desde La Zarzuela y lamarcha del Rey.Finalmente, sobre la visita inesperada de los generales a La Zarzuela, la autora habló también conAdolfo Suárez Illana. A partir de cierto momento, su padre le contó cómo fueron, de verdad, losepisodios más controvertidos de su actividad política y cómo se portó cada personaje mientras élprotagonizaba la vida pública española: «Tú, Pilar, has conocido a mi padre. Y sabes cómoreaccionaba él ante una presión de ese tipo... Él no se quedaba reunido con unos jefes militares a losque no había convocado, ni para escucharlos, ni para nada. “Yo hablo con el Rey —decía—; y siestos generales quieren decirme algo, que pidan audiencia, y se les dará día y hora en mi despachode Presidencia del Gobierno.”»14. Melià, Así cayó..., ob. cit., p. 23.

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