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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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todos o es arbitrismo.He legalizado el Partido Comunista porque en estos momentos me parece clave desde el punto devista nacional y desde el internacional. Pero, ante todo, porque es de justicia que nos olvidemos delos traumas de la guerra civil; y que el Partido Comunista, inmerso en un Estado democrático, tengala oportunidad de jugar el papel que le corresponda según los votos que obtenga en las elecciones.Hubiera sido una injusticia tremenda dejarlos fuera del sistema democrático. Una injusticiapolítica, legal y moral. Y la antinomia reformaruptura no podría solventarse en paz. Si vis pacem...«Si quieres la paz», ésa es la premisa. Si no, volveríamos a romper y a dividir España en... no sécuántas partes. Subsistirían ¿durante cuántos años más? Las viejas heridas, los rencores, los odios...Los vencedores de la guerra seguirían negando el pan y la sal a los vencidos. Los vencidos seguiríanreivindicando unos juicios depuradores y una petición de cuentas. ¡Intolerable! Me niego. Creo,sinceramente lo creo, que estamos en el momento de zanjar todo eso, evitando una nueva rupturaradical. [151]Fue un ejercicio inútil. Adolfo Suárez hablaba mirando al futuro. Los generales se habían detenidoen el pasado. Desde aquel momento, Suárez supo que él, su persona, era ya otra bestia negra en ladiana de los veteranos militares.El diario de Ana María Montes recogía estas anotaciones de Armero, su marido:A las diez me llama el presidente. Ha tenido que negociar con los militares hasta las cinco de lamañana. A pesar de la calma, la situación es peligrosa. Él no se ha acostado y está muy preocupado.Me dice que pida al PCE la máxima prudencia y que trate de evitar reacciones contrarias.Le preocupan especialmente los lugares de departamentos marítimos; supongo que hay algoespecial promovido por la Marina.Hablamos del viaje de Santiago Carrillo de París a Madrid. Adolfo me dice claramente que haypeligro de atentado contra la persona de S. C. Que no venga en tren y que arreglen un cambio en lahora y lugar de llegada, para que sean distintos de los que la radio y la prensa anuncian. Se preparandos billetes vuelo París-Barcelona a nombre de[l señor y la señora] Solares, pero Pilar Brabo medice que ya no da tiempo de cambiar el viaje.El presidente decide que un coche o una furgoneta de Iberia los esperará en Barajas, al pie delavión que llega a las diez de la noche de París, y sacarán a Carrillo y a su mujer por otra puertalateral del aeropuerto donde no hay gente ni periodistas.Noche, muy tarde, hablo con el presidente. Le informo de que todo ha salido bien. Él dice que «lascosas están muy difíciles, muy difíciles, pues una parte de los militares —la Marina— no acaba deceder». [152]Los generales exigen al Rey que repudie a SuárezEn los días siguientes, 12 y 13 de abril, continuaron las reuniones entre los militares de máximorango.El capitán general de la I Región, Federico Gómez de Salazar, convocó en Capitanía General a losmandos de sus unidades para conocer sus opiniones sobre los hechos. Se expresaron concontundencia. Pedían «por pundonor, la dimisión del ministro del Ejército». Varios dijeron: «Se nosha traicionado y no podemos ser leales a este Gobierno.» Se criticó ásperamente «toda esta políticade reformas, que está tirando abajo el sistema anterior». Se señaló «para más inri, el terrorismo deETA». Una voz sonora fue la de Jaime Milans del Bosch, jefe de la Acorazada Brunete: «El señor

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