13.07.2015 Views

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

suelos... Eso se ha grabado en las retinas de todos los españoles, ¡y no se puede admitir! El pobreGuti, un anciano, cuatro huesos, ¡y cómo les plantó cara! Antes de que nos separasen me dijo: «Teníaque resistirme, aunque me asaran a tiros, porque si estos bestias me tiran al suelo, no caigo sólo yo,cae la dignidad del Ejército español, que es lo que hoy represento yo aquí.» Y el otro, en cambio, agatas debajo del escaño...»Yo ya había cortado amarras con todo esto, hastiado de la baja política, y estaba ilusionándomecon mi nueva vida privada, pero esta noche he visto claro cuál es mi deber, ¡ojo!, no mi deseo y nomi ambición: debo seguir al frente del Gobierno; así que quiero revocar mi dimisión. Traigo unestudio jurídico-constitucional del proceso...Saco el folio del bolsillo y lo despliego; pero ni se lo doy ni se lo leo, me basta ver su cara desorpresa, de contrariedad, de que no quiere... Ya se había librado de mí, y ahora voy y «resucito» acontrapelo. No me importa, sigo hablando:—Como presidente del Gobierno en funciones, he convocado al Consejo de Ministros. Mepropongo formar un Gobierno de unidad nacional o de coalición con el PSOE, y ya he enviado unmensaje a Felipe González. Presentaré mi candidatura ante el Congreso de los Diputados. ¿Tareas?Capear y tomarle bien las medidas al temporal, de modo que nunca más se repita; sacar el país delatasco económico; y en un plazo de noventa días convocar elecciones generales. En ese momento,tendrás que decretar la disolución de las Cámaras... Pero, antes que nada, como previo irrenunciable,poner al Ejército en su sitio de una pajolera vez. No son un poder, son unos funcionarios con unaestructura de mando, una disciplina y unas armas entregadas por el pueblo, ¡y ellos se creen que esasarmas son suyas! Tiene que entrarles en la mollera que se les prestan unas armas, numeradas porcierto, para que nos protejan y para que defiendan la Constitución, no para que zarandeen alvicepresidente del Gobierno, ni para que entren insultando y a tiros en el Parlamento, ni para queatemoricen a una ciudad con los tanques por las calles... ¡Y todo, en nombre del Rey, que ésa es otra!Te anuncio que pienso hacer depuraciones en el Ejército, sin ánimo de represalia, pero sin miedo,¡ningún miedo!, llegando hasta donde haya que llegar.—¿Me estás amenazando, so cabrón? ¿Te atreves a hablarme de responsabilidades a mí? ¡¿Tú... amí?! Mira, ni tú puedes retirar ya la dimisión, ni yo voy a echarme atrás en la propuesta de Leopoldo.Le he designado y no pienso dejarle en la cuneta. El candidato es él y no hay más que hablar. Tieneque tirar p’alante. Además, tú no puedes seguir gobernando en España. ¡No puedes! ¡No te respaldanadie, no tienes a nadie! ¿Todavía no te has enterado de que es a ti a quien le han dado el golpe? A ti,a tu política o a tu falta de política, a tu pésima gestión... ¿Responsabilidades? ¡Tú eres el auténticoresponsable de que hayamos llegado a esto! ¡Tú nos has acarreado esta situación!El Rey ha ido alzando la voz, que normalmente es grave, pero esa mañana le sale aguda, variostonos por encima de lo normal. Dicen que eso es de tensión nerviosa. Y puede ser, porque ni él ni yohemos dormido desde el día 22, hemos pasado una tarde y una noche canutas, y estamos a mil. Antelos gritos del Rey, el perro se excita y se pone a ladrarnos a los dos, a él y a mí, a él y a mí, peroluego sólo a mí, encarado conmigo y cada vez más fiero. Suelto un par de tacos: «¡Coño, echa deaquí a este jodido animal!» El Rey lo sujeta. Bajamos las voces.—Creo que tienes en puertas un largo viaje, ¿no? —me dice, después de una pausa.—Sí, Estados Unidos de costa a costa. Y luego, Panamá y Contadora. Amparo y yo, con tresmatrimonios amigos.—Me alegro. Vete lejos y cuanto antes. Lo digo en serio. Si tú no abandonas España, y te empeñasen seguir llevando la batuta, yo tendría que plantearme... Esta misma noche, le he dicho a un tenientegeneral laureado que aquí no soy yo el que sobra: que, si no le gusta cómo van las cosas, que se

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!